10 Jan Un sistema para mirarnos en el espejo
Por Carlos Felice
El día 5 de enero de 2012, el diario La Nación publica un editorial que reza: “Desigualdades en el sistema de salud”. En el mismo se hace referencia a informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El trabajo en cuestión sentencia: la cobertura en salud en el país está fragmentada, con enormes brechas entre las provincias, lo cual genera una marcada inequidad social, fundamentalmente en cuanto al acceso a ella. Más adelante dice: hace falta una reforma integral, para compensar inequidades que hacen, por ejemplo, que una persona que sólo puede recurrir al hospital público tenga más desventajas que las que acceden a obras sociales y prepagas. En estas líneas, las tres entidades arriba mencionadas, hacen un resumen contundente de nuestra realidad en salud. Queda claro que el hospital público de nuestro país es valorado por el resto de los países de América Latina, cuyos habitantes recorren miles de kilómetros para recibir asistencia gratuita en los hospitales de la Capital Federal, prefieren recorrer distancias más largas y llegar hasta nuestra metrópolis, para una atención de su salud que ellos consideran de mayor jerarquía. Cada provincia tiene su subsistema estatal, y de acuerdo a la capacidad de gestión de cada gobierno, surgen las diferencias de atención. Los que conocemos el rubro desde hace décadas, sabemos que la atención en el sistema hospitalario de algunas provincias deja mucho que desear. En cambio otras son ejemplo de la buena asignación de recursos.
Un escalón intermedio es de las obras sociales provinciales agrupadas en la COSPRA, donde se destaca la prestación brindada por la poderosa IOMA, obra social que además de poseer recursos, está bien gestionada y funciona como un organismo autárquico, y aquí el resultado es el esperado: asociados conformes y aumento del número de afiliados voluntarios (prepaga de la obra social). Otras obras sociales provinciales que no cumplen con las pautas arriba señaladas (autarquía y buena gerencia), tienen graves déficits de atención y acceso al sistema.
Un capítulo aparte es el de PAMI, aquí los recursos son suficientes y el sistema está bien diseñado. Las variantes que afectan las prestaciones son de orden político y de gestión. Como expresa el trabajo publicado por la CEPAL, la OPS y el PNUD, el mejor subsistema de salud en nuestro país es el de las obras sociales gremiales, no importa si el gremio es estatal, de los mercantiles o camioneros. Hoy un paciente de obra social, viva en Catamarca, Misiones o cualquier otra provincia, tiene acceso inmediato a prestaciones oportunas y de calidad. Un afiliado de obra social puede operarse de cualquier patología en cualquier punto de nuestro territorio. Este subsistema nacido a mediados del siglo pasado, se desarrolló con el correr de los años, fortaleció sus lazos con el sector privado y con hospitales estatales que brindan prestaciones de excelencia, optimizó la accesibilidad, mejoró sustancialmente el nivel de calidad, comenzó a solicitar acreditación de los establecimientos de internación. Implementó programas de prevención. Con el programa de libertad de opción entre las obras sociales mejoró la competitividad. La eficacia en la asignación de recursos es superior a la de otros subsistemas.
No hay duda de que hay desigualdades en el sistema de salud. Que hay que tomar acciones correctivas. Pero a no equivocarse, ya tenemos un sistema para mirarnos en el espejo.