Vacaciones en dos ruedas

Vacaciones en dos ruedas

Por el norte argentino o por la mítica Patagonia; por el sur chileno; por cualquier costa; por cualquier ruta. Lo que es seguro es que un viaje en moto va a resultan sin dudas, mucho más inesperado de lo que se piensa O, al menos, una odisea en la que la naturaleza suele ser la que dirige la orquesta. Hace falta, eso sí, tener un gusto particular por andar en la ruta. Y saber que lo que cuenta no es el destino, sino el trayecto, el camino.Y, por supuesto, hay que estar preparado para la aventura.

Antes de poner primera
Para emprender un viaje de larga distancia lo ideal es hacerlo en una moto de no menos de 400 centímetros cúbicos, con una autonomía de 300 kilómetros y si es bicilíndrica, mejor Esto permitirá trasladarse fuera del pavimento, en terrenos como el ripio, la tierra o, incluso, la arena, con mayor facilidad y seguridad. Para este tipo de viajes, las motos enduro u on-o/f (dentro o fuera del camino) son las más indicadas.
Sin embargo, motor más, motor menos, lo importante va a ser definir hacia dónde se quiere ir, qué tipo de caminos (ripio, tierra, asfalto) se van a recorrer, si en la moto van a ir una o dos personas y si la aventura va a ser en gnjpo o en soledad. Con esto en mente, vale la pena tener en cuenta algunos tips para disfrutar del viaje. Una vez definido el recorrido y el tiempo del viaje, es necesario empezar a equipar la moto con una defensa “antiperros”, un cubre cárter, un buen parabrisas y en lo posible, y para mayor comodidad del piloto (y del copiloto), un baúl. Además,aunque no son un must, siempre es bueno incorporar alforjas a los costados para llevar pocas cosas sobre la moto. Es que, aunque pese poco, cualquier mochila que uno cargue en la espalda, después de unos kilómetros de viaje puede llegar a ser la peor pesadilla. Las alforjas deben ser de un material resistente, porque generalmente van en contacto con el caño de escape y pueden llegar a quemarse. Y que todo lo que vaya dentro esté guardado en alguna bolsa impermeable. La lluvia, pero también algún arroyo que haya que cruzan pueden jugar una mala pasada y siempre es bueno tener el equipaje seco. Una de las lecciones más importantes que deja la experiencia de un viaje largo en moto es saber elegir entre lo realmente.
En un viaje en moto, la naturaleza y el paisaje mandan,
pero, tanto si se transita por ripio o asfalto, el rodado tiene que estar bien equipado: baúl, alforjas resistentes e impermeables, cubre cárter y parabrisas son indispensables.
necesario y qué es totalmente accesorio: siempre es mejor estar ligero de equipaje.
La segundad ante todo
Una buena campera, un buen pantalón y el calzado adecuado pueden hacerla diferencia en un viaje de estas características. Una campera multiestación es la mejor opción. Además de contar con protecciones en los codos, en los hombros y en la espalda, tienen varias capas que se pueden ir sacando en caso de que haga calor: el efecto cebolla Al momento de comprarse luna, lo ideal es que quede bien al cuerpo, para que no entre viento. Cada golpectto sobre el cuerpo, a más de 100 km/h, puede resultar muy molesto y doloroso.
Los pantalones también pueden ser multiestación y es fundamental que cuenten con protecciones, principal¬mente en las rodillas, para amortiguar una posible caída. A la hora de pensar en el calzado, es mejor llevar uno impermeable y con una suela fuerte. Los borcegos pueden ser una alternativa y en las casas de motos también venden indumentaria especial. Para los más friolentos, llevar un par de guantes para que la temperatura no sea un impedimento para disfrutar Y para que la humedad tampoco lo sea, es recomendable sumar un equipo de lluvia en el baúl o en las alforjas. No pasa nada cuando llue-ve un par de horas, el problema surge cuando la caída de agua persiste durante varios días. Una garúa finita durante durante 400 km se puede traducir en una de las más molestas compañías arriba de una moto. Respecto del casco, más allá del estilo personal, se recomienda que cuente con un visor para evitar acciden¬tes en los ojos o; en caso contrario, siempre viajar con anteojos de sol para que la tierra, el viento y el ripio no sean una molestia.

Elegir las rutas
Con la moto equipada, con todos los recaudos tomados en cuanto a indumentaria y seguridad, el siguiente paso (y para nada menor) es armar el viaje, elegir las rutas,
los caminos principales, los alternativos y la cantidad de kilómetros que se van a recorrer por día. No hay un must en este aspecto, pero hay que tener en cuenta que no es lo mismo recorrer 100 km sobre dos ruedas que sobre cuatro. Por ello, lo ideal es no “correr” detrás de una cantidad determinada de kilómetros y armar el crono-grama de viaje en función de los paisajes y de las rutas en general, así como también según el aguante físico de cada uno, porque el cansancio es un compañero infaltable, mucho más que arriba de un auto. Unos 400 km por día, frenando cada una hora de viaje, es una distancia que puede dejar exhausto a más de uno. Lo recomendable es que no sean más de 300 km por jornada. En cuanto a la tecnología de a bordo, es ideal llevar intercomunicadores tanto por seguridad como para hacer ciertos tramos más llevaderos.Y también un GPS puede ser una buena alternativa para calcular distan¬cias y puntos donde cargar nafta. Pero también llevar un mapa de la zona, porque generalmente están marcados los caminos y rutas alternativas. Es que, si al fin y al cabo el objetivo del viaje no es llegar sino andar, no hay nada mejor que “perderse” sabiendo que a algún lado se va a arribar.
EL CRONISTA