25 Mar Santa Fe, cuna del jogo bonito
Por Gustavo Veiga
Corinthians es el más argentino de los clubes brasileños. Ancló en Santa Fe, espera que la AFA le permita usar su nombre en la Liga de esa provincia y quiere llevarse a San Pablo los mejores retoños de nuestro semillero inagotable. La idea parece extraña, pero es posible gracias a un grupo de jugadores retirados y activos que unieron sus voluntades detrás de un proyecto. Roberto Trotta, Horacio Ameli, Gabriel Amato y Carlos Mazzoni (todos ex), más el aporte de Ariel Garcé y Adrián González que todavía juegan, crearon lo que por ahora se llama Sport Club Corinthians Santa Fe. Ellos mismos explican de qué se trata en la página web del emprendimiento: “Nuestro objetivo es dar mayor valor a la calificada materia prima, maximizando el valor y la imagen de nuestros jugadores”. No son los precursores del negocio, pero tienen sus ambiciones. Dos hermanos famosos, surgidos de Argentinos Juniors y Estudiantes en la década del ’80, les señalaron el camino. Carlos Javier y Carlos Patricio fundaron el Deportivo Mac Allister en La Pampa con fines parecidos en 1998. Los socios del Timao santafesino no llegaron a tanto. Ninguno le puso su apellido al club que soñaron.
Bajo el lema “enseñamos de cerca para que lleguen más lejos”, el 26 de julio de 2005 nacía el Santa Fe Fútbol Club, germen de lo que hoy es la simbiótica relación con Corinthians. La idea de promover talentos desde otro lugar, llámese empresa privada, escuelita de fútbol, un club familiar o uno que todavía carece de nombre definitivo, va más allá de las intrigas que despierta. El juego-negocio transformado en una gran manufactura apunta a que los grandes clubes del mundo, y no sólo los que integran la élite europea, se nutran de “calificada materia prima”, como la describe en su comunicación institucional la entidad santafesina. “Nos diferenciamos y caracterizamos por nuestra seriedad y sistematicidad avalada por la experiencia y el conocimiento de la actividad futbolística”, agregan los socios fundadores.
Esteban Kreig, ex representante de jugadores, es el presidente del club que espera la bendición de la AFA. Explica que el convenio “contempla que el Corinthians aporte personas que vengan a instruir técnicos y que tengan prioridad para observar jugadores. El acuerdo también implica el desarrollo de la marca de nuestro club en el país y en nuestra ciudad”, dijo a LT 10 de Santa Fe. En la asesoría letrada de la asociación del fútbol confirmaron a Página/12 que ingresó un pedido para tratar el tema del nombre. Esta aspiración sufrió un primer revés cuando se reunieron los dirigentes de la Liga Santafesina a fines de enero.
En un comunicado informaron que “la mayoría de los delegados que representan a los clubes en el Consejo Directivo de la Liga Santafesina de Fútbol expresan, independientemente de lo que dictamine AFA, su oposición a permitir el ingreso de un club extranjero, Corinthians, en reemplazo de Santa Fe Fútbol Club dentro de la jurisdicción de nuestra Liga Santafesina y con el consiguiente cambio de nombre”. Kreig refuta el contenido y comentó que el presidente de la Liga, Carlos Lanzaro, lo acompañó en cada paso que dio para aprobar el convenio y la modificación del nombre ante la AFA. Los actuales colores rojo y azul del equipo también pasarían a ser el blanco y el negro del Corinthians. Acaso esto no signifique un problema en una institución tan joven, habida cuenta de cómo mudan de colores equipos con mucha más historia. Lo hacen por el afán de vender miles de camisetas, embretados en un marketing que nunca descansa.
El emprendimiento de Trotta, Amato y compañía se jacta de los jugadores que les cedieron a otros clubes: Boca, Independiente, Estudiantes, Banfield, Newell’s, Colón, Belgrano, Unión y Arsenal en Primera División; Quilmes e Independiente Rivadavia en la B Nacional son los ejemplos que mencionan en su página www.santafefutbolclub.com.ar. El dato curioso de la nómina es que, entre tantos pibes con edad de divisiones inferiores, aparece como propio el arquero Jorge Manduca, de 32 años, transferido al Coquimbo Unido de Chile.
Si el Sport Club Corinthians Santa Fe puede mantener un predio de siete hectáreas con ocho canchas de fútbol que tienen medidas FIFA, modernos vestuarios, oficinas, consultorios, un gimnasio, una sala de prensa y hasta cabinas de transmisión, en alguna medida se debe a su respetable cantidad de sponsors. Empresas como el Grupo Sancor, Umbro, el Banco Hipotecario, Villa del Sur y Sinteplast le brindan diferentes apoyos.
Cada cosa parece colocada en su sitio en este infrecuente proyecto, a no ser por el nombre que todavía requiere de aprobación. A los pibes que se acercan se les ofrece ingresar a un plan de ocho años, entre los 10 y los 18, con un previo paso por el fútbol infantil desde los cuatro. Algunos de estos chicos ya están en Brasil, adonde llegaron para probarse y ser cedidos a clubes subsidiarios del Timao como el Flamengo de Guarulhos, en la serie A-3 del Campeonato Paulista. Santa Fe Fútbol Club o Sport Club Corinthians Santa Fe, cualquiera sea su nombre, tiene fichados unos 250 jugadores. Los mayores juegan en la Liga local.
Conocedores del terreno en que se movían, los fundadores del club eligieron Santa Fe como sede por tres razones: una población que posee un biotipo ideal para la práctica del deporte, una cultura futbolera de tradición y con alta competencia local y la comprobada estadística de que el 80 por ciento de los jugadores argentinos surgen de la zona centro del país, principalmente de la provincia de Santa Fe. No parecen improvisados, ni que invirtieron poco dinero en este proyecto. Pero sólo les falta ponerle el moño: tienen que conseguir rebautizar a su criatura. El tema está en manos de los abogados de la AFA. Si el caso hubiera sido al revés, ¿qué pensarían en Brasil si un grupo de jugadores se une, funda un club e intenta ponerle de nombre Sport Boca Juniors Río de Janeiro o River Plate Paulista? Sería tan extraño como ver jugar a nuestro Corinthians criollo en los campeonatos de acá. En asuntos futbolísticos no hay Mercosur que valga.
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