31 Jan Los CEOs, en la era de la Generación Y
Por Estefanía Giganti
Qué tienen en común Sergio Rocha, presidente de General Motors, Jorge Goulu, gerente General de IBM, y Fernando Pujals, country manager de la eléctrica AES. Provenientes de sectores de la industria de lo más variados, a priori, muy poco. Sin embargo, y aunque a ninguno le sobra tiempo el tiempo en la era de la hiperconectividad, los tres se hicieron un rato este año para participar del programa de mentoreo de la la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la República Argentina (AmCham), que los llevó a compartir tres jornadas con alumnos del último año de Administración de Empresas de la UBA.
Si hubiera tenido esa experiencia en mis primeros años de facultad, hubiera ganado años. Cuando estaba en la universidad, no tenía la menor idea de cómo funcionaba una empresa, dispara, rompiendo el hielo, Goulu, quien recibió la visita de la estudiante Flavia Santomaso. Con ella pasó un día completo y la presentó, luego, a los distintos directores de área para lograr un inmersión completa en el mundo IBM,
Hoy, los chicos entienden más la dinámica de una empresa. En la facultad, no se trata de acumular conocimiento: ya no das abasto y está todo disponible. Todo apunta más al intercambio”, dice Pujals, en el encuentro con Management, que se realizó en el Club Americano. El CEO de AES Argentina, ofició de anfitrión de Mariana Etreo, quien participó de una reunión con sus reportes directos, pero no pudo sumarse a una junta en la Secretaría de Energía. Hubiera sido interesante, porque gran parte de nuestro trabajo es el relacionamiento interno. Pero desde la Secretaria no quisieron que participara, se lamenta el ejecutivo.
Rocha, de GM, también recibió en su empresa a otra mujer, Débora Dansker, una coincidencia de lo más sugestiva. Es que las mujeres tienen los mejores promedios, explica el líder de GM. “La convertí en estrella el primer día. La sumé al lanzamiento del Celta con la prensa especializada y todos preguntaban quién era, recuerda, aunque aclara que después participó de actividades menos glamorosas, como una reunión de auditoría interna.
Win-win
En todos los casos, el balance del programa de AmCham fue de lo más positivo, para alumnos y mentores. Si bien el 95% de los chicos trabaja, se trata de una experiencia fuera de serie, con la posibilidad de acceder a un mundo soñado, resume Leonardo Schvarstein, titular interino de la cátedra Organización y Dirección General de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, de donde son seleccionados los estudiantes.
Es una experiencia para ambas partes. Te daban ganas de tomar a la persona, reconoce Goulu. Ya hubo dos casos: una persona entró a Ford y otra a Softland (N. d. R.: una desarolladora de software), repasa Schvarstein. La chica que recibimos era excelente. Las preguntas que hacía te dejaban pensando, añade Pujals, en plena coincidencia con sus colegas.
Este comentario recordó a Rocha una visita reciente a la UBA para dar una exposición, también como parte del programa de AmCham. Ya en el pasillo, un jóven lo reconoció, se le acercó y le preguntó cómo era la experiencia de vivir en Corea. Hoy, los chicos ya conocen todo por Internet, la cultura de la empresa, el organigrama y hasta reconocen al CEO si lo ven. Y en la clase, incluso, indagaban por los procesos de aumentos salariales, una pregunta que yo nunca hubiera hecho en la facultad, dice.
Cambio de paradigma
Hay que estar preparado. Los chicos hoy son más frontales y directos de lo que éramos nosotros. No tienen filtro, advierte Goulu. Y recuerda una anécdota de lo más ilustrativa. Apenas asumió su cargo en IBM, subieron sus palabras de bienvenida a YouTube y al ratito el messenger corporativo comenzó a colapsar. Yo no los conocía. Me felicitaban y, acto seguido, me preguntaban por un aumento de sueldo o por su plan de carrera. Llamé al comité Ejecutivo para ver cómo manejaba la situación. Al final, les contesté a todos. Cuando entré a IBM, hace 24 años, directamente no me quería cruzar con el número uno, reconoce.
El sistema de redes sociales es de pares y eso desdibuja el concepto de autoridad y poder, conceptualiza Alejandro Díaz, CEO de AmCham y anfitrión del encuentro, quien ya apuesta a ampliar el alcance de este programa. Pero el cambio del concepto de autoridad no es la única transformación generacional que está impactando en el mundo corporativo. El concepto de lealtad a la empresa no está más. Si hay algo mejor, se van, dispara Rocha.
Aunque, claro está, no todo está perdido, sólo hace falta un mudanza de paradigma. Se ha cambiado la fidelidad por pasión, aporta Pujals, y todos coinciden. Cuando decís algo que les gusta, se enganchan mucho. Pero esperan hechos, no palabras. No les importa si el jefe sabe mucho, lo que cuenta es si les importan ellos como personas, agrega Goulu.
Y en este camino, sin duda hay mucho por hacer. Para tener empleados apasionados, hacen falta empresas apasionadas. No casualmente están todos ustedes en este programa, concluye Schvarstein.
EL CRONISTA