01 Apr Cómo el maquillaje hace que una mujer se vea más “competente”
Por Catherine Saint Louis
¿Desea más respeto, confianza y afecto por parte de sus compañeros de trabajo? Usar maquillaje aparentemente puede ayudar. Aumenta la percepción que la gente tiene de la simpatía de una mujer, de su capacidad y (con tal que no exagere) de su confiabilidad, afirma un reciente estudio. Todo esto confirma lo que es obvio: que los cosméticos acentúan la atracción de una mujer.
Desde hace mucho, se sabe que los rostros simétricos son considerados más atractivos y que la gente supone que las personas apuestas son inteligentes y buenas. Hay también alguna evidencia de que las mujeres se sienten más seguras cuando usan maquillaje, una especie de efecto placebo, afirmó Nancy Etcoff, principal autora del estudio y profesora de psicología clínica de la Universidad de Harvard. Pero hasta ahora ningún estudio había destacado que el maquillaje pudiera hacer que la gente dedujera que una mujer bien maquillada fuera capaz, confiable y amable.
El estudio fue financiado por Procter & Gamble -que posee líneas de maquillaje-, pero investigadores como Etcoff y otros de la Universidad de Boston y del Instituto del Cáncer Dana-Faber fueron los responsables de su diseño y ejecución.
Las 25 mujeres del estudio, de entre 20 y 50 años, blancas, afroamericanas e hispanas, fueron fotografiadas sin ningún cosmético y con tres maquillajes diferentes que los investigadores llamaron natural, profesional y glamoroso. Ciento cuarenta y nueve adultos juzgaron cada una de las fotos durante 250 milésimas de segundo, tiempo suficiente para realizar un juicio rápido. Luego, 119 adultos tuvieron un tiempo ilimitado para observar las mismas caras.
Los participantes juzgaron a las mujeres maquilladas con varias intensidades de contraste lumínico (palabras que expresan cuánto se destacan los labios y los ojos comparados con la piel) como más aceptables que las no maquilladas.
“Estoy un poco sorprendido de que esta relación se aplique, incluso, a la apariencia muy glamorosa”, afirmó Richard Russell, profesor de psicología del Gettysburg College. “Si traigo a mi mente una mujer altamente competente, digamos, Hillary Clinton, no pienso en mucho maquillaje. Pero ella está a menudo en escena, así que, según lo que sé, se debe maquillar mucho.”
El doble filo del glamour
Pero en el aspecto glamoroso no todas son rosas. “Si uno utiliza una apariencia glamorosa, debería saber que se ve muy atractiva” a primera vista, aseguró Etcoff, autora de La supervivencia de las más lindas, en el que sostuvo que buscar la belleza es tanto un imperativo biológico como cultural. Así como el atuendo para asistir a una reunión de trabajo es diferente del que uno se pondría para ir a un nightclub, así, se puede elegir el maquillaje estratégicamente de acuerdo con la agenda.
“Hay veces en que uno quiere dar una impresión poderosa de: «Yo soy la que manda acá», y las mujeres no deberían temer eso”, y usar un color de labios más profundo que podría verse brilloso y aumentar la luminosidad, dijo Sarah Vickery, otra de las autoras del estudio y científica de Procter & Gamble. “Otras veces, uno quiere dar un mensaje más equilibrado, de mayor colaboración.”
En ese caso, sugirió optar por tonos de labios que sean de claros a moderados en la saturación del color, dando contraste a la piel facial, pero que no sean brillosos.
Algunas mujeres no consideraron los hallazgos del estudio como un progreso. “No utilizo maquillaje ni quiero pasarme 20 minutos aplicándolo”, comentó Deborah Rhode, profesora de derecho de la Universidad de Stanford, que escribió La parcialidad de la belleza, en el que se detalla cómo la apariencia afecta injustificadamente a algunas trabajadoras. “La calidad de mi enseñanza no debería depender del color de mi lápiz de labios o de si uso o no máscara para las pestañas.”
Aseguró que no está en contra de la belleza, pero sí “contra nuestra preocupación y contra cómo los juicios sobre la atracción se convierten en sentencias sobre la competencia y el rendimiento laboral”.
Etcoff sostuvo que ha habido un cambio de ideas sobre el arreglo personal que incluye al maquillaje. “Hace 20 o 30 años si uno se arreglaba, era simplemente para agradar a los hombres o era algo que se hacía porque la sociedad lo exigía. Hoy las mujeres y feministas ven esto como una elección personal y que puede ser una herramienta efectiva.”
Vickery agregó que los cosméticos pueden cambiar significativamente la forma en que la gente lo ve a uno, hacer que la gente piense que uno es elegante o cálido y accesible en una primera impresión. Y agregó que la apariencia está bajo el control de cada mujer, mientras que hay tantas otras cosas que uno no puede controlar.
Daniel Hammermesh, profesor de economía de la Universidad de Texas, opinó que la conclusión de que las mujeres maquilladas son más simpáticas o socialmente más cooperativas tiene sentido porque “relacionamos el aspecto y el deseo de cuidarse con el de cuidar a los demás”.
Hammermesh, autor de La belleza rinde, aseguró que desearía que la gente bien parecida no fuera tratada de manera diferente, pero, agregó, él es realista. “Como cualquier otra cosa que la sociedad premia, la gente tomará ventaja de ello”, dijo del maquillaje. “Sería un mundo más justo si la belleza no fuera recompensada pero, lo es.”
LA NACION