Steve Jobs, un líder diferente

Steve Jobs, un líder diferente

Además de extraordinarios adelantos tecnológicos, el siglo XXI ha irrumpido con una nueva generación de líderes, muchos provenientes del campo de las ciencias o de las artes, o de ambos a la vez.
Steve Jobs es uno de ellos. El anuncio producido días atrás de que el conductor de Apple dejaba su puesto por razones de salud (un cáncer de páncreas contra el que lucha desde 2004) conmovió profundamente al mundo, y no sólo al de la tecnología. Porque, tal como coinciden muchos de los que admiran su obra, Jobs ha logrado, desde el campo tecnológico, cambiar la manera de pensar los problemas y cómo resolverlos.
¿En qué consiste este cambio tan profundo, del cual Jobs es uno de sus máximos representantes? En comprender a losusuarios en sus necesidades y en su manera de encarar los cambios y de elegir. “La mayoría de las veces la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo muestras”, dijo.
Por esa capacidad de ver más allá del aquí y ahora, algunos han llegado a compararlo con grandes artistas o inventores de la época renacentista. Es que Jobs ha sido capaz de inventar aquellas cosas que habremos de necesitar en el futuro, y con un enorme valor agregado, porque se trata siempre de elementos útiles, pero, al mismo tiempo, con un diseño que los hace bellos y diferentes.
Por eso, tampoco resulta fácil resumir sus creaciones: pantallas táctiles, tiendas de venta de contenido multimedia, aparatos ultralivianos, todo tipo de artefactos que nos brindan practicidad y comodidad. También, el hecho de que, en un momento muy difícil de su vida, haya decidido dejar su lugar a un sucesor, en quien confía para seguir adelante con su tarea de creación.
En un mundo que se debate cada vez más ante graves problemas, muchas veces creados por el hombre mismo, se hace necesario el surgimiento de líderes con un perfil muy distinto del conocido. Jobs es un buen ejemplo de esto último, porque ha apostado a la innovación y al diseño para hacer del mundo un lugar más interconectado y, contrariamente a lo que se podría pensar de un genio de la tecnología, mucho más humano.
LA NACION