02 Dec Lo que hace feliz a las naciones no es el dinero
Por Tesy De Biase
La crisis económica se globaliza y el mundo sale a pedirle ayuda a la psicología positiva. Así, la felicidad pasó a ser un desafío de la economía, que hoy discute cómo se juega en el terreno de las naciones. “Los economistas de la felicidad plantean que la economía de los países desarrollados no está funcionando porque el nivel de vida fue subiendo, pero la felicidad de las personas quedó estable, lo que contradice los presupuestos de la economía clásica”, dijo a LA NACION el psicólogo de la Universidad de Lisboa Luis Neto, que disertó en el Congreso de Psicología Positiva de la Universidad de Palermo.
Su propuesta se enmarca en un nuevo movimiento social con presencia en Francia e Inglaterra, que intenta redireccionar el desarrollo hacia la constitución de “naciones positivas”, sostenidas en los valores de la psicología positiva: optimismo y bienestar, subjetivo y colectivo, a construir desde las potencialidades y no desde las carencias. Variables que no tenían un peso específico entre los marcadores económicos tradicionales.
¿Cómo medir la felicidad de los pueblos? Mediante el concepto de calidad de vida, que conjuga factores materiales, personales y sociales, explicó la doctora Graciela Tonon, de la Universidad de Palermo, que señaló que el empoderamiento comunitario, la reducción de la exclusión social y el incremento de la seguridad socioeconómica son los medios que facilitan el logro de la calidad en términos de sociedad.
¿Y el dinero? Según estudios internacionales, el bienestar está relativamente divorciado de su histórico matrimonio con el dinero. La carrera por la supervivencia ocupa todos los espacios hasta que las necesidades elementales fueron satisfechas, entonces, el dinero ya no aporta a la cuenta de la felicidad y la gente se lanza a satisfacer lo que está más allá. Es decir que las personas ponen la felicidad y el bienestar por encima del dinero. cuando tienen dinero.
Felicidad solidaria
Las variables que en general las personas asocian al bienestar no son económicas. La tendencia se cumple en la Argentina. Un estudio de TNS Gallup y la Universidad de Palermo sobre 1012 personas de todo el país halló que los ejes sobre los que se construye la felicidad son la familia (mencionada por el 17%), el amor (13%) y la salud (10%). No el dinero.
Sin embargo, tanto en la Argentina como en el resto del mundo, el dinero aparece en la columna de la infelicidad: “Entre las razones más mencionadas por las que los encuestados declaran ser infelices, se destacan los problemas económicos (3 de cada 10). Los culpables de la infelicidad entre los argentinos son (en este orden) los problemas económicos, de salud, laborales y/o familiares.
Es decir que el dinero no compra la felicidad pero su falta abre las compuertas de la infelicidad.
Autor del primer mapa internacional de la felicidad que reúne datos de 177 países, el experto en psicología social de la Universidad de Leicester, Inglaterra, Adrian White dice: “Hay una creencia de que el capitalismo causa gente infeliz. No obstante, cuando a la gente se le preguntó si era feliz, había más probabilidad de que personas de países con buena sanidad, alto Producto Interno Bruto por cápita y acceso a la educación manifestaron ser felices”, explica desde la vereda positiva.
En su ranking, después de Dinamarca y Suiza, los más felices son los ciudadanos de Austria, Islandia, Bahamas, Finlandia y Suecia, mientras que entre los primeros veinte también está Costa Rica (13), en tanto que EE.UU. está en el vigésimo tercero y España, en el cuadragésimo sexto. Argentina figura en el puesto 56.
Lo que todavía faltan son análisis que delimiten por qué cada país ocupa el lugar que ocupa en el ranking del bienestar. Aunque hoy se sabe que sólo la combinación de ciertas variables puede instalar una dirección humanizada al desarrollo.
Según Ed Diener -cofundador de la psicología positiva- y Louis Tay, de la Universidad de Illinois, la felicidad es solidaria. Tras discriminar el bienestar material del psicológico, los psicólogos estudiaron a 41.000 personas de 123 países y encontraron que la felicidad se construye por la satisfacción combinada de distintos tipos de necesidades, pero que una vez cubiertos los requerimientos individuales, restan los sociales -entre ellos respeto, seguridad, autonomía- para generar verdadero bienestar.
Alejandro Castro Solano, doctor en Psicología, investigador del Conicet y compilador del libro Fundamentos de Psicología Positiva, afirma que son tres las vías de acceso a una vida satisfactoria: las emociones positivas, el compromiso con lo que hacemos y la búsqueda de sentido, que sólo puede entenderse en un contexto global más amplio, es decir que implica poner las capacidades individuales al servicio de los demás para obtener significado vital. Y aclara: “Si bien las personas pueden alcanzar la vida plena a través de cualquiera de ellas, quienes emplean conjuntamente las tres rutas registran mayor satisfacción”.
La psicóloga de Harvard Sonja Lyubomirsky, que recibió un millón de dólares de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos para descubrir la fórmula de la felicidad, define en su libro La ciencia de la Felicidad (Ed. Urano) las claves de la felicidad sostenible: la multiplicación de emociones positivas, la construcción de redes de apoyo social, la motivación, el esfuerzo y el compromiso con uno y con los otros, y la promoción de hábitos asociados a la construcción de felicidad, individual pero con proyección colectiva.
LA NACION