16 Jan “Te subestiman hasta que te hacés escuchar”
¿Cuándo y por qué decidiste estudiar abogacía?
Cuando entré a la facultad hubo un arreglo con quien yo pensaba que era mi padre: “Si estudiás sociología vas a la Universidad Católica Argentina, si querés ir a la Universidad de Buenos Aires, estudiás derecho porque sociología es una cueva de comunistas” (risas). Me decía eso.
¿Vos querías ir a la UBA?
Sí, y además después de 14 años en una escuela de monjas estaba cansada de la religión (risas).
¿Tu idea era ser abogada penalista?
Sí, defender a la gente, me gustaba el derecho penal. El derecho público también.
Dijiste: “Quien yo pensaba que era mi padre”. ¿Cómo lo llamamos?
Apropiador, según la ley. (N. de R.: Victoria Donda nació en 1977 en la ESMA. Uno de los responsables de ese centro clandestino, hoy condenado a perpetua, era el ex teniente de navío Adolfo Donda Tiguel, hermano mayor de su padre. Victoria fue apropiada por el represor Juan Antonio Azic).
Dijiste alguna vez que el amor no se puede cerrar como una canilla.
Lo menciono como es, un apropiador, porque tengo una responsabilidad pública independientemente de mi relación personal e íntima con él. Yo lo sigo queriendo, sigo pensando que el amor no se cierra como una canilla, mantengo una relación. El sabe lo que pienso, lo respeta, sabe que creo que están bien los juicios, que si hizo algo mal tiene que afrontar su responsabilidad ante la justicia y la sociedad y es difícil porque lo quiero. Al principio me costaba mucho porque me daba culpa.
¿Te daba culpa decir apropiador?
Las dos cosas: quererlo, porque sentía que defraudaba a alguna gente y dejar de quererlo, porque no puedo. El que no lo entiende, que se ponga un ratito en mi lugar y después vemos.
¿Fue muy difícil que él entendiera?
No, él lo entendió desde el primer momento. Yo empecé a militar muy chiquita, tenía 17 años. Alguna vez él me dijo: “Te vas a enterar de algunas cosas y no me vas a perdonar”. Cuando saltó todo, él tuvo un intento de suicidio. Se pegó un tiro, estuvo en coma varios meses. Todo eso me sirvió para darme cuenta de que pase lo que pase, cuando uno quiere a alguien, lo quiere. Eso no quiere decir que justifico lo que hizo. Lo condeno y sigo pensando lo mismo que pensé siempre. Para mí sería mucho más fácil decir que ya no tengo relación con él. Pero sería una mentirosa. Diciendo la verdad puedo ayudar a otras personas. Cuando él despertó del coma, le dije que me había enterado de todo. Me escribió “perdón”, porque no podía hablar.
¿Ahora con qué frecuencia lo visitás en la cárcel?
No mucho, cuando puedo, algunos domingos. Cuando tengo ganas. Tenemos una relación de “cómo estás, cómo te sentís, abrigate, te vi en la tele”. Afectiva, cariñosa. El ahora fue condenado a 18 años.
Y vos festejaste esas condenas por los horrores cometidos en la ESMA.
Sí.
Tenía relación con los crímenes en la ESMA.
Sí, y con la muerte de mi mamá. Era difícil.
¿Fuiste a verlo después de la condena?
Sí, tenemos un acuerdo tácito de no hablar de eso.
¿Fantaseás con poder encontrarte afectivamente con tu hermana? (N. de R.: Fue criada por el represor Adolfo Donda Tigel).
Creo que no va a haber un punto de encuentro afectivo. Si alguna vez podemos construir una relación no va a ser el vínculo que tengo con mi hermana de crianza. Lo intenté, ella no quiso. Me pidió disculpas hace un par de años. Lo intenté de nuevo. Pero no hubo caso. Los vínculos se construyen, no son sólo biológicos. Ella piensa que ir a la Plaza San Martín a defender a los militares es lo mismo que si yo voy a la marcha del 24 de marzo. Yo no puedo justificar a los que asesinaron a mi mamá, a mi papá y a 30 mil personas. No puedo. Me parece monstruoso.
Las mujeres suelen decir que la política es uno de los espacios más machistas. ¿Es así?
Sí, es cierto. Es difícil tener voz en un espacio político grande. En el Congreso, hay mucho machismo. Hay un estereotipo de la mujer que hace política.
¿Cómo es el estereotipo?
Escote no, jeans tampoco, tacos no (risas). No hace falta vestirse de traje y corbata para ser una persona, trabajar y hacer las cosas bien. Hay muchos de traje y corbata que dicen que hacen las cosas bien y son unos mentirosos.
¿Cómo se sufre el machismo?
Te miran de más arriba. Cuando asumí como diputada, la primera reunión con el presidente de la Cámara (Eduardo Fellner), fue después de 400 pedidos. Cuando abrió la puerta me dijo: “Pasá nena”. Yo le dije: “Soy diputada igual que vos, si me decís nena yo te voy a llamar viejo” (risas). “Decime Victoria, yo te digo Eduardo y empezamos a charlar”. Primero te subestiman hasta que te hacés escuchar.
Sos osada para vestirte.
Bastante (risas). No quiero que el afuera me cambie. Eso es caretearla, siempre me pareció muy malo en la política. Si yo vengo acá vestida de traje sastre y después me ves vestida de jean y musculosa –como me vestí toda la vida- ¿quién soy? Puedo ir a Villa Inflamable, con los compañeros de siempre, y después a mi oficina a trabajar en algún proyecto. Soy la misma, no cambio. Igual el afuera te va condicionando, ya no me visto como hace diez años.
Estás más sexy.
Era más hippie, más rollinga. No me hincha que me llamen la diputada sexy. Pero me molesta que quieran ponerme en ese lugar de: “Soy eso solamente”.
Siempre hay categorías que te encierran. También fuiste “la diputada más joven”.
Sí. Y cada vez que digo que me gusta bailar me dicen que me van a llevar a “Bailando por un sueño”. Para mí la tinellización es mala para el baile. El baile es una expresión popular de alegría.
Trabajás en la despenalización del aborto, un debate urgente e ineludible. ¿Existe la posibilidad de que el debate se postergue?
Sí. Creo que los derechos que vamos conquistando y plasmando en leyes son conquistas de la sociedad que se moviliza para alcanzarlos. Por ejemplo, está instalado que el tema de los derechos humanos es mérito del Gobierno. No, acá hubo 25 años de democracia y miles de personas marchamos todo ese tiempo pidiendo la anulación de la Ley de Obediencia debida y Punto final para llegar a los juicios. Mi mirada es optimista porque confío mucho en pelear por los derechos. El proceso del matrimonio igualitario fue una pelea de años de la comunidad gay, lesbiana y travesti, a la que después se sumaron otros sectores de la sociedad y que se terminó plasmando en una ley. No fue un logro del Frente para la Victoria.
¿En qué está el debate sobre el aborto?
Que se debata en la comisión penal fue un logro histórico. Nunca se había discutido en ninguna comisión del Congreso. Hay que seguir manifestándose. Si mañana sale la legalización, no será por la decisión política sino porque peleamos para que exista.
¿Te podría pasar que te gustara un político?
(Piensa). Hasta ahora siempre salí con militantes. Depende, si coincido con su mirada del mundo, puede ser. Hasta ahora no me ha pasado.
¿Y al revés? ¿Que intentaran seducirte?
(Risas). Son más grandes. Aunque los hombres no tienen problema con la edad.
¿Qué palabra te define: la izquierda, el progresismo, el socialismo?
Milito en Libres del Sur desde que empecé y desde allí nos integramos al Frente para la Victoria y después nos fuimos. Me definiría como de la izquierda nacional y popular progresista.
¿Por qué creés que los votaron a Binner y a vos?
No creo que este sea un gobierno progresista. Hoy no hay una sociedad cautiva de ningún partido. Tuvimos la posibilidad de hacer más conocido nuestro proyecto político. Se votó una alternativa que antes no se consideraba porque no la conocían.
Algunos intelectuales afines al kirchnerismo sostienen que la búsqueda de consenso en una sociedad no es recomendable.
No creo que sea así. Si no generás consenso entre los diferentes sectores, la sociedad se te va al tacho. Hay que construir un país donde podamos crecer todos juntos. El problema del consenso es cuando se tocan intereses que no quieren ser tocados.
El consenso está connotado como “arreglo”.
Ese es el relato. Si ves cómo se votan en el Congreso muchas leyes… Por ejemplo, que las mineras sigan sin pagar casi ningún impuesto. Hay acuerdos en la política, sino no se puede hacer política. Si sos una persona crítica, para el oficialismo sos un traidor funcional a la derecha. Y no es así. Yo voy a decir lo mismo acá con vos que si me entrevistan de Página/12. Es un relato infantil el del Gobierno. A Ernesto Tenembaum lo respeto mucho, siempre tuvo un compromiso con la búsqueda de los nietos y me entristeció lo que dijeron de él. Puso en la pantalla de TN a tres nietas recuperadas en medio de la discusión sobre los análisis de Marcela y Felipe. Entre paréntesis me gustaría saber qué pasó al respecto porque el tema desapareció de todos lados. Dio negativo. Hay que hacerse cargo de los errores. Me parece mal el tratamiento que se le dio a ese caso en particular.
Eso implicaría reconocer no sólo a Ernesto, sino un espacio de pensamiento.
No se reconoce ese espacio. Quieren crear la idea de que está la derecha en Clarín y La Nación y el progresismo en el Gobierno. Y yo me pregunto: ¿Franco Macri es nacional y popular, los Blaquier son nacionales y populares, Brito, el dueño del banco Macro diciendo que en los últimos dos años los bancos son el sector que más ganó en el país, es nacional y popular? ¿Este es un país que se industrializa y que tiene una ley de entidades financieras justas? No, pero bueno.
Cambiando de tema, ¿estás de novia?
Sí. Hace tres meses. Estoy en un estado adolescente. El tiene 43, pero no se le nota. Es como atemporal.
¿Dónde lo conociste?
En una charla que organizamos desde Libres del Sur. De eso pasó un año. Fue todo muy lento. Nos fuimos cruzando.
¿Qué es lo que más te gustó de él?
Tiene una forma de mirar las cosas distinta a la mía y llegamos al mismo punto por lugares diferentes. Pensamos igual en muchas cosas. El dice que no es panelista en “Duro de Domar” sino que es banquetista porque está sentado en una banqueta. No opina sobre política. Las veces que lo escucho opinar sobre las cosas que a mí me molestan, opinamos igual.
¿Y él cómo se define?
Se llama anarco-peronista. Es muy inteligente. Creativo, tiene humor. Una vez lo invité al comedor comunitario donde empecé a militar en Villa Inflamable, era una jornada solidaria. Quedó muy conmovido. Eso me sedujo, me atrajo, me gustó.
¿Sos una persona ambiciosa?
No en términos materiales, pero sí, soy muy ambiciosa. Quiero un país justo, mejor, más ambición que esa no hay. Vivir en un mundo diferente. En ese sentido, mis ambiciones son enormes.
CLARIN