La Argentina y Brasil activan la versión latina de la guerra de monedas

La Argentina y Brasil activan la versión latina de la guerra de monedas

Por Juan Cerruti
No los une el amor, sino el espanto. El espanto a lo que ocurre en el Norte. Pero eso la Argentina y Brasil activaron en las últimas semanas un revival latino de la guerra de monedas que retomó protagonismo tras la crisis de 2008 y se mantuvo en el tapete hasta nuestros días. En los últimos 60 días el real se devaluó casi 8%, desde un nivel super apreciado. En tanto, el Banco Central argentino respondió en las jornadas recientes dejando subir el dólar 2,4%, y ya escaló unos 10 centavos si se lo compara con el valor que tenía a principios de julio.
Pero aunque ambos países optaron por depreciar su moneda, las razones que subyacen a este deslizamiento en una y otra nación son diametralmente opuestas. Brasil venía con un real demasiado bajo, que amenazaba con asfixiar su industria interna y desacelerar el ritmo exportador. La política de tasas altas para combatir la inflación (que mantuvo por años emulando al Banco Central Europeo) y las dificultades de los países desarrollados, atrajeron una enorme masa de capitales al principal socio comercial del Mercosur.
La paradoja de la nueva arquitectura económica mundial (con los emergentes creciendo un ritmo y los desarrollados a otros) puede resumirse en el hecho de que las medidas de estímulo económico en el Norte tienen un acotado impacto en esa región, pero generan un recalentamiento de los países del Sur, mediante los flujos de fondos, las paridades cambiarias y las demandas relativas, en particular de commodities alimenticios. Y uno de los mejores ejemplos de ello es Brasil.
La Argentina es otro cantar. Lucha contra otra apreciación, no del tipo de cambio nominal. Sino del real. Derivada de una inflación que según los organismos de estadísticas provinciales y los privados se instaló entre 20% y 22% en los últimos tres años (aunque no se espiraliza).
De todas formas, la pulseada peso vs real quedará como una anécdota si Brasil se enfría significativamente. Los estudios revelan que el volumen de intercambio depende mucho más del crecimiento de los países que del tipo de cambio real bilateral. Las exportaciones de Argentina aumentan más en términos relativos cuando Brasil se expande que cuando el peso se devalúa frente al real. Y caen más cuando el vecino país entra en recesión que cuando se deteriora el tipo de cambio.
Un informe del propio Ministerio de Economía argentino realizado en 2009 confirma este vínculo con datos entre 1994 y 2009. Por cada 1% de crecimiento (o caída) del PBI brasileño, las exportaciones argentinas aumentan (o caen) un 2,3%. Mientras que por cada 1% de depreciación (o apreciación) del peso frente al real, las ventas argentinas se incrementan (o bajan) apenas 0,19%. La consultora Ecolatina estimó que por cada punto de desaceleración de Brasil, la Argentina deja de exportar por u$s 700 millones.
El relojito suizo
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, Suiza se da un gusto que sería la envidia de los PIIGS de Europa. Decidió poner un techo a la apreciación del franco frente al euro ¿Qué habrán pensado al conocer la noticia las autoridades de Grecia, Irlanda, Portugal o España que se entregaron a los brazos de la moneda común resignando una política cambiaria y monetaria autónoma, en pos de las mieles que les prometía una Unión Europea motorizada por Alemania y Francia? Hizo lo que todos quisieran, pero nadie se atreve ni a mencionar. Paradojas de la economía global.
EL CRONISTA