2011, un año excepcional

2011, un año excepcional

Por Mario Diament
Fue el año del 11.11.11 (11 de noviembre del 2011), una coincidencia que aparece una vez cada cien años. La más notable fue, sin duda, la del siglo XII, el 11 de noviembre del 1111 (11.11.1111) fecha en que Enrique V de Alemania fue consagrado Sacro Emperador Romano por el Papa Pascual II. Pero la precisión resulta dudosa, puesto que el mundo cristiano se regía entonces por el calendario juliano y el actual lo hace por el gregoriano.
Pero al margen de la numerología, 2011 fue un año excepcional, de brutales contrastes, que incluyó un gigantesco desastre natural en Japón seguido de una catástrofe nuclear. La perversa combinación dejó un saldo de 235.000 millones de dólares en daños, 15.000 muertos, 6.000 heridos, 3.500 desaparecidos, más de 300.000 desplazados y una contaminación radiactiva cuyas consecuencias aún están por verse.
Fue el año en que una inesperada sucesión de revoluciones sacudió y transformó el mundo árabe. Cuatro dictadores (Zine el Abidine Ben Alí, en Túnez; Hosni Mubarak, en Egipto; Ali Abdullah Saleh, en Yemen y Mommar Khaddafi, en Libia) fueron expulsados del poder. Uno de ellos, Khaddafi, fue ejecutado por los rebeldes. La revolución árabe desafió la imaginación del mundo, pero el optimismo inicial se atemperó a medida que la incertidumbre se apoderó del espacio político. Las redes sociales como Facebook y Twitter demostraron ser instrumentos de convocatoria y de cambio.
Fue el año del décimo aniversario del atentado a las torres gemelas y al Pentágono, de la muerte o el asesinato de Osama Bin Laden, de la crisis del capitalismo global que amenazó la supervivencia del Euro y de la emergencia del movimiento Ocupa.
Fue el año de una boda real escapada de los libros de cuentos. El príncipe William de Gran Bretaña contrajo matrimonio con una plebeya, Kate Middleton. Pero el saldo más notable de la ceremonia fue la popularidad del trasero de Pippa Middleton, hermana menor de Kate. Sus extraordinarias formas desataron una manía de dietas, ejercicios y cirugías a escala universal, en procura de imitarlo.
Las economías latinoamericanas registraron una bonanza (Brasil se convirtió en la sexta economía mundial), pero no así sus dirigentes. Una curiosa oleada de enfermedades afectó casi simultáneamente a un conjunto de líderes sudamericanos como Hugo Chávez, Fernando Lugo, Lula da Silva, Dilma Rousseff y Cristina Kirchner. La infrecuente secuencia de casos de cáncer llevó a Chávez a insinuar la posibilidad de que se tratase de una operación político-tecnológica lanzada por Washington.
Fue el año en que murieron Václav Havel, Kim Jong Um, Steve Jobs, Elizabeth Taylor, Betty Ford, Jack Kevorkian, Amy Winehouse, Jane Russel, Pedro Armendáriz, Sydney Lumet, Carlos Trillo, Cesaria Evora, Christopher Hitchens, Svetlana Alliluyeva, Joe Frazier, Ernesto Sábato, Joe Morillo y Jackie Cooper, el actor que hizo “El pibe” en la película de Charles Chaplin (1921). Su ausencia hace que nuestra realidad se torne más gris y nuestra memoria, más remota.
Fue el año en que el mundo se acercó a los 7.000 millones de habitantes, de los cuales mil millones no saben de dónde vendrá su próximo plato de comida. El 70 % de la población tiene entre 15 y 64 años. Cerca de 500 millones de personas tienen 65 años o más.
Fue el año en que el mundo debió terminar el 21 de mayo, según el evangelista Harold Camping, quien más tarde revisó sus predicciones y lo prorrogó para el 21 de octubre. El calendario maya parece haberlo fijado en el 24 de diciembre, pero el biólogo evolucionista Richard Dawkins es mucho menos apocalíptico. Según afirma, el final llegará aproximadamente en 5.000 millones de años, cuando el sol se quede sin hidrógeno y esta escasez afecte su equilibrio.
Fue el año en que los norteamericanos pusieron fin a la guerra de Irak, mientras palestinos e israelíes se alejaban aún más de las posibilidades de paz.
Fue el año en que Sonia Sunny Jacobs y Peter Pringle se casaron, en lo que el New York Times denominó la historia más romántica del año. Ambos habían sido condenados erróneamente por diferentes asesinatos. Jacobs pasó 17 años en prisión hasta su exoneración en 1992. Pringle pasó 15 años a la sombra, hasta que obtuvo su libertad en 1995.
Se conocieron en Galway, Irlanda, en 1998. Jacobs se hallaba recontando su experiencia en un evento cuando vio un hombre, en primera fila, con los ojos húmedos de llanto. Se reunieron para hablar y terminaron enamorados. Se casaron algunas semanas atrás.
EL CRONISTA