Luchador por siempre

Luchador por siempre

Por Juan Manuel Trenado
Miguel Ángel Romano, uno de los más reconocidos y prestigiosos periodistas deportivos especializados en básquetbol de nuestro país, redactor y columnista de LA NACION desde 1980, murió ayer, a los 57 años, tras soportar una prolongada enfermedad. Sus restos eran velados hasta las 10 en Casa Romagnoli (Güemes 1625), en la ciudad santafecina de Coronda, donde nació.
Si en este momento Miguel estuviera hablando conmigo sobre lo que voy a escribir, seguramente me habría indicado con severidad: “No vayas a empezar con toda esa melaza que termina empalagando”.
No es que jugara el papel del malo de la película, pero sentía que si un elogio desmedido ocultaba algo más no había posibilidades de crecer. Entonces, cuando veía algo que estaba mal, no le temblaba el pulso para ser tan duro en su opinión como creía que la situación lo merecía.
Eso le trajo problemas. En Atenas 2004, después del triunfo ante Serbia con el último e inolvidable tiro de Manu Ginóbili, escribió una columna muy crítica por lo que él consideraba algunos defectos estructurales del equipo. Tan duro fue que algunos jugadores se molestaron y le dijeron que no iban a darle más notas. Miguel estaba enojado. Fue a la Villa Olímpica a buscar a los jugadores para sostener su idea sobre lo que había escrito. Por supuesto, terminó hablando con casi todos. “Si los halagos son enormes cuando hacen cosas geniales, las críticas tienen que ser igual de intensas si están haciendo algo mal”, repetía.
El básquetbol es un deporte bastante abierto para la opinión. Y aunque no estuvieran de acuerdo, jugadores, técnicos y dirigentes podían pelearse con él, pero lo respetaban. Su última lucha fue con la Liga Nacional, pidiendo avances en las vías de difusión, mejoras en la infraestructura de los estadios, etc. Seguro y protector de su trabajo, no dudaba en hacer docencia sobre el respeto con el que debían ser tratados los periodistas. Más de una vez le indicó a algún joven cronista con acreditación y sentado en el piso para ver un partido que fuera a exigir una silla para trabajar.
Por eso apoyaba tanto el proyecto de Pepe Sánchez con Bahía Estudiantes. “Ése es el trabajo que tienen que empezar a hacer los clubes. El futuro de la Liga está ahí, hay que seguirlo a Pepe, hay que promocionarlo”, comentaba, apasionado.
En esa devoción por su deporte siempre pensó así. Creía que la Generación Dorada había logrado sus avances, entre otras cosas, por esa misma actitud de búsqueda de perfección, sin excusas y con un inconformismo permanente.
Lo que los jugadores no supieron nunca es que Romano estaba enamorado de la Generación Dorada. La historia que esta selección escribió cuadraba exactamente con la imaginaria proyección de su mundo perfecto. Los acompañó en Puerto Rico, Estados Unidos, Japón, Dominicana, España, China, Turquía.
Decía que su preferido, por actitud y disposición, era el Chapu Nocioni. Pero también lo emocionaban Scola, Oberto, Pepe Sánchez, Ginóbili… sobre Manu él escribió un libro, Dos veces 10. “Ya no sé qué decir de Ginóbili, hace todo bien y son todas loas. La gente no me va a creer”, decía intentando parecer preocupado, pero con una profunda admiración.
Esos jugadores lo hicieron vivir en un paraíso y se notaba especialmente en los viajes. En el último Preolímpico, en Mar del Plata 2011, ya estaba enfermo, pero tenía la actitud de siempre. Cuando podía, veía la jornada completa y, entre partido y partido, cuando el estadio explotaba con la música y los espectáculos intermedios, bailaba en las escaleras de la platea y se reía de las mascotas que animaban el show. Era feliz así, era su mundo.
En cualquier charla con él, sólo sus hijos, Estefanía y Salvador, aparecían entre las cosas que lo preocupaban más que el básquetbol. Y se colaban referencias de su Coronda natal, de Racing, de Colón.
En funciones era competitivo, celoso de su trabajo y cabrón. En una mesa después de la tarea diaria era una gran compañía, divertido y ocurrente. Era el periodista con mayor profundidad conceptual del juego, pero también sabía describir a los personajes con aspectos personales que hacían que sus notas fueran interesantes hasta para aquellos a los que no les gusta el básquetbol.
Durante siete años acompañó los primeros pasos, el desarrollo de la Liga Nacional como editor de la revista Solo Básquet. También trabajó en Crónica y actualmente era redactor de LA NACION. Cubrió siete mundiales desde España 1986 hasta Turquía 2010. Cinco finales de la NBA, siete Premundiales y siete Preolímpicos. Estuvo en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, Atenas 2004, Pekín 2008 y, pese a todo, se preparaba para Londres, soñaba con Londres 2012.

El recuerdo de la liga
Un minuto de silencio en la final Peñarol-Obras
Anoche, en el polideportivo de Mar del Plata, se jugaba el tercer encuentro de la serie final de la Liga Nacional de básquetbol entre Peñarol y Obras. Antes del partido, se realizó un minuto de silencio como homenaje a la trayectoria de Miguel Romano.

Twitter
“Triste por la muerte de Miguel Romano. Gran difusor y fana de nuestro deporte. Mis condolencias a toda su familia. Muy posiblemente el periodista con quien más hablé en mi carrera. Se extrañará no verlo cerca de la selección este año”
Manu Ginóbili – @manuginobili

“Mi más sentido pésame a la familia de Miguel, un gran laburante y amante de nuestro deporte”
Fabricio Oberto – @obricio7

“Triste noticia esta mañana la del fallecimiento de Miguel Romano. Tenía vocación y pasión por el básquet argentino. Hace dos años le escribí un mail, necesitaba su ayuda para un proyecto. Tardó en contestarme, días después me enteré de su enfermedad. Le volví a escribir y le dije que se olvide, lo solucionaba de otra manera y su respuesta fue «Nah, dame una semanita y vuelvo a la cancha». En todo este tiempo trabajó y no mostró ningún signo de estar enfermo o débil. Sin ese mail quizá nunca me hubiese enterado. Me quedo con esa pequeña historia para recordarlo. Saludos a su familia”
Luis Scola – @lscola4

“Falleció Miguel Romano. Una pérdida muy grande para el básquet argentino. Mis más sinceros respetos a su familia”
Andrés Nocioni – @soyelchapu

“Tristeza por la noticia del fallecimiento de Miguel Romano. Mis condolencias a su familia y mi eterno reconocimiento a un luchador”
Sergio Hernández – @ssergioh

“Muy apenado por la muerte de Miguel Romano, se va a extrañar mucho su ojo crítico sobre el básquet argentino”
Alejandro Montecchia – @alemontecchia

“Un sentido pésame a la familia de Miguel Romano. Una pena la pérdida de un apasionado periodista de básquetbol”
Juan Gutiérrez – @pipagutierrez
LA NACION