A las mujeres les cuesta más

A las mujeres les cuesta más

Por Pedro Lipcovich
El consumo de tabaco daña más a las mujeres que a los hombres, y a ellas les resulta más difícil que a ellos librarse de esta adicción. Un estudio publicado el año pasado reveló que las mujeres fumadoras tienen un 25 más de riesgo de enfermedades cardiovasculares que los varones fumadores. Además, el cigarrillo aumenta en hasta tres veces el riesgo de cáncer de cuello uterino y también incrementa la osteoporosis. La OMS recomendó que las mujeres mayores de 35 que usen anticonceptivos hormonales dejen de fumar o que, si fuman, dejen de usarlos. Para colmo, a las mujeres les resulta más difícil que a los hombres dejar de fumar, entre otras razones porque son más sensibles al temor a aumentar de peso o a sufrir otros síntomas físicos. La situación va camino de agravarse porque, entre adolescentes de 13 a 15 años, ya fuma más del 27 por ciento de las chicas, por encima del 21 por ciento que se registra entre los chicos. Y las mujeres de menos recursos económicos son las más afectadas. La sección argentina de la Fundación Interamericana del Corazón fue la primera en el mundo en denunciar estos hechos, ante Naciones Unidas, como discriminatorios. Y en el Hospital de Clínicas funciona un consultorio para dejar de fumar dirigido específicamente a las mujeres. Las entidades advierten también que la Ley de Control del Tabaco, promulgada el año pasado, no se aplica por demora del Poder Ejecutivo en reglamentarla.
Sandra Braun, titular del Consultorio para Dejar de Fumar, exclusivo para mujeres, del Hospital de Clínicas, detalló que “el tabaquismo aumenta un 25 por ciento el riesgo de padecer una fractura por osteoporosis; el riesgo de cáncer de cuello uterino se multiplica por dos o tres veces. Además, un amplio estudio internacional que apareció el año pasado en la revista médica The Lancet mostró, al revisar bases de datos de 3.900.000 personas, que el riesgo de enfermedad cardiovascular era un 25 por ciento mayor entre fumadoras que entre fumadores; se ignora por qué. Además, el índice de infertilidad es mayor entre las fumadoras, que también tienen más riesgo de abortos espontáneos”.
En cuanto a los anticonceptivos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), al igual que el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), recomienda que las fumadoras mayores de 35 años no usen anticonceptivos hormonales, ya que esta conjunción tiende a incrementar la formación de coágulos en el interior de las arterias.
Según la Encuesta Nacional sobre Factores de Riesgo, efectuada en 2009, el 22,3 por ciento de las mujeres de 18 a 64 años fuma. Pero una encuesta mundial realizada en 2007 indicó que en la Argentina, entre los 13 y los 15 años, fuma el 27,3 por ciento de las chicas, contra el 21,1 por ciento de los varones. “Quiere decir que, dentro de unos años, veremos muchas más mujeres con enfermedades que por ahora predominan en los varones, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)”, anticipó Braun.
Para llegar a esto se ha recorrido un largo camino, como decía una recordada publicidad de cigarrillos destinada a mujeres. “En realidad, las tabacaleras se aprovecharon de la lucha por la emancipación femenina desde principios del siglo XX, cuando, en la primera marcha de las sufragistas en Nueva York, bajo la antorcha que encabezaba la movilización, ¡había un anuncio de Lucky Strike!”, contó Braun, y agregó que, incluso, “hay trabajos que documentan cómo la industria tabacalera organizaba cursos para enseñar a las mujeres a fumar: en hoteles como el Waldorf Astoria se reunía a mujeres de clase alta para ‘capacitarlas’.”
Por su parte, Mariela Alderete –vicedirectora de la Federación Internacional del Corazón (FIC) Argentina– destacó que “una encuesta que efectuamos sobre 4000 personas, en 25 ciudades argentinas, indicó que la exposición al humo de tabaco ajeno es significativamente mayor en mujeres de menor nivel social, aun en ciudades con legislación ciento por ciento libre de humo: esto seguramente se debe a que estas mujeres están menos ‘empoderadas’ para hacer valer sus derechos. Y esto sucede también en los hogares, por el humo generado por los hombres adultos, que todavía fuman más que las mujeres”.
La especialista de FIC contó que “a fines de 2010, por primera vez en la historia del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw), de Naciones Unidas, nuestra entidad presentó un informe donde exponíamos, en el orden de la discriminación, la utilización por la industria tabacalera de perfiles psicográficos para estimular la iniciación al consumo en mujeres jóvenes: se basan en asociar el tabaco con el atractivo sexual, la delgadez, la supuesta independencia. A partir de nuestro informe, Cedaw, por primera vez, formuló recomendaciones específicas sobre tabaco, dirigidas al Estado argentino”.
Por último, Alderete advirtió que “la Ley 24.044, de Control del Tabaco, aprobada en junio del año pasado, no se aplica porque el Poder Ejecutivo todavía no la reglamentó: el Ministerio de Salud de la Nación tendría que haberlo hecho hacia diciembre del año pasado, pero no hay nada hasta ahora”.
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