“Soy la presidenta de 40 millones de argentinos, no de las corporaciones”

“Soy la presidenta de 40 millones de argentinos, no de las corporaciones”

Por Viviana Mariño
Cristina Fernández terminó de reservarse un lugar en los libros de Historia. La primera mujer electa presidenta inició ayer su segundo mandato tras obtener en los comicios de octubre la reelección con más del 54% de los votos. En simultáneo, marcó otro hito al inaugurar la tercera secuencia de un mismo ciclo político al que, durante su mensaje ante la Asamblea Legislativa, definió como “un proyecto nacional, popular y profundamente democrático”. Cristina abrió la nueva etapa durante una jornada dominada por las formalidades de la jura en el Congreso de la Nación, la emoción y la épica de su mensaje con eje en la defensa de la gestión iniciada en 2003, el punteo de los desafíos futuros, y el festejo popular en las calles y en la Plaza de Mayo que se extendió hasta las últimas horas del día.
En el Congreso, la presidenta hizo una enfática defensa de los logros de gestión, sintetizados en una serie de medidas clave. Las describió en una suerte de línea histórica plagada de cifras y comparaciones, con menciones especiales a la reestructuración de la deuda, el pago al FMI, la estatización de las AFJP y la sanción de la Ley de Medios. (ver página 20)
En un segundo capítulo de su mensaje, Cristina subrayó también las metas de la “sintonía fina”, la denominación que ella misma construyó unos días después de su rotundo triunfo electoral en los comicios del 23 de octubre para hablar del futuro y de las promesas para la nueva gestión.
Lo hizo con un punto de partida. Le pidió a todos los sectores colaboración en la defensa del modelo –“no escupamos al cielo”, reclamó– y ratificó para el poder político el timón de la economía. “No soy la presidenta de las corporaciones. Soy la presidenta de los 40 millones de argentinos. El jefe de la economía argentina se sienta acá y por decisión del pueblo”, advirtió. Fue después de cuestionar las cinco corridas cambiarias de las semanas posteriores a su reelección.
El subrayado sirvió de prólogo para los anuncios: la creación, en el ámbito del Ministerio de Economía, de la Secretaría de Comercio Exterior que, según explicó, trabajará “en una sola banda” con la de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, y de una Subsecretaría de la Competitividad (ver página 18). “Hemos llegado a un punto de crecimiento importante y un mundo complicado. Necesitamos el esfuerzo”, puntualizó.
Siguió con un llamado destinado a los sindicatos, y el firme reclamo para que el derecho a huelga no se convierta “en chantaje o extorsión”. Desde una de las bandejas, la escuchaba el titular del sindicato de los taxistas, Omar Viviani. El jefe de la CGT, Hugo Moyano, fue, en cambio, uno de los grandes ausentes.
“En honor a los 40 millones de argentinos, y todos los compañeros vivos o que ya no están, y nuestra propia historia, no vamos a dejar las convicciones”, prometió al reeditar una frase que Néstor Kirchner hizo célebre cuando llegó al poder, en mayo de 2003 con apenas el 22% de los votos. Y subrayó: “Seguiremos trabajando por una Argentina más justa, más equitativa y más solidaria.” Para el final, hizo un doble reclamo al Parlamento: la sanción de la Ley de Tierras y de la Ley Penal Tributaria.
La jura de los ministros –por primera vez ese acto no se realizó en el Salón Blanco y se trasladó al Museo del Bicentenario, el amplio espacio donde funcionaba la antigua Aduana Taylor y que fue inaugurado el 24 de mayo pasado– describió la última foto institucional. La presidenta decidió transitar el comienzo de su nuevo mandato con un Gabinete signado por la continuidad. Las novedades giraron alrededor de tres nombres: Juan Manual Abal Medina quedó al mando de la Jefatura de Gabinete; Hernán Lorenzino remplazó al flamante vicepresidente, Amado Boudou, en Economía; y Norberto Yahuar sucedió a Julián Domínguez en Agricultura. El resto del elenco quedó ratificado, junto con los secretarios general de la Presidencia, Oscar Parrilli; de Legal y Técnica, Carlos Zannini; y el titular de la SIDE, Héctor Icazuriaga. (ver página 14).
Ayer, Cristina también estuvo rodeada por varios de los principales mandatarios de la región. En un palco especial del Congreso, siguieron su discurso los presidentes Dilma Rousseff (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay), Porfirio Lobo (Honduras) Sebastián Piñera (Chile) y José “Pepe” Mujica (Uruguay) junto a su mujer, la senadora Lucía Topolansky. Todos ellos –junto a los delegados de los Estados Unidos, Francia, Italia, España y China– partieron luego desde el Parlamento a la Casa de Gobierno para recibir el saludo presidencial (ver página 12). También dieron el presente todos los gobernadores, oficialistas y opositores, y el alcalde porteño, Mauricio Macri.
Para el cierre de una jornada que definió como “difícil” por la ausencia de Kirchner, su compañero de vida y militancia fallecido hace poco más de un año, la presidenta

Los ejes del discurso

“Somos ejemplo en el mundo en materia de Derechos Humanos. Por el coraje de Néstor Kirchner, el acompañamiento del Congreso y la decisión de la justicia.”

“Estamos en una nueva Argentina, pero también estamos en un nuevo mundo que implica más desafíos y decisiones comprometidas con nuestro pueblo.”

“La distribución de la palabra a través de la Ley de Medios fue construida con coraje, valentía, junto a grandes sectores de la sociedad y otras fuerzas del Congreso.”

“Cuidemos lo que logramos en estos años donde pequeños empresarios se convirtieron en medianos y los grandes se cansaron de ganar dinero.”

“Los jefes y jefas de Estado de América Latina sabemos que en la integración regional está una de las mejores defensas que podamos tener.”

“Los bancos no pueden ser el fundamento de la economía, tienen que ser el instrumento, la palanca para que la economía real se mueva y produzca bienes.”
TIEMPO ARGENTINO