05 Jan Buscan salvar la Confitería del Molino
Por Angeles Castro
na valiosa pieza del patrimonio arquitectónico y cultural porteño tiene una nueva oportunidad de ser rescatada del olvido. El gobierno porteño elevará hoy a la Legislatura de la ciudad un proyecto de ley para expropiar el edificio de la tradicional Confitería del Molino, frente al Congreso Nacional, y llamar a concurso para su puesta en valor y recuperación mediante una concesión.
Sobre los usos que podrá darse al inmueble, diseñado por el arquitecto Francisco Terencio e inaugurado en 1917, voceros del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño señalaron a LA NACION que, en principio, sólo se exigirá reabrir una confitería con la misma denominación en la planta baja y deberá discutirse con la oposición el destino que se dará a los otros pisos del edificio.
Como la propiedad ya fue catalogada con nivel de protección estructural y, además, la confitería fue declarada monumento histórico nacional, buena parte de su estructura y sus instalaciones originales deberán ser respetadas, lo que impedirá daños al valor arquitectónico del edificio, situado en Callao y Rivadavia.
El proyecto de expropiación -que, según fuentes parlamentarias, ingresará hoy en la Legislatura- tiene amplias posibilidades de ser aprobado, a diferencia de varias iniciativas anteriores en el mismo sentido que había presentado la oposición, que no prosperaron.
Ahora, sumados los votos opositores -que probablemente se sumen al impulso del Poder Ejecutivo- más las 28 voluntades que maneja el macrismo (26 de su bancada y dos aportados por Bases para la Unión, un desprendimiento de la ex Coalición Cívica), se alcanzarían fácilmente los 31 votos necesarios para la expropiación.
La llegada a la Legislatura del proyecto oficial permitirá mantener vigente la posibilidad de avanzar con la recuperación de la Confitería del Molino, que permanece cerrada y en estado de abandono desde hace catorce años.
Sucede que en febrero próximo perderán estado parlamentario tres proyectos ya existentes en la cámara para expropiar el inmueble, que fueron impulsados por los diputados Rubén Campos y Claudio Presman (UCR) y Raúl Puy (ibarrista), y el ex legislador también ibarrista Eduardo Epszteyn. Similar riesgo corre, explicaron a LA NACION fuentes parlamentarias, una iniciativa presentada por la Universidad de Morón (UM) para expropiar y restaurar la propiedad, que requería ser respaldada por algún diputado para poder ser analizada en la Comisión de Planeamiento Urbano.
Previamente, en 2009, la ex diputada de la Coalición Cívica Teresa de Anchorena había sido la primera en solicitar la expropiación del 45% del inmueble, que incluye los subsuelos, planta baja y primer piso, para luego llamar a licitación, y que una empresa volviera a instalar allí una confitería, restaurante, salón de fiesta y panificadora, tal como funcionaba El Molino antes de cerrar.
Al valor arquitectónico se sumó la importancia institucional que cobró la confitería. Por estar estratégicamente ubicada frente al Congreso Nacional, sirvió como anexo de reuniones para representantes de todas las fuerzas políticas.
En el Parlamento nacional también hubo intentos de recuperarlo. Tanto en la Cámara baja como en el Senado legisladores oficialistas y opositores impulsaron iniciativas para expropiar el centenario inmueble y recuperarlo. Pero el trámite nunca concluyó.
LA NACION