Cuando el tema es instalar el turf

Cuando el tema es instalar el turf

Por Julio Guimaraes
l turf no es tema de conversación en las mesas de las familias argentinas. Se charla de deportes, de espectáculos, pero de caballos poco y nada. No es tema instalado, por ahora. Cero mediatizado. En comparación con otros shows, no mueve el amperímetro. Dijo Antonio Bullrich a la agencia Télam: “El gran futuro del turf es por televisión y con apuestas o nline”. Debe estar acertado, pero por ahora, ni una ni otra cosa.
El Canal Hípico que transmite las carreras de Palermo, San Isidro y La Plata junta apenas 6000 abonados. Su condición de señal codificada la convierte en turf para pocos. Abrirla implicaría disponer de un instrumento con mayor penetración en los hogares, pero eso cuesta un dineral que no parece estar disponible para gastar en este tiempo.
“Si no estás en la tele, no existís”, dicen muchos. El mundo de las carreras hoy es retratado en la pantalla de HBO por la serie Luck , estrenada hace tres semanas y que muestra dos caras de la hípica: la romántica y la de algunos chicos malos, que existen, armando transas. Bondades y miserias en capítulos de 60 minutos. No es la clásica historia de Secretariat y Seabiscuit color de rosa. Según Bloodhorse, Greg Avioli, el CEO de Santa Anita Park, donde se rodó la serie, está feliz por la repercusión y porque ya aseguraron una segunda temporada. Otros la critican porque durante algunos pasajes muestra lo que se quisiera esconder de la hípica. ¿El famoso “Que hablen bien, que hablen mal, pero que hablen” es aplicable?
Quizá antes de que termine Luck , la Unión de Trabajadores del Turf y Afines haya presentado en público un documental de una hora sobre las carreras y su gente; turf testimonial, en bambalinas, con intenciones de exhibirlo en cine y TV. Un avance ya se puede ver en YouTube haciendo clic en www.youtube.com/watch?v=R8KdHiVEMV4 &feature=youtu.be . Carlos Felice, de la UTTA, dice que quiere llevar el turf a todas las plazas. A las mesas. A los bares. Que no sea un esfuerzo aislado el suyo.
LA NACION