La generación “ni-nis” y la pérdida de la cultura del trabajo

La generación “ni-nis” y la pérdida de la cultura del trabajo

Por Julian A. de Diego
Los ni-nis o los que ni estudian ni trabajan son una nueva generación asociada la los grupos tecnológicos llamados sociales, que optan por apartarse del ciclo tradicional de educarse, formarse y profesionalizarse para finalmente trabajar en el arte oficio o profesión vocacionalmente elegida por el aspirante. En los EE.UU. como en Japón el grupo de los denominados Neet crece en forma exponencial año a año. En rigor ni-nis es un apócope utilizado en forma global para referirse a los jóvenes de entre 14 y 30 años de edad que no sólo no estudian ni trabajan, sino que además abandonan los estudios o no buscan trabajo, lo que causa en general un sentimiento de preocupación y angustia, y adopta tal posición indiferente ante la realidad ya que afirman justifican o toman como excusa el hecho verificable de que no conseguirán trabajo relacionado a sus estudios o simplemente por falta de voluntad y de motivación en el estudio.
Una estimación basada en las últimas mediciones sobre desempleo y subempleo indican que en la Argentina el grupo ni-ni asciende al 16% del total de la población potencialmente calificada como económicamente activa. Los Ni-Ni viven en condición social de marginación, discriminación y exclusión social; conforman grupos que se sienten obligados a mantener un status forzado de ocio frustrante, obligatorio, impuesto, incómodo, improductivo, angustiante y doloroso. Son también jóvenes desocupados que buscan acomodarse en su primer empleo, y que tratan de encontrar un lugar en la sociedad, que luchan para conseguirlo pero no lo logran. La mayoría, están en busca de trabajos e ingresan a las universidades, hacen filas, llenan formularios, acuden a entrevistas y exámenes, pero sólo reciben negativas. En América Latina, según el Informe Mundial sobre la Juventud de 2007, en 2004 entre el 18 y el 20% de los adolescentes de entre 15 y 19 años no estudiaban ni trabajaban. En México no existe una cifra exacta. Según el rector de la UNAM la cifra asciende a más de 7,5 millones de jóvenes (22% de la población de entre 12 y 29 años, de los cuales más de 6 millones son mujeres) lo que contrasta con la cifra de menos de 300 mil jóvenes publicada por funcionarios de la SEP. Sin embargo, ambas instituciones concuerdan en que aunque sus cifras son diferentes, indican que hay una grave falta de oportunidades y aspiraciones en los jóvenes. En México, se ha constatado que 920 mil egresados de las universidades, que en su mayoría pertenecen a clases acomodadas, no buscan empleo o lo rechazan porque no quieren trabajar; lo que implica un enorme inversión desperdiciada. La crisis de la generación de los Ni-Ni se ha acentuado en los últimos años debido a que aunque las mismas crecen en un ambiente de tecnología y democracia, tienen una gran dificultad para desarrollar un proyecto de vida y de emanciparse, y se sumergen muchos en la conexión de Internet, en los grupos sociales y en los medios de comunicación, y hasta en los juegos interactivos y virtuales. Esta generación se enfrenta con condiciones laborales deterioradas: subestimación de aptitudes y la no valoración de la formación educativa. Los lleva a concluir que son marginados, y que adrede se los está perjudicando. Una de las razones por la que sufren de angustia es por la posibilidad de tener una calidad de vida inferior a la de sus padres. Otra de las causas se debe a que no le encuentran sentido a estudiar, si después de haberlo hecho les costará mucho trabajo conseguir un empleo, por lo que deciden no hacer ninguna de las dos cosas. Una comparación muy interesante es la que hacen los sociólogos, al contrastar esta generación con las pasadas en las que si los jóvenes no estudiaban, se ponían a trabajar; sin embargo, en las generaciones de la actualidad si los jóvenes no estudian, tampoco trabajan. Un dato interesante es que la mayoría de miembros de esta generación forman parte de familias de clases medias y bajas. En las revoluciones árabes de 2010 y 2011 se considera que la participación de las generaciones de jóvenes ni-ni ha sido decisiva, lo que revela su espíritu de rebelión. Es curioso que el concepto nini se acuñó en España a partir de que un grupo de sociólogos le dio dicho sobrenombre a los jóvenes que al concluir sus estudios, la mala situación económica que impera en el país no les permite ingresar a la fuerza de trabajo, pero tampoco continúan con sus estudios. De acuerdo a estudios sociológicos, el statuts quo lleva a los jóvenes a una especie de desencanto, que culmina en desinterés por conseguir trabajo o estudiar por falta de ingresos. Este fenómeno se ha ido extendiendo hasta los adolescentes. Especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) han señalado que el término nini, es excluyente, pues la mayoría de quienes son catalogados de esa manera realizan actividades laborales y de estudio, pero no son consideradas como formales. El término nini genera una polarización entre los propios jóvenes, pues la mitad de ellos consideran que aquellos en esta condición son pasivos, conformistas y débiles, pero el otro 50% refiere que estas personas se encuentran excluidas o marginadas. De acuerdo al primer Estudio de Opinión entre la Juventud, sólo el 13% de los jóvenes, cuya edad se encuentra entre los 16 y los 29 años, no trabaja ni estudia, 37% sólo trabaja, 29 sólo estudia y 19% realiza ambas actividades. Mientras que el 54% tienen ingresos propios que no provienen de un trabajo diario, sino de actividades intermitentes y apegadas a sus gustos como dar clases, vender algunos productos o prestar servicios. En lo que respecta a los estudios, 19% lo abandonó porque no le gustaron, reprobó o entró a trabajar, mientras que un 28% alegó falta de recursos. La gran mayoría de los jóvenes valora mucho el estudio y el trabajo, además de que concuerdan en que deben desarrollarse en lo que más les gusta. El 80% son solteros y al 56% los padres proporcionan los recursos, en tanto que sólo el 16% se sostienen por sí mismos.
Muchos de los procesos tecnológicos que se están viviendo hoy en los países centrales conducen al desasosiego a segmentos importantes de la sociedad, a menudo incentivados por los efectos nocivos de los múltiples cambios que se experimentan. Los ni-nis son otra advertencia de males mayores que siguen creciendo sin recibir la debida atención y sin control.
EL CRONISTA