04 Nov Stephen King no se cansa de inventar monstruos
Por Alexandra Alter
tephen King le tiene miedo a los teléfonos celulares, los insectos, los ascensores, al número 13 y a los ventiladores sueltos.
“Escribo sobre lo que me asusta”, dijo el autor durante una entrevista en su casa de Bangor, Maine. “Cuando era niño, mi madre me decía: ‘Piensa en la peor cosa que se te ocurra, y si lo dices en voz alta entonces no se volverá realidad’. Y probablemente esa ha sido la base de mi carrera”.
Durante casi 40 años, King ha traficado en historias de terror y fantasía que derivan de una imaginación increíblemente fértil. Ha publicado 50 novelas, entre las que destacan Carrie, El resplandor y El pasillo de la muerte, escrito unos 400 cuentos, y vendido más de 350 millones de libros en todo el mundo.
Ahora, por primera vez, ha basado una de sus novelas en un acontecimiento histórico, creando un personaje espeluznante inspirado en uno de los villanos más infames de Estados Unidos: Lee Harvey Oswald, acusado de asesinar al presidente John F. Kennedy en 1963.
Su nueva novela, 11/22/63, que se publicará el 8 de noviembre en EE.UU., sigue a Jake Epping, un profesor de inglés en la secundaria de una pequeña localidad de la Maine de hoy. Jake Epping viaja a través de un misterioso portal del tiempo a 1958, con el objetivo de impedir que Oswald mate al presidente Kennedy.
Ambientado casi totalmente a finales de la década de los 50 y comienzos de los 60, el relato sigue los movimientos de Oswald en los meses y días previos al asesinato de Kennedy en Dallas, e incluye a figuras históricas como James Hosty, el agente del FBI que investigó a Oswald; Bonnie Ray Willams, colega de Oswald en el Depósito de Libros de Texas, y George de Mohrenschildt, geólogo ruso y amigo del asesino.
“Nunca he tratado de escribir nada como esto antes”, reconoce King. “Al principio, fue algo verdaderamente extraño, como tratar de acomodarse a unos zapatos nuevos”.
Su incursión en historias reales marca un nuevo capítulo para el novelista de 64 años, quien en años recientes ha buscado establecerse como un autor que trasciende el género del terror. King ciertamente no carece de lectores, pero quiere nuevos.
“Este podría ser un libro con el que realmente tenemos la oportunidad de conseguir una audiencia que no sea la que habitualmente me sigue”, dijo.
King y su editorial, Scribner, encaran un extraño reto en la elaborada campaña de marketing para promover 11/22/63. ¿Cómo se puede transformar la imagen de uno de los escritores en vida más famosos y exitosos del mundo?
Scribner apunta, por ejemplo, a los aficionados a la historia con promociones en sitios web sobre ese tema. Para atraer a los que siguen activamente la coyuntura noticiosa, la editorial compró espacio de publicidad en noticieros y en el canal interno que CNN tiene en varios aeropuertos, al igual que en canales de cable. La gira literaria de King incluirá apariciones en la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy, en Boston, y el Museo del Sexto Piso en Dallas, el sitio desde donde Oswald disparó.
King ayudó a planificar la estrategia de promoción del libro. Un inusual acuerdo con Scribner le otorga mayor control que a la mayoría de los autores sobre cómo se empacan y venden sus obras. El escritor recibe un avance relativamente pequeño para un autor de su popularidad y divide los costos de producción y marketing por partes iguales. Pero, de igual manera, recibe la mitad de las ganancias, lo que en su caso (publica uno o dos libros al año), resulta un arreglo bastante lucrativo.
Hace casi una década, King consideró retirarse luego de haber sido atropellado por una furgoneta en un accidente grave. Desde entonces, ha entrado en un período notablemente fértil. Una reciente mañana en su residencia de Bangor, trabajaba en su duodécimo borrador de Ghost Brothers of Darkland County, un musical del cual es coautor junto con el cantante de rock John Mellencamp que se inaugurará en Atlanta a comienzos del año próximo. Recientemente terminó la octava entrega de su serie La torre oscura y ya lleva 500 páginas de una secuela de El resplandor.
En 11/22/63, King crea una narrativa de viaje en el tiempo cargada de detalles como el precio en 1958 de una cerveza de raíz (10 centavos de dólar) o un corte de cabello (40 centavos de dólar). King y su asistente de investigación, Russ Dorr, revisaron documentos históricos y archivos de periódicos y pusieron especial atención en los avisos de ropa y electrodomésticos, resultados deportivos y guías de televisión.
Ambos pasaron una semana en Dallas, donde visitaron los puntos clave en la historia. King estudió varias teorías sobre conspiraciones, pero terminó descartándolas y llegó a la conclusión inquietante de que una sola persona sin poder político o carisma logró alterar el curso de la historia por su propia cuenta.
Oriundo de Maine, King comenzó a escribir cuando apenas tenía 6 años. En octavo grado, vendía sus cuentos a compañeros de clase por 25 centavos de dólar.
Fue a la Universidad de Maine en Orono, donde conoció a su mujer, Tabitha, que también es novelista. En 1973, ganaba US$6.400 al año como profesor de inglés cuando vendió su novela Carrie a Doubleday por US$2.500. Los derechos de la edición de bolsillo se vendieron por US$400.000. King pronto se convirtió en un autor de bestsellers.
El escritor, que hoy ya es abuelo de cuatro, está menos preocupado sobre su reputación. Desde que ganó un premio O. Henry por un cuento que publicó en la revista The New Yorker en 1994, y el premio de la Fundación Nacional del Libro por aporte distinguido a las letras estadounidenses en 2003, los críticos literarios han sido más generosos con él, observa. Pero asegura que está perfectamente consciente de su “lugar” en la escena literaria. “Nunca me he engañado de que vaya a tener mucha popularidad después de que muera”, asevera “Tal vez haya uno o dos libros que puedan quedar para la posteridad”.