Premian a un poeta sueco poco conocido

Premian a un poeta sueco poco conocido

La Academia Sueca otorgó ayer el Premio Nobel de Literatura a un compatriota, el poeta, psicólogo e historiador de las religiones Tomas Tranströmer, de 80 años, “porque mediante imágenes densas, límpidas, nos da un nuevo acceso a la realidad”.
“La mayor parte de su colección poética está impregnada de ahorro, de concreción y de metáforas expresivas”, añadió la Academia Sueca, al explicar los motivos del premio.
Tranströmer, cuya obra es poco conocida en el mundo, sufrió en 1990 un accidente cerebrovascular que le impide hablar, caminar con normalidad, escribir y tocar correctamente el piano, otra de sus grandes pasiones. Casado con Monica -la mujer que habla por él- y padre de dos hijas, se mostró feliz y hasta pronunció un par de palabras ante los periodistas que lo aguardaban en el hall del edificio donde vive, en Estocolmo.
El poeta estaba postulado para el premio desde 1973 y todos los años la prensa de su país espera la noticia frente a su domicilio para entrevistarlo. Esta vez tuvieron suerte y lo aplaudieron. Ayer muchos coincidieron en que el hecho de ser sueco había jugado en contra de Tranströmer. La Academia no distinguía a un sueco con el premio de Literatura desde 1974, cuando Eyvind Johnson y Harry Martinson lo recibieron en una decisión escandalosa: ambos integraban la institución cuando fueron galardonados.
Los académicos afirmaron que el poeta y psicólogo, que trabajó en su país durante mucho tiempo con convictos y gente en situación de riesgo, tiende en su obra “a un formato aún más reducido y a un grado aún mayor de concentración”.
Personaje de culto en Suecia, intelectual respetado por sus pares y séptimo premio Nobel de esa nacionalidad, Tranströmer estaba escuchando música clásica cuando se hizo el anuncio, según declaró el secretario de la Academia, Peter Englund.
El autor de Postales negras, El bosque en otoño y Góndola fúnebre , entre otras obras, fue traducido ya a 60 idiomas, desde el árabe hasta el vietnamita y también al español, aunque ha tenido muy poca trascendencia en el público argentino.
“Tengo que confesar que nunca lo había leído”, reconoció ayer Mario Vargas Llosa. “Sé que es un poeta muy destacado y su nombre ha sonado muchas veces como candidato al Premio Nobel. Pero lamentablemente no lo he empezado a leer hasta ahora”, subrayó el premio Nobel de 2010.
El escritor peruano habló con los periodistas en Madrid, a la entrada de la gala a la que acudió para recoger el premio como Personaje del Año de la revista Vanity Fair .
En cuanto a la prosa de Tranströmer, la crítica de su país dice que en sus poemas abundan las metáforas y las imágenes, que ilustran escenas simples de la vida cotidiana. La muerte, la historia y la naturaleza son temas recurrentes en su obra. “Se trata de la muerte, la historia y la memoria, que nos observan, nos crean, y que nos hacen ser importantes porque los seres humanos estamos en una suerte de cárcel donde todas estas grandes entidades se encuentran. Nunca te puedes sentir pequeño después de leer su poesía”, dijo Englund.
El flamante Nobel, nacido el 15 de abril de 1931, se mueve con mucha dificultad, toca el piano sólo con la mano izquierda, casi no habla debido a la afasia y siempre va acompañado de Monica, su mujer, quien se transformó en su vocera y sostén. Su debut literario fue a los 23 años cuando publicó el poemario 17 dikter (17 poemas) y su última obra, editada en 2004, responde a la métrica minimalista del haiku, que necesariamente habla de la naturaleza.
Días atrás, la casa de apuestas Ladbrokes pagaba 14 a 1 por Tranströmer, pero poco antes del anuncio de la Academia las apuestas masivas por el poeta sueco hicieron bajar la recompensa a sólo 1,6. Por tal razón la Academia, que había pedido extrema discreción a los integrantes de los distintos comités, reiteró su protesta por la filtración de la información. Algo similar ya había ocurrido en 2008 y 2009.
El ganador no adelantó qué hará con el dinero del Nobel, y sólo se le escuchó decir que Adonis se merecía el premio. Tranströmer ya había obtenido el Premio Bonnier de Poesía, el Premio Internacional Neustadt de Literatura, el Premio Oevralids y el Petrarca, en Alemania.
LA NACION