El sinsentido de la guerra

El sinsentido de la guerra

Por Jorge Consiglio
o hay duda de que la guerra es la forma más elocuente del fracaso de toda civilización, la situación por excelencia que coloca al hombre al borde de sí mismo. Entre 1954 y 1962 se produjo lo que se dio en llamar la Guerra de Argelia, que consistió en la lucha por la independencia liderada por el Frente Nacional de Liberación, apoyado por los argelinos, en contra de la colonización francesa. En Hombres , la primera de sus novelas traducida al español, Laurent Mauvignier (Tours, 1967) se focaliza en este período y en las huellas profundas que dejó entre los franceses que lo vivieron.
La novela está dividida en cuatro partes: “Tarde”, “Anochecer”, “Noche” y “Mañana”. En las primeras dos, se narra un episodio que transcurre en un pequeño pueblo de Francia cuyos protagonistas son ex combatientes que, al momento de la acción, tienen poco más de sesenta años. La tercera parte está dedicada casi integralmente a contar los hechos ocurridos en África del Norte durante la guerra, y en la cuarta se regresa al pueblo con los personajes veteranos. El texto se inicia cuando Bernard, llamado también Fuego de Leña, ex combatiente de 63 años, alcohólico y hundido en un estado de completa dejadez, asiste a la fiesta de cumpleaños y de pase a jubilación de su hermana Solange. Su sola presencia genera rechazo entre los invitados, pero la temperatura de la situación crece cuando Bernard le entrega a Solange un regalo inaccesible para su condición económica. Luego, el personaje termina de estigmatizarse con la violenta agresión que comete hacia la familia de un árabe. En esta parte, Mauvignier utiliza un narrador testigo, Rabut, otro veterano del conflicto con Argelia.
Después, se produce un salto cronológico hacia el pasado. La acción se desarrolla en un retén que sirve para proteger una refinería de petróleo en un lugar próximo a Orán, al noroeste de Argelia. Allí están asignados Bernard y Rabut, entre otros jóvenes que cumplen con el servicio militar obligatorio en tiempos de guerra. Las atrocidades que cometen y a las que son sometidos constituyen el único sendero posible en ese laberinto de horror que lleva al más profundo de los sinsentidos.
Hombres es una muy buena novela por varios motivos. Uno de los principales es la potencia y la verosimilitud del complejo cosmos que Mauvignier construye a través de varios narradores que regulan su distancia con la acción de acuerdo con las necesidades de la trama. Otro es el discurso de sintaxis quebrada o de oraciones incompletas, muy preciso para narrar la desesperación, la locura y el pulso alterado de personajes y situaciones. Hombres es un texto mayor, de gran intensidad, elaborado con voces cuya atención parece centrada siempre en los detalles, mínimos en apariencia, sobre los que se fijan los verdaderos resortes de toda tragedia.
LA NACION