22 Sep Arbolitos paseros Paraguayos cruzan el puente y compran unos u$s 300.000 por día en Posadas
Por Mariano Gorodisch
Apareció un nuevo oficio en el mercado laboral que no necesita ningún tipo de estudio académico, tiene una rápida salida al mercado de trabajo fronterizo y cada día que pasa gana mayor cantidad de adeptos: los arbolitos paseros.
Son los paraguayos que cruzan el puente San Roque González de Santa Cruz para comprar dólares en Posadas, ya que la cotización en Encarnación es de $ 4,50 contra los $ 4,24 del mercado argentino. Por eso, desde la madrugada se puede ver una larga fila en las casas de cambio ubicadas en la cabecera argentina del Puente Internacional.
Carlos López Veiga, presidente de Libres Cambio, advirtió a El Cronista que cada vez observa una mayor cantidad de argentinos que cruzan la frontera para comprar productos electrónicos, de indumentaria o calzado en Paraguay, en especial los fines de semana, feriados y días claves, como el del padre, el del niño o el de la madre.
Entonces, los comerciantes guaraníes cruzan para el lado argentino para cambiar esos pesos por dólares y poder adquirir nueva mercadería importada.
¿Cómo funciona este mecanismo? En muchas ocasiones, estos comerciantes mandan arbolitos paseros con $ 5.000 para que los cambien por dólares, en una rutina que pueden hacer hasta tres veces por día, según reveló el diario misionero El Territorio.
Son tantos los arbolitos que hay en la frontera, en especial los primeros días del mes que, en un día normal, compran u$s 300.000, y Libres Cambio tiene que abrir desde las ocho de la mañana, y luego de vuelta a la tarde.
En diálogo con este diario, Delio Varela, síndico de Mazza Hermanos, la otra casa de cambio ubicada en la frontera entre Posadas y Encarnación, confesó que recibe en su local muchos mesiteros: son como los manteros de acá, pero se los denomina de esta manera porque allá tienen la mercadería exhibida sobre una mesita. Les venden entre u$s 1.500 y u$s 3.000, según la actividad del individuo. Y admite la existencia de la estructuración de operaciones por un tercero, que es como él denomina, en el lenguaje técnico, a los famosos coleros.
EL CRONISTA
Apareció un nuevo oficio en el mercado laboral que no necesita ningún tipo de estudio académico, tiene una rápida salida al mercado de trabajo fronterizo y cada día que pasa gana mayor cantidad de adeptos: los arbolitos paseros.
Son los paraguayos que cruzan el puente San Roque González de Santa Cruz para comprar dólares en Posadas, ya que la cotización en Encarnación es de $ 4,50 contra los $ 4,24 del mercado argentino. Por eso, desde la madrugada se puede ver una larga fila en las casas de cambio ubicadas en la cabecera argentina del Puente Internacional.
Carlos López Veiga, presidente de Libres Cambio, advirtió a El Cronista que cada vez observa una mayor cantidad de argentinos que cruzan la frontera para comprar productos electrónicos, de indumentaria o calzado en Paraguay, en especial los fines de semana, feriados y días claves, como el del padre, el del niño o el de la madre.
Entonces, los comerciantes guaraníes cruzan para el lado argentino para cambiar esos pesos por dólares y poder adquirir nueva mercadería importada.
¿Cómo funciona este mecanismo? En muchas ocasiones, estos comerciantes mandan arbolitos paseros con $ 5.000 para que los cambien por dólares, en una rutina que pueden hacer hasta tres veces por día, según reveló el diario misionero El Territorio.
Son tantos los arbolitos que hay en la frontera, en especial los primeros días del mes que, en un día normal, compran u$s 300.000, y Libres Cambio tiene que abrir desde las ocho de la mañana, y luego de vuelta a la tarde.
En diálogo con este diario, Delio Varela, síndico de Mazza Hermanos, la otra casa de cambio ubicada en la frontera entre Posadas y Encarnación, confesó que recibe en su local muchos mesiteros: son como los manteros de acá, pero se los denomina de esta manera porque allá tienen la mercadería exhibida sobre una mesita. Les venden entre u$s 1.500 y u$s 3.000, según la actividad del individuo. Y admite la existencia de la estructuración de operaciones por un tercero, que es como él denomina, en el lenguaje técnico, a los famosos coleros.
EL CRONISTA