Dubai: un milagro en el desierto

Dubai: un milagro en el desierto

La palabra imposible no está en los diccionarios de los líderes. No importa que tan grandes son los desafíos, la fe, la determinación y la resolución los superarán”. La frase corres¬ponde a su alteza Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum, primer ministro y vicepresidente de los Emiratos Árabes Unidos. Y no es una expresión de deseo. Su imagen se erige en la entrada del Burj Khalifa, el edificio más alto construido por el hombre, con más de 200 pisos y cerca de 828 metros de altura. Allí se encuentra también el restaurante más alto del mundo. Se llama At.Mosphere y funciona a 442 metros del suelo en el piso 122. No por nada Tom Cruise la eligió para escalar en la cuarta secuela de “Misión Imposible: protocolo fantasma”. Atractivos para visitarla no le faltan. Cuenta con el primer hotel de siete estrellas en el globo pero también con la pecera más grande del mundo, la pista de esquí in doors que también superó todo lo conocido y hasta un acuario en pleno desierto que se sumó al libro Guiness. Es que Dubai se emerge como un gran desafío del hombre frente a la natu¬raleza donde se construyeron islas artificiales gracias a la combinación justa entre la ingeniería y la arquitectura, pero también gracias al dinero generado por el negocio del petróleo, inicialmente.y los aportes del propio Estado, en la actualidad. El Ritz, el Crowne Plaza y el Intercontinental son sólo algunas de las cadenas globales que se instalaron, a las que se sumaron todas las principales brands internacionales de indumentaria. Los imperdibles son muchos, de ahí que El Cronista preparó un brief ejecutivo con todo lo que hay que conocer al momento de visitar este emirato.
Para empezar, se destaca el Burj Al Arab, construido sobre una isla artificiales el que rompió el molde del cosmos estelar con el que se miden los servicios de turismo y funcio¬nó como una especie de marca insignia de lo que Dubai genera. Comenzó a construirse en 1994 y se inauguró en 1999. Es, sin dudas, la postal clásica por su forma inspirada en una embarcación a vela. Su localización fue estratégica ya que su sombra no cubre la playa montada en el desierto. El helipuerto, ubicado en su cima, se hizo famoso por la cancha de tenis de la publicidad en la que participaron Andre Agassi y Roger Federer: sin embargo, se montó exclusiva¬mente para la publicidad.
El hotel no tiene habitaciones normales sino que cuenta con 202 suites dobles. La más chica tiene nada más y nada menos que 169 metros cuadrados. La más grande, 780 metros. El servicio de autos Rolls-Royce espera a cada uno de sus huéspedes.
Otro de los atractivos globales es el hotel Atlantis, donde además de un parque temático de agua -sí, en pleno de-sierto-, puede alquilarse una de las su/tes más caras del mundo,con 10 habitaciones conectadas en su interiorAde-más, se combina allí la posibilidad de alimentar a las rayas o nadar con los delfines, además de toboganes, piletas cli-matizadas y hasta montañas rusas acuáticas con túneles submarinos. Es la atracción acuática más grande de todo Medio Oriente y ocupa unas 46 hectáreas, de las que 17 se ocupan con unos 18 millones de litros de agua con cascadas, olas, rápidos y hasta túneles submarinos con todo lo que se puede encontraren las profundidades del mar Otro atractivo es el Fuerte Al Fahidi.Con 150 años de anti¬güedad, hoy sede del Museo de Dubai, es el mejor punto de partida para recorrer los numerosos objetos que unen la historia con el comercio y los buscadores de per¬las, quienes las obtenían buceando. Allí se encuentra tam¬bién la evolución del comercio exterior; las construccio¬nes de las primeras barcazas, el recorrido del petróleo y hasta la fórmula que aplicaban los primeros comerciantes, en un recorrido imperdible. Las exposiciones abarcan des¬de armas antiguas hasta todo tipo de objetos militares. Algunos de los artículos más atractivos fueron recuperados de las tumbas en Al-Ghusais y tienen entre 3000 y 4000 años de antigüedad.
Tocar el cielo
Por su parte, el Burj Khalifa es un rascacielos que se termi¬nó finalmente en enero de 2010. Desde allí se puede ver toda la superficie de Dubai y sacar la mejor foto aérea del imperio. No hay que tener vértigo ni miedo a las alturas, ya que el ascensor sube a una velocidad impensada a lo más arto de la torre record. El arquitecto principal fue Adrián Smith, quien manejó un presupuesto superior a los US$ 4000 millones, que finalmente se multiplicó hasta cerca de US$ 20.000 millones para desarrollar todo el downtown. La altura del Burj Khalifa es considerablemente mayor que la de cualquier otro edificio del globo. Destronó al Taipei 101 e, inclusive, recién podrían competirle poniendo arri¬ba de éste a la torre Eiffel. También superó a la torre CN, que es la estructura más afta sostenida sin cables en el mun¬do. Su vigencia es tal que en la mismísima entrada se encuen¬tra un comparativo con todos los iconos globales mostran¬do su clara superioridad en metros y tecnología.
Para los fanáticos del shopping en esta ciudad también está el Dubai Malí. Como no podía ser de otra manera también es el centro comercial más grande del planeta, con cerca de 1200 tiendas, pista de patinaje y un acua¬rio en el que uno puede sumergirse y bucear con tiburones a escasos metros de la tienda de Louis Vouitton o del tradicional patio de comidas. Por las dudas, no se sor¬prenda si le piden que no utilice remeras que dejen los brazos a la vista o si cada tanto suenan las pantallas con campanadas que indican que es un momento de ora¬ción. Es que la cultura religiosa propia de la región con¬vive con la occidentalización de los turistas que la visi¬tan. Un tip importante: los precios en el centro comer¬cial son más que competitivos para los argentinos. Los juguetes se encuentran hasta un 40 por ciento más bara¬tos, la ropa de marca es un 30 por ciento más econó¬mica y el patio de comidas permite almorzar por valo¬res muy similares a los del país del tango. Las compras con tarjeta toman la conversión oficial, con lo cual, al momento de multiplicares más conveniente el plástico antes que la compra en efectivo.
Un mar de arena
Quien recorre Dubai no puede perderse el safari por el desierto. Claro está, es una visita top, en más que coque¬tas 4×4, en la que se combina la conducción deportiva con la subida y la bajada de dunas a toda velocidad. Si bien los conductores están más que entrenados, el vértigo y la adrenalina se asemejan al París Dakar. Quienes disfru¬tan de la velocidad pueden también practicar sandboarding o alquilarse un quad. Un dato importante es que las características de las excursiones varían según el momen¬to del día. La que se hace por la mañana permite regre¬sar antes del almuerzo y la de la noche es ideal porque tiene, además de un recorrido por el desierto, un atar¬decer y un completo menú de comida típica con odalis¬cas bailando en las tiendas construidas en pleno desier¬to. Las estrellas se muestran más que atractivas por la noche y permiten volver a las fuentes para todos aque¬llos que viven el típico estrés citadino.
Y como si todos estos condimentos no fueran suficientes, hay más, sobre todo para los argentinos o fanáticos del fútbol de todo el mundo. Es que Diego Armando Marado¬na es mucho más que la foto buscada en Dubai. De ahí que el actual DT del Al Wasl se convirtió en un atractivo adicio¬nal para este destino de lujo. La Maradonamanía provocó que cientos de fans se junten en cada entrenamiento, pero no para ver a sus jugadores, sino para disfrutar de “el Diego”. El club tuvo que ampliar la capacidad de sus tribu¬nas y si bien hay rejas que separan al campo de los espec¬tadores, se puede ver al DT en acción y llevarse una foto que cotiza aún más que la vela. Un dato: Maradona llega con su chofer y el auto lo deja en la puerta para evitar el zan distintos paseos que distan del lujo típico y dan el puntapié inicial a conocer la otra cara de la ciudad. Las embar¬caciones de madera zarpan de la orilla del Deira y suelen tener conexiones con los principales hoteles. El tráfico, cabe aclararlo, suele tener los mismos vicios que en la mayoría de las ciudades. El mercado Oíd Suq (aunque existe rega¬teo es bastante caro), el pequeño barrio de Bastakiya con sus galerías de arte, coquetos patios y muestras del pasa¬do dan el puntapié a varios restaurantes que recuerdan a “Las mil y una noches”.
Las tradicionales mezquitas suelen perderse entre los impo¬nentes rascacielos. Sin embargo, existe una llamada Jumeirah que puede visitarse. El mercado del oro, también en esa zona, sorprende porque supera lo imaginado. Todas las vidrieras con anillos, cadenas, relojes, y hasta torres crea¬das de oro, dan el marco al regateo. También hay espacio para disfrutar los aromas del Spice Souq con sus tradicio¬nales especias y recorrer los laberintos de pashminas, shishas y lámparas de Aladino. Los casamientos en la playa del Golfo Pérsico también suelen ser un clásico cuanto menos pintoresco. El monorriel y la vista a las grandes torres le dan un marco distinto. Pero si no se es amigo del verano, también se puede ir a esquiar Sí, aunque haya 49°C en el exterior, Dubai ofrece la posibilidad de ver túnicas con camperas de nieve. Ski Dubai es la pista de esquí indoor más grande del mundo y está en el Mall Of Emirates. En ella se puede practicar ese deporte, snowboard y otras actividades invernales. Tiene 85 metros de altura, 80 de ancho y una longitud máxima de 400 metros. Cuenta con cinco recorridos de distinta difi¬cultad, además de instructores especialmente “importa¬dos” para tal fin. Al igual que los lingotes de oro que pue¬den sacarse de los cajeros automáticos, que dan otro marro particular a este mundo de película Una película que vale la pena ver
EL CRONISTA