13 May Senderos salvajes de Sudáfrica
Por Santiago Igarzábal
Trasladarse hasta los confines del continente africano para internarse por caminos que serpentean entre gigantescos hormigueros y asoleados pastizales es una experiencia única. La vida indómita, que vive y sobrevive ajena al hombre, ruge y brama recordando que el territorio en que se ha entrado pertenece a otro mundo, el salvaje. Por eso, la adrenalina incrementa las percepciones a cada minuto, aunque siempre se transite por caminos que conectan islas de confort y servicios erigidos tanto en forma de bungalows y cabañas como de lujosos lodges y resorts.
Debido a que se trata de un entorno desconocido, una vez que el equipaje queda instalado en la habitación, las salidas diarias (usualmente dos: a la madrugada y por la tarde) deben quedar en manos de guías experimentados que delinean los mejores circuitos para recorrer según la hora y la época del año. Los safaris generalmente duran tres horas y avanzan al paso de vehículos 4 x 4 con asientos para seis o nueve personas que parten en caravana y permanecen comunicados por radio para intercambiar información de lo que se avista desde las respectivas posiciones, maximizando así la detección de manadas o especies dignas de observar, entre las cuales se suman leones, leopardos, elefantes, búfalos, jirafas, cebras, monos y rinocerontes.
Especies privilegiadas
Aunque ofrecen sensaciones similares, estas experiencias cobran distintas características según las reservas naturales visitadas. Para repasar algunas de las principales alternativas, puede comenzarse por el sur, tomando como punto de partida la ciudad costera de Port Elizabeth, la cual centraliza el arribo a dos reservas que en los últimos años han ganado atractivo desde la región conocida como Eastern Cape: Addo Elephant y Mountain Zebra.
Situada en un bosque al pie de la cordillera Suurberg y a orillas del río Maitland, a 70 kilómetros de Port Elizabeth, la reserva Addo Elephant se abre entre paisajes únicos para albergar la mayor población de elefantes “addo”, una especie natural de estos bosques y en peligro de extinción durante varias décadas debido a que sus largos colmillos han sido los preferidos de los cazadores.
La geografía de la zona se extiende bajo una maraña de enredaderas y árboles de escasa estatura, capaz de dar sustento a un número de paquidermos tres veces superior al de cualquier otra reserva, lo cual le otorga el estatus de “área con mayor densidad de elefantes del mundo”. También pueden encontrarse felinos, rinocerontes, búfalos, cebras, jirafas y antílopes.
Así como el Addo tiene su origen y atractivo en la preservación de elefantes, más al norte aparece el Parque Nacional Mountain Zebra, creado para asegurar la supervivencia de la cebra de montaña, cuya piel también ha sido un trofeo codiciado por la caza furtiva. El área también concentra distintas especies de antílopes y más de 200 variedades de pájaros, y suelen avistarse leones y leopardos. Cubierta de pastos y bosques en las zonas más bajas, especialmente a lo largo del río Wilgerboom, esta reserva se despliega en una alta planicie ondulada, junto a algunos cordones montañosos que identifican sus paisajes. Cerca de la entrada principal no falta un restaurante y una tienda de artículos regionales, además de algunos chalets donde es posible pernoctar cómodamente.
Maravillas a lo grande
Para colocar la vista en el parque nacional Pilanesberg o en el más afamado de Sudáfrica, el Parque Kruger, un buen punto de llegada es el centro económico, financiero e industrial más importante del país: Johannesburgo.
Situado en el cráter de un inmenso volcán, extinguido hace millones de años, la gran diversidad de flora y fauna salvaje del Parque Nacional Pilanesberg ofrece la oportunidad de despertar con el maravilloso canto de los pájaros, sentir el rugir de los leones, divertirse con la incansable actividad de los monos u observar manadas de antílopes, cebras o jirafas llegando a fuentes de agua al amanecer. El paisaje también guarda sorpresas. Entre montañas, praderas, arroyos y lagos aparecen curiosas formaciones geológicas producto del origen volcánico de la zona.
Más conocido, el Parque Nacional Kruger es el más grande de Sudáfrica, y por eso es también centro de la mayoría de las propuestas de safaris sudafricanos que se ofrecen a los turistas.
En sus dos millones de hectáreas, cuenta con 147 diferentes mamíferos, 507 especies de pájaros, 114 de reptiles y 33 de anfibios conviviendo en un ecosistema de complejo equilibrio.
El Kruger, que puede visitarse todo el año, está formado en su mayor parte por una vegetación de sabana boscosa, excepto en las riveras de los ríos permanentes, que exhiben una selva más exuberante y también más riesgosa para el hombre.
EL CRONISTA