Inversores: apuntes urgentes para los que piensan en el oro

Inversores: apuntes urgentes para los que piensan en el oro

Por Julián Guarino
La paradoja está servida: el dogma inversor dice que a la hora de pensar dónde colocar los ahorros, nada es tan seguro como el oro. Pero… ¿qué tan seguro es invertir en oro a u$s 2.000 la onza? La pregunta trae aparejada un segundo interrogante: ¿cuánto vale realmente una onza de este metal milenario que ha engendrado insomnio a media humanidad? Y una más: ¿es el oro una buena inversión? El oro ha sido por siglos la reserva por excelencia para quienes quieren resguardar el valor de su inversión. Los inversores lo han visto por lo general como una protección en contra de la inflación. Esto implica que se recurre a él para protegerse en contra de potenciales pérdidas y no para obtener ganancias. Claro que eso cambió: en la última década, el precio de la onza subió. Claro que ese ingreso no puede valorarse nunca de antemano; no es un bono. Sobre el final de la columna, daremos algunos datos. Por ahora, una ecuación de lo más peregrina: si hay quienes hablaban de una burbuja para el oro en u$s 1.500 por onza, entonces ¿qué debemos pensar de aquellos que lo hacían cuando había tocado los u$s 1.000? Si es una señora burbuja ahora que roza los u$s 2.000 por onza, entonces los u$s 1.500 parecían, en perspectiva, un precio bastante sensato.
Ayer, un vuelo de turista a los pronósticos de las entidades financieras podía dejarlo a uno en la contrariedad más tenebrosa: grandes luminarias comienzan a pensar si no habrá una forma razonable y nada especulativa de ponerle una etiqueta de precio justo al lingote. Si en eso están ahora esto implica que aún no hay una medida que sirva de referencia.
No hay certezas, pero si habemus, en cambio, argumentos, explicaciones, pruebas, testimonios, evidencias, elucidaciones, maquinaciones, que se utilizan para respaldar o desacreditar –lo mismo da una suba o un derrumbe, ir detrás… En la superficial lógica que opera en forma cotidiana, pulsean quienes vociferan que el rally alcista se debe a que el dólar no ha parado de depreciarse, mientras que hay otros que sostienen que eso es debido a que la incertidumbre no ha parado de subir, y también los hay que señalan que la situación económica no ha parado de empeorar porque hay otros que señalan que China no ha parado de crecer…
Sea como fuere, el metal ya ha ganado 15% en lo que va del año y ha duplicado su precio desde 2009 trepando hasta los u$s 1.900 la onza. Y por si fuera poco, en los últimos días perdió casi 10%, sacándole la mano a los que recién entraban a ver qué era eso del oro… ¿Es tiempo de entrar? Imposible saberlo con exactitud. Pero hay quienes señalan que mientras el dólar se mantenga débil no habrá caída de la cotización del oro. En el largo plazo el precio real del oro dicen estaría vinculado al costo de producción del metal, que está muy por debajo de las u$s 1.500 la onza. De hecho, si se ajusta a la inflación, el precio actual del oro está aún por debajo del pico que alcanzó en 1980.
En la Argentina es difícil ahora menos con los contratos a futuro. Se paga mucho spread, casi 10%, para aquél que compra oro físico. Los ETFs fondos que imitan el rendimiento del activo deseado son una muy buena alternativa a la tenencia física de este metal, pero en el país no se operan.
Da la sensación de que hay pocos interesados en que las familias inviertan en oro. Es un producto escaso, cuyas prácticas de mercado resultan complejas y cuyos practicantes y profetas ejercen la vigilancia estricta. Para muchos, la inversión en oro tiene un paralelo con la figura de un ascensor atestado de gente que marca sobrepeso: todos saben cuál es el problema pero nadie quiere bajarse porque están recién en planta baja y todos desean llegar a la terraza al mismo tiempo. Es entendible: no hay tanto oro y sí, en cambio, hay todos los dólares, euros y hasta yenes que uno quiera o que los gobiernos deseen emitir. Para tener una idea, hace 40 años bastaba u$s 1 para comprar más de 1 gramo de oro. Hoy, se necesitan u$s 58 para comprar ese mismo gramo de oro.
Que conste en acta, el lobby del oro es uno de los más fuertes en Wall Street. Daba escalofríos ayer, meterse en los foros de wallstreeters, donde más de un broker se relamía de que los últimos dos días fueron una sacudida saludable que sirvió para desprenderse de los especuladores de corto plazo mientras los de largo quedamos en terreno seguro. Habrá que ser cauteloso: poca ansiedad y mucho wait and see.
EL CRONISTA