15 Mar Playas y ecoturismo en Itacaré
Por Santiago Igarzábal
Hasta 1998, el difícil acceso por unos 70 kilómetros de ruta de tierra mantuvo a Itacaré aislada. Era un destino para pocos, un paraíso visitado por algunos amantes del ecoturismo y, especialmente, por surfistas que no dudaban en llegar hasta aquí para disfrutar de las excepcionales olas que bañaban algunas de sus playas. Pero en la última década, tras la construcción de la ruta que la une con Ilhéus, esta pequeña ciudad ha ganado atractivo de la mano de nuevos hoteles, posadas y restaurantes, conservando a la vez la mística de su naturaleza agreste.
Ubicada al sur del estado de Bahía, Itacaré hoy invita a adentrarse en caminatas por playas de-siertas, realizar tranquilos paseos en canoa por los manglares del río Contas, tomar excursiones entre selvas y cascadas, o entrar en acción con deportes como rafting, parapente y surf.
La extensa ribera de este destino abarca arenas para todos los gustos hilvanándose junto a colinas cubiertas por vegetación y coqueiros. Las playas localizadas cerca de la ciudad son las más frecuentadas y poseen buena infraestructura turística. Las más alejadas son desiertas y surgen como paraísos escondidos, aunque pocas tienen acceso para autos.
Variantes de arena
Para comenzar puede destacarse la playa de São José, ubicada en un área de protección ambiental, dentro del complejo ecoturístico Villas de São José. Aquí hay hoteles y residencias de buen nivel y restaurantes con cocina internacional. Es el punto más exclusivo: los huéspedes de los hoteles tienen acceso libre a la playa, pero los visitantes sólo tienen acceso abonando una entrada que permite visitar el complejo.
Para los amantes del surf, en tanto, el sitio indicado es playa Tiririca. Estas costas son consideradas las mejores de Bahía a la hora de buscar grandes olas. La denominada “ola rápida” de Tiririca permite practicar las más osadas destrezas del surf durante todo el año, y es aquí donde se realizan los principales eventos organizados por la Asociación de Surf de Itacaré. No faltan posadas para hospedarse.
Para enlazar turismo aventura y naturaleza agreste puede optarse por una excursión hacia Prainha, que bien puede considerarse la más bella de la zona y, para muchos, del país. De hecho este lugar es la principal postal de Itacaré, mostrando una ensenada que tiene una forma absolutamente simétrica, con dos montes verdes al norte y al sur de la playa, y un bellísimo coqueiral junto a la arena. Frecuentada por surfistas, no ofrece ninguna infraestructura, apenas una barraca que vende agua de coco. Para llegar, el acceso se hace a pié por un sendero que se interna en la selva a lo largo de unos 40 minutos de caminata. Es recomendable ir acompañado por un guía. Varias agencias de Itacaré organizan paseos guiados.
Pequeña y escondida, Siriaco es tal vez la playa más secreta, aunque está a sólo unos 15 minutos de caminata por una senda que sale de la Playa Ribeira. El recorrido puede tornarse difícil por la densa vegetación que rodea cada paso, pero al llegar la tranquilidad está garantizada en una pequeña bahía con arena y muchas piedras.
Por último, como contraste a la intimidad de Siriaco aparece Itacarezinho, una playa que -a pesar del diminutivo de su nombre- es inmensa. Se accede en auto, a unos 15 kilómetros al sur de Itacaré. El sector norte es también llamado Camboinha. Con 3,5 kilómetros de extensión y muchos coqueiros, Itacarezinho tiene buenas olas para surfear, es punto de desove de tortugas marinas, y en la punta norte suma una cascada de agua dulce que desciende de la selva y cae directamente en la arena. Aquí puede contarse con buenos servicios de hotel, bar y restaurante.
Lujos de resort
Para disfrutar de la naturaleza de Itacaré sin perder de vista las comodidades de los servicios para el turismo, Praia de São José ofrece un complejo único en medio de un verdadero parque ecoturístico dedicado a la preservación de la fauna y la flora de la zona. El Itacaré Eco Resort, emplazado en lo que fuera una antigua haciendo dedicada a la producción de cacao, reúne 24 habitaciones espaciosas con un balcón privado donde no falta una hamaca o reposera, sumando prestaciones como sauna, sala de masajes, gimnasio, sala de estar, mesas de juegos y piscina.
EL CRONISTA