17 May Adiós a un grande de las letras hispanas
El mundo perdió ayer a uno de los más grandes exponentes de las letras hispanas. El escritor y ensayista mexicano Carlos Fuentes, autor de La muerte de Artemio Cruz y ganador del Premio Cervantes, entre otros logros de una vida prolífica que lo situó entre los autores más descollantes de la llamada nueva novela latinoamericana, murió a los 83 años.
Aún queda fresca en la memoria su reciente participación, dos semanas atrás, en la 38a Feria del Libro de Buenos Aires, en la que brindó una clase magistral. Fueron 45 minutos de pie, sin tomar siquiera un vaso de agua, en los que expuso con claridad sus ideas ante un auditorio fascinado de 800 personas, que siguieron atentamente cada una de sus palabras. Fue una clase en la que expresó su preocupación por la degradación política en América latina, confesó que lee todos los años el Quijote como si fuera la primera vez y mencionó al escritor Juan Rulfo y a su novela Pedro Páramo como su herencia mexicana más inmediata.
Quizá por esa razón la noticia de su deceso, cuando eran ayer las primeras horas de la tarde en Buenos Aires, golpeó con fuerza en el mundo de las letras y la cultura.
El intelectual y escritor mexicano, que formó parte del boom latinoamericano de los años 60, murió en el Hospital Angeles del Pedregal, en el sur de la capital mexicana, tras haber sufrido, en su casa, durante la madrugada y de forma inesperada, “una hemorragia grave del tubo digestivo”, según informó Arturo Ballesteros, el médico que lo atendió.
“La literatura latinoamericana, por su diversidad, su tamaño y sobre todo su calidad, ya pertenece a la gran literatura mundial”, señaló durante una entrevista con LA NACION, el día anterior a su exposición en la Feria.
Durante esa entrevista dijo recordar “el fervor del público” de su visita anterior, una década atrás, y recordó su deslumbramiento por Buenos Aires, ciudad que conoció cuando tenía 15 años. Fuentes anunció además en esa oportunidad que en noviembre publicaría una nueva obra, titulada Federico en su balcón , sobre un diálogo imaginario entre Nietzsche y Dios.
Entre sus obras más significativas de una obra que alternó la ficción y el ensayo pueden citarse, por caso, Aura , de 1962; La muerte de Artemio Cruz , del mismo año; Terra Nostra (1975), o Gringo Viejo (1985). Desde que escribió La región más transparente , en 1958, Fuentes recibió las más prestigiosas distinciones de la literatura en castellano: el Premio Cervantes (1987), el Príncipe de Asturias (1994), el Biblioteca Breve (1967) y el Rómulo Gallegos (1977). Nunca ganó el Nobel de Literatura, aunque se lo mencionó como candidato durante años. Su última distinción fue el doctorado Honoris Causa de la Universidad de las Islas Baleares, España, anunciada apenas días atrás.
El eximio autor mexicano manifestó en una oportunidad sobre su obra que “había cosas que no podían decirse más que en español”, donde, según él, había una especie de tierra virgen para el escritor. Hijo de un diplomático mexicano, Fuentes nació el 11 de noviembre de 1928 en Panamá, pero pasó sus primeros años en Quito, Montevideo y Río de Janeiro. Hizo la primaria en los Estados Unidos, aunque nunca dejó de visitar México: ése era el lugar de sus vacaciones y también el país donde estaban sus raíces, algo que siempre le inculcó su padre.
Al conocerse la muerte, las reacciones en todo el mundo no tardaron en llegar. El presidente mexicano, Felipe Calderón, se refirió a su muerte en Twitter: “Lamento profundamente el fallecimiento de nuestro querido y admirado Carlos Fuentes, escritor y mexicano universal. Descanse en paz”. El director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, dijo que la muerte de Fuentes supone la pérdida de una figura irreemplazable. “Se van los grandes y no se ve en el horizonte quienes le sustituyan”, remató. En tanto, el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, expresó “su gran tristeza” por la muerte de un hombre que supo combinar lo mexicano con la dimensión universal del español. “Se nos ha ido uno de los grandes, no sólo como escritor sino como el gran profeta que fue del español como lengua de continuidad”, dijo.
Fuentes estuvo casado dos veces y tuvo tres hijos. La primera, Cecilia; lo sobrevive su esposa, la periodista mexicana Silvia Lemús, con quien se casó en segundas nupcias en los años 1970, unión de la que nacieron sus hijos Carlos Rafael, que padecía hemofilia y murió en 1999 a los 25 años, y Natasha que falleció años después, a los 32,por causas desconocidas.
Hoy se llevará a cabo un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, en el centro histórico de la Ciudad de México, una distinción que se otorga sólo a destacados personajes del ámbito cultural del país.