20 Oct Tras las buenas ideas a través del fracaso
Por Sue Shellenbarger
Con el fin de conseguir un potencial cliente para su agencia publicitaria, Amanda Zolten sabía que debía asumir un riesgo. Pero el producto de su cliente -cajas de arena para gatos- representaba un reto singular.
Lucy Belle, el gato de Zolten, le dio la respuesta.
Antes de que se reunieran ella y su equipo con seis ejecutivos de la compañía, Zolten escondió el desecho fecal de Lucy Belle en una caja de arena de la compañía y la puso debajo de la mesa de la sala de conferencias.
Nadie notó la caja hasta que Zolten la mencionó y destacó la ausencia de olor.
Sorprendidos, varios ejecutivos se corrieron hacia atrás. Dos salieron de la sala. Tras una pausa, los que se quedaron comenzaron a reír, cuenta Zolten, vicepresidenta de Grey New York. “Logramos lo que esperábamos, que era crear una experiencia memorable”, dice.
Zolten no sabrá por algunas semanas si su agencia ganó el negocio, pero su jefe, Tor Myhren, ya la designó ganadora de su primer premio trimestral “Fracaso heroico”, por asumir un riesgo grande. En medio de preocupaciones de que nos estamos volviendo menos innovadores, algunas compañías están recompensando a empleados por sus errores o riesgos cuestionables.
La táctica está arraigada en investigaciones que muestran que las innovaciones con frecuencia están acompañadas de una alta tasa de fracasos.
“El fracaso, y la forma en qué las compañías lo enfrentan, es una parte importante de la innovación”, dice Judy Estrin, fundadora de siete compañías de alta tecnología y autora de un libro sobre innovación.
Los fracasos causados por la torpeza o la pereza son malos. Pero “si los empleados ensayan algo que valía la pena y fallan, y si aprenden de ese fracaso, es algo positivo”.
Myhren, de Grey, recientemente comenzó a entregar su premio “Fracaso heroico”, porque le preocupaba que el rápido crecimiento de la agencia, filial de Grey Group, de WPP, en Nueva York, estuviera volviendo a los empleados “un poco más conservadores, quizá un poco más lentos”, dice.
“Pensé que recompensar un poco la toma de riesgo era potencialmente una respuesta”, dice Myhren.
Muchas personas logran innovaciones porque producen una cantidad muy alta de ideas, tanto buenas como malas, explica Dean Keith Simonton, profesor de psicología de la Universidad de California en Davis. “Las personas más exitosas tienden a ser aquellas con la mayor cantidad de fracasos”, dice Simonton, autor de estudios y libros sobre creatividad e innovación.
Derivar lecciones de fracasos es la meta de los premios “Mejor error nuevo” de Michael Alter en SurePayroll, una compañía de servicios de nómina en Illinois. Sólo la gente que trata de hacer un buen trabajo, comete un error y aprende de él puede participar para el premio anual de US$400.
Los empleadores usan una variedad de tácticas para fomentar la innovación. Grey New York designa una “zona libre de reuniones” todos los jueves por la mañana, para permitir que los empleados tengan tiempo para trabajar en proyectos creativos. Procter & Gamble Co. ha establecido una división de innovación, llamada FutureWorks.
Algunas empresas abren salas de juego o de siesta, atrios grandes con obras de arte, senderos peatonales o salas privadas de meditación con música e iluminación ajustable.
LA NACION