Al rescate de los luchadores

Al rescate de los luchadores


Por Fernando Castro Nevares
¿Quién no estuvo pegado al televisor para no perderse Titanes en el ring ? ¿O coleccionó las sorpresas del chocolatín Jack con las imágenes de los luchadores, atesoró los discos o vio las películas que los tenían como protagonistas? ¿O incluso llegó a verlos en vivo en el Luna Park o en los estudios de televisión? Todo, claro, si uno estaba en este país entre 1962 y 1988.
Ahora, la historia y cientos de anécdotas sobre el gran invento del campeón de lucha grecorromana Martín Karadagián son rescatadas por el periodista Leandro D’Ambrosio en el libro Martín y sus titanes , editado por Del Nuevo Extremo.
“Chicos, no hagan esto en su casa”, decía Jorge Bocacci, unos de los presentadores que tuvo el ciclo. Los chicos podían impresionarse un poco por los golpes o las caídas de los luchadores, pero en definitiva se trataba de un programa familiar con un mensaje positivo. Se presenciaba ni más ni menos que el combate entre el bien y el mal, y siempre triunfaba la bondad, con Martín Karadagián a la cabeza.

Galería de personajes
Gengis Khan; el Indio Comanche; Pepino el Payaso; Súper Pibe; Míster Moto, el Androide de Plomo, el de Plata y el de Oro; la Momia Blanca y la negra fueron algunos de los personajes que animaron las noches de titanes. Y el misterio sobre la identidad de los enmascarados hacía que de una semana a otra uno se encontrara con una momia más gorda o más flaca, según el caso. Todo, junto a canciones compuestas ad hoc, contribuyó a darle una mística.
Ya llegó Karadagián, el gran Martín es un titán,/ Martín es el titán de Titanes en el Ring,/ Martín es el titán de Titanes en el Ring.
Pero tal vez las estrofas que quedaron más grabadas en la memoria de los chicos, ahora grandes, fueron las alusivas a la momia: La Momia, luchador sordomudo, es más fuerte que el acero,/ es el paladín de la justicia,/ La Momia protege a los buenos, castiga a los malos, y quiere a los niños muy tiernamente./ La Momia es justicia, La Momia, La Momia, La Momia, La Momia, La Momia.
La Momia adquirió gran popularidad, pero seguramente su fama no hubiera sido tan grande si no hubiera aparecido en 1973 su álter ego, su archienemigo, su mayor contrincante, la Momia Negra, a la que Karadagián y su troupe de luchadores fueron a recibir al puerto, proveniente de Egipto. Al abrir el sarcófago, como un anticipo de lo que sería, este ser oscuro empezó a tirar golpes a diestra y siniestra.
En su primer combate, la Momia Negra venció al mismísimo campeón. El duelo más esperado se dio ese mismo año entre ella y la Momia Blanca, en un Luna Park lleno de gente. No hace falta decir quién ganó el combate: la Momia Blanca, claro.
Y esta momia se fue ganando el corazón de los chicos con gestos que demostraban su ternura y su bondad.
Otro personaje misterioso del ciclo era El Hombre de la Barra de Hielo, que deambulaba alrededor del ring con una barra de hielo al hombro. El Ancho Rubén Peucelle le contó a Leandro D’Ambrosio, el autor de Martín y sus titanes , el origen de este personaje: “En una lucha me golpeé la rodilla y se me inflamó. Un muchacho de Gerli se ofreció y fue a buscar hielo. Se cargó varias barras al hombro y justo pasó por delante de la cámara en el medio de una lucha. A Martín le agarró un ataque y empezó a los gritos, pero el director de cámaras lo calmó y le dijo que ahí tenía un personaje, y le sugirió que hiciera lo mismo, en otras ocasiones, sin mirar a nadie. El presentador Roberto Di Sarli, entonces preguntaba al aire: ¿Quién es este hombre de la barra de hielo? ¿A dónde va? ¿A quién va a curar? A los dos meses era un éxito”.
Y fue tal éxito que hasta el presidente de facto de entonces Alejandro Lanusse lo llamó a Karadagián para preguntarle quién era, porque sus 15 nietos lo estaban volviendo loco.
El año 1984 no fue bueno para el gran campeón, ya que debieron amputarle una pierna debido a una diabetes fulminante. De todas formas, cuando salió del Hospital Británico les contó a los periodistas que iba a seguir peleando y que se le había ocurrido un nuevo personaje: un pirata. Pero no llegaría a concretarse.

Después, el garaje
El programa siguió hasta 1986 y volvió fugazmente en 1988, con Karadagián como jurado, pero sin su figura en el cuadrilátero ya no fue lo mismo. Otras apariciones se dieron en 1997 y 2001, ya sin el gran campeón, que murió en 1991.
Retirado del ring, Karadagián se dedicó a atender su garaje de Pacheco de Melo al 1800. Ahí recibía a chicos ya no tan chicos que salían del colegio hacia sus casas y se sorprendían al verlo sentado junto a la puerta de calle detrás de un escritorio. El los recibía y rememoraba con ellos peleas legendarias y compartía, generoso, cientos de anécdotas. Y, de yapa, los chicos ya no tan chicos se iban con una foto autografiada del gran Martín.
Otros quisieron continuar con la mística de Titanes… El programa televisivo Lucha fuerte , con el Ancho Rubén Peucelle como protagonista, y, más tarde, Colosos de la lucha y 100% Lucha , entre otros, continuaron reviviendo el catch, pero sin esa aura que convirtió a Karadagián y sus luchadores en una leyenda.
Hoy, un busto recuerda a Martín Karadagián en Pachecho de Melo al 1800, justo frente al garaje.
LA NACION