08 Jan Después del vino, llega la moda del té y el café
Por Nuria Rebón
Malbec, cabernet sauvignon, syrah, chardonnay o torrontés, joven o con paso por barrica. Hoy pocos dudan al elegir un varietal o un blend al adquirir un vino. El conocimiento del consumidor de vino creció a pasos agigantados en los últimos años junto a la mejora de los exponentes locales. Al mismo tiempo, proliferaron degustaciones, cursos cata o de sommelier, por el interés en aprender más y distinguir aromas, sabores y calidad y la necesidad de profesionales para asesorar a locales gastronómicos, como nexo entre bodegas y consumidor final.
Pero esta moda del vino se está extendiendo, de a poco, a las infusiones, un fenómeno que se potenció con la aparición de variedades de tés del mundo, nuevas marcas gourmet y distintas opciones a la hora de disfrutar del clásico café. Sólo en 2010 nacieron la Escuela Argentina de Té y el Centro de Estudios del Café, entidades para capacitar a consumidores y profesionales.
En esta última década, comenzó a haber mayor disponibilidad de tés en hebras; antes, el consumo estaba sólo enfocado en saquitos. También surgieron marcas locales de té (como Tealosophy, Inti Zen, Chamana, entre otros) y artesanales; las tradicionales mejoraron su calidad y se amplió la oferta de las internacionales, como Ahmad Tea, Lipton, Bigelow Tea o Twinings, que trajeron blends nuevos o varietales puros, que antes no se conseguían, explica Diego Morlachetti, director de la Escuela Argentina de Té, nacida un año atrás en Rosario y que ofrece, desde este año, cursos en Buenos Aires, con el aval de la American Tea Maters Association (ATMA). Las marcas locales, a su vez, ampliaron su oferta, al lanzar saborizados, como té de vainilla o frutilla y, así, el consumo comenzó a crecer, aunque sólo se beben 300 gramos (o 150 tazas) per cápita por año. Pero es el país de América latina donde más crece el consumo, aclara. Con esta amplia y nueva oferta, el consumidor se interesó más por conocer sobre este mundo y la Escuela dicta cursos de sommelier de té; diseñador de té (para crear blends y asesorar o formar la propia empresa) y Maestro de Té, el más completo. Muchos de nuestros alumnos tienen su casa de té o buscan asesorar en gastronomía, dice Morlachetti.
En tanto, El Centro de Estudios del Café nació un año atrás en Capital, con cursos de cata, barismo (para profesionales), tueste y blending. Vimos que faltaba información y conocimiento sobre el café y creamos la escuela. Más de 70 países producen café pero aquí sólo se conocen dos, Brasil y Colombia. Más allá de los profesionales, el consumidor quiere reconocer las distintas calidades para exigir un buen café, dice Analía Álvarez, directora del Centro de Estudios y jueza internacional de café. En el país se consume 1 kg. de café per cápita pero aún es difícil conseguir los de origen, también llamados exóticos, porque el precio mundial subió al máximo en 30 años. Pero sí se amplió la forma de prepararlo, con la aparición de saborizados, con mucha leche o frío, como el frapuccino. Incluso ahora se compra café caliente para llevar, dice Álvarez, y aclara que aún falta mucho por mejorar, como la calidad del café expreso tradicional, la materia prima y también el servicio”.
EL CRONISTA