12 May La historia reflejada en un cuarto de hotel
Por Fernando Bello
Montana, Wyoming, Dakota del Sur, Colorado y Nuevo México no aparecen entre las primeras opciones de los viajeros que recorren los Estados Unidos, pero es en esta cadena de estados en donde se encuentra uno de los circuitos turísticos más interesantes del país.
Se trata de los Hoteles Históricos de las Rocallosas, las Rocky Mountains, la cadena montañosa más emblemática del país. Con un total de 16 miembros, este grupo de alojamientos especiales, elegantes o agrestes, decorados como un museo o restaurados con estilo, propone adentrarse en la historia de la colonización de estos estados del medio oeste, al tiempo que se exploran cañones, bosques, cerros nevados y desiertos impensados.
En los pocos casos en que es posible, la mejor manera de encarar este periplo es utilizando el mismo medio de transporte que le dio origen. Los hoteles que forman parte de la ruta nacieron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX para atender a los viajeros de los grandes trenes que en esas épocas eran las venas y arterias del crecimiento norteamericano. Muchas de esas formaciones ferroviarias ya no existen, pero en el caso del Izaak Walton Inn, ubicado en el extremo Norte de Montana, aún se puede arribar a bordo del tren Empire Builder que corre de Chicago a Seattle. El hotel data de 1939, cuando fue construido por el Great Northern Railroad. Levantado junto al Glacier National Park, el Izaak Walton está rodeado de bosques y se destaca por su estilo alpino. En el interior, el gran hogar a leña, los muebles de madera nativa y la memorabilia de los ’40 ayudan a transportarse en el tiempo. En invierno, el sitio suma a su interés histórico nada menos que 33 kilómetros de pistas para esquí de travesía que lo ubican ente los mejores hoteles del país para amantes de esta disciplina.
Al Sur del Izaak Walton, el Grand Union Hotel, el más antiguo de todo el estado, ya no es visitado por los trenes que le dieron origen. Construido en 1882, el hotel fue restaurado con gran acierto en 1999 y forma parte de la lista de Monumentos Históricos.
Apenas dos años antes y más al Sur, en Buffalo, Wyoming, se construía el Occidental Hotel. Con apenas 14 habitaciones, esta propiedad alojó en su larga historia a personajes como Butch Cassidy y su banda, Buffalo Bill, Teddy Roosevelt, el presidente Herbert Hoover y el escritor Ernest Hemingway. Su restaurante lleva el nombre de la novela The Virginian, de Owen Wister, que se hospedó allí por largas temporadas. Como en todos los casos, el hotel pasó por un proceso de restauración que aquí llevó casi una década. Cada rincón está decorado, pintado y poblado por elementos originales de la época, lo que le otorga una magia especial a este alojamiento elegido como el mejor hotel del Oeste.
También en Wyoming, pero en la ciudad de Cheyenne, existen dos miembros de la asociación de hoteles históricos. Se trata del Plains Hotel y de Nagle Warren Mansion. El primero es una gran propiedad con 130 habitaciones que fue construida en 1911 en la elegante High Plains. Aquí se reunían los grandes hacendados que manejaban la industria de la carne, justo en el corazón de la región ganadera más importante en aquellos años. Luego, durante décadas la propiedad languideció hasta que en 2003 se completó su renovación.
Como contrapartida, la vecina Nagle Warren Mansion es una casona victoriana en las afueras de Cheyenne. Sus 12 suites recrean el ambiente que reinaba en esta región, cuando Cheyenne era una ciudad de nuevos ricos y pretendía conseguir charme.
Continuando la ruta al Sur, en Denver, Colorado, otra mansión decimonónica llama la atención. Es el Castle Marne. Apenas nueve habitaciones conviven en esta casona, el ejemplo más ecléctico de arquitectura norteamericana.
Estos hoteles, y otros como el Delaware Hotel de Leadville, el Irma Hotel de Cody, o el Plaza Hotel de Las Vegas, cuentan una historia de opulencia, de desarrollo que tiene su contracara ambiental y social. Recorrer ambas es un modo de descubrir otros mundos, que tienen como escenario parques de la belleza de Yellowstone o el Glacier; desiertos como el de Moab, o grandes centros de esquí como el de Salt Lake City, Vail o Aspen. Clásica mixtura en los EE.UU. Todo lo que el viajero necesita y más, dispuesto en un show fácilmente disfrutable.
EL CRONISTA