El trabajo voluntario en las relaciones de laborales

El trabajo voluntario en las relaciones de laborales

Por Mariana Iribarne
De acuerdo con la definición de las Naciones Unidas, el voluntario es el joven o adulto que, debido a su interés personal y a su espíritu cívico, le dedica una parte de su tiempo, sin remuneración alguna, a diversas formas de actividades, organizadas o no, de bienestar social u otros campos.
Hasta hace unas décadas, el voluntariado se limitaba, sobre todo, a algunas acciones personales, de grupos escolares o religiosos. Sin embargo, actualmente, la mayor parte de la adhesión al voluntariado proviene de empresas privadas. Esto, además de producir un alto impacto positivo sobre las instituciones y los grupos beneficiados, generó un cambio en el comportamiento de las empresas de diversos segmentos y sus funciones dentro de las empresas.
Hoy la competitividad del mercado ya no se limita al precio y a la calidad de los productos y de los servicios, las empresas también entienden su deber de contribuir a la calidad de vida, la conservación ambiental y el desarrollo comunitario. Y, desde esta perspectiva, se debaten mucho los conceptos relacionados con responsabilidad social, inversión social privada y voluntariado corporativo. Aunque existan divergencias en el modelo y en la causa a apoyar, se reconoce la acción voluntaria como un punto unificador y modificador de las estructuras y relaciones de trabajo.
Los profesionales de RRHH ven el desarrollo de programas de voluntariado como una actividad que contribuye a la capacitación de una fuerza de trabajo mejor preparada para hacer frente con creatividad a los dilemas diarios del mundo corporativo. Para coordinar y ejecutar los proyectos sociales en los que actúan, estos profesionales se enfrentan, en la mayoría de los casos, a estructuras que carecen de herramientas tecnológicas y a equipos reducidos, desarrollando más sus habilidades de liderazgo, al tratar con voluntarios de perfiles tan diversos.
La experiencia del trabajo voluntario consigue mostrar que la transformación social de una comunidad es posible por medio de un proyecto sólido y estructurado. En contacto con la comunidad, los empleados pasan a conocer verdaderas historias de éxito y de ascenso social: jóvenes y adultos alfabetizados por voluntarios, estudiantes que realizaron cursos de inclusión digital, aprendizaje de inglés, entre otras muchas iniciativas.
Quienes realizan trabajos voluntarios tienen mayor creatividad y confían en la existencia de soluciones para resolver aquellos problemas que pueden afectar a los distintos departamentos de la empresa. Además, incrementan su visión general de los negocios y amplían su horizonte en el campo de las tareas. La experiencia adquirida en instituciones y ONGs les ayuda a creer en el poder del trabajo en equipo y en los resultados que puedan derivarse de la unión entre la persistencia y la confianza.
La acción comunitaria de Intel® Argentina, por ejemplo, surge de las propias necesidades de la sociedad y por iniciativa de sus empleados. En el año 2010, el 80% de nuestro personal participó de este tipo de actividades aportando más de 2600 horas de voluntariado. Entre sus actividades se destacan Tu Privacidad Online, aportes a la iniciativa de Un techo para mi país, el armado de una biblioteca escolar, una actividad de lectura junto a la Fundación Leer, Ferias Tecnológicas en escuelas, actividades recreativas en escuelas rurales, una limpieza de la Reserva Ecológica y hasta la reconstrucción de una cancha de basket.
Tu Privacidad Online, por ejemplo,
tiene como objetivo concientizar y capacitar a adolescentes, padres y docentes sobre el uso responsable de la tecnología. La iniciativa surgió en 2009 por iniciativa de los propios empleados que eran padres de hijos adolescentes y estaban preocupados por el uso de sus hijos de internet.
En este proyecto se han involucrado más de 35 empleados de la compañía, que en el curso de 3 años han dedicado casi 600 horas a concientizar a más de 5000 jóvenes en el uso responsable de internet. Este es un ejemplo que demuestra que cuando las empresas escuchan las necesidades de sus empleados y de sus comunidades pueden lograr, a través del voluntariado corporativo, alinear la necesidad de desarrollar las capacidades de sus empleados y su conciencia social con las necesidades de las comunidades en las que operan. Así, la comunidad entra en la empresa y la empresa forma parte de la comunidad.
EL CRONISTA