La crisis alimenta los negocios de la mafia italiana

La crisis alimenta los negocios de la mafia italiana

Por Elisabetta Piqué
La crisis económica y financiera mundial tumba gobiernos, sacude a familias, desespera a los jóvenes y pone al borde del colapso a las empresas. Pero juega en favor de la mafia, cuyo dinero sucio se vuelve por demás apetecible.
Todo esto y mucho más reveló ayer un informe de la organización Confesercenti y Sos Impresa, que confirmó que la denominada “Mafia SA” sigue siendo el mayor agente económico de Italia, capaz de facturar más de 100.000 millones de euros, algo equivalente al 7% del PBI del país. Una masa enorme de dinero que pasa cotidianamente de los bolsillos de los comerciantes y de los empresarios italianos a los de los mafiosos.
El informe también reveló que la crisis hizo aumentar las víctimas de la usura, uno de los nuevos delitos de la mafia.
“La crisis es funcional a la criminalidad organizada, que condiciona la economía legal y fomenta la ilegal. El Estado está luchando, pero hace falta un giro de parte de las instituciones, que tienen que decirles basta a los favores políticos, a las licitaciones, a los puestos de trabajo y a las inversiones a la sombra de la criminalidad”, dijo Marco Venturi, presidente de Confesercenti, una de las principales asociaciones empresariales de Italia.
Titulado “Las manos de la criminalidad sobre las empresas”, el informe contiene datos alarmantes: las pymes sufren un promedio de 1300 delitos por día, prácticamente 50 por hora, casi un delito por minuto (entre ellos, usura, extorsiones, chantajes, robos y asaltos, fraude, contrabando, piratería, abuso). Más de un millón de empresarios son víctimas de algún delito, es decir, un quinto de los activos.
“En este momento de crisis, la «Mafia SA» es el único sujeto económico-empresarial que puede hacer inversiones”, destaca el informe, que habla de una “mafia camaleón” que tiende a rediseñar continuamente su estrategia económica y financiera para escaparle a la justicia. Los clanes mafiosos mantienen una estrategia de escasa exposición, por un lado, y por otro, tienden a consolidar sus territorios tradicionales y a expandirse más allá de los límites regionales y nacionales.
Las actividades de reinversión y reutilización del dinero no tienen sólo la doble función de duplicar las ganancias y reciclar el dinero sucio, indica el estudio. También se vuelven estratégicas para escaparle a la actividad represiva en el frente patrimonial. De ahí, el “rostro camaleónico” del nuevo manager mafioso, alguien que expresa a la vez intimidación y confiabilidad, violencia y capacidad para los negocios.
El informe asegura que “gracias a la connivencia y a la colusión” con el mundo político y administrativo y de profesionales sin escrúpulos, las mafias se arraigaron en el centro y norte de Italia, las zonas más prósperas del país. Allí controlan casi la totalidad de los juegos de azar -también lícitos-, el negocio de los residuos, especialmente los tóxicos y nocivos y el ciclo de la construcción.
Aunque la criminalidad organizada también se infiltró en sectores nuevos, como el sanitario (con el manejo de clínicas privadas, centros de diagnóstico, residencias para ancianos, servicios para discapacitados y comedores); el deportivo (con el manejo de clubes amateur, centros deportivos y apuestas clandestinas); en el transporte y la logística, y en los servicios de vigilancia de locales nocturnos.

La usura, en alza
Alimentada por la crisis económica, por otra parte, la usura sigue creciendo en silencio, convirtiéndose en un verdadero “boom” para las mafias.
Según el informe, 190.000 empresas debieron cerrar sus persianas en tres años (de 2008 a 2011), debido a deudas o usura. El número de comerciantes involucrados en relaciones de usura se estima en 200.000. Con la crisis también aumentó el número de usureros, que de 25.000 pasaron a ser más de 40.000.
Al respecto, el informe subraya un cambio de mentalidad: antes los padrinos consideraban la usura una actividad despreciable, pero ahora no.
“La crisis contribuye a este pasaje, ya que el mafioso interviene para ayudar a quien necesita de grandes sumas de dinero, comerciantes o empresarios, para no quedar afuera del mercado”, sostiene.
“La usura le permite al mafioso ofrecer un servicio funcional, que, por un lado, acrecienta su consenso social en el territorio que domina, y por otro, cumple una función alternativa al reciclaje, permite construir relaciones estables con sectores de la economía legal, adquiriendo constantes flujos de liquidez que permiten realizar lo que técnicamente se denomina lavado, es decir, esa fase que tiende a alejar lo más posible los capitales de su origen ilícito”, concluye el informe.
LA NACION