23 Jul Secretos que no lo son tanto
Por Luis Aubele
La leyenda sostiene que el gran Hermes Trismegisto, maestro espiritual al que egipcios y griegos llamaban el padre de las ciencias, nació alrededor del siglo XX antes de Cristo. Sus libros fueron considerados textos sagrados, igual que la Biblia, el I Ching o los libros Vedas. Se asegura que Moisés estudió su pensamiento para crear la Kabbalah”, explica Nilda Macías, estudiosa del tema y autora de libros como El secreto de la felicidad, 7 leyes esenciales para lograr tus objetivos, metas y deseos .
La escuela de la vida. Los principios universales enunciados por Hermes constituyen el Kybalion, la obra más importante de la filosofía hermética. Son: el principio del mentalismo; el de correspondencia; el de vibración; el de polaridad; el de ritmo; el de causa y efecto, y el de generación. Otra advertencia del Kybalion es que la vida es como una escuela y las dificultades son enseñanzas para crecer.
Todo lo que se pida. “El todo es mente; el universo es mental”, dice el principio de mentalismo. El universo es una fuente inagotable de energía que, mediante las vibraciones de nuestros pensamientos, nos une a todos. Este universo, o Dios, es nuestro Padre protector y nos da todo lo que se pida. Pero muchos tenemos arraigadas creencias como No me animo , no sirvo , no merezco , s oy un tonto , etcétera. Vibraciones negativas que el universo interpreta como nuestros deseos. La solución es cambiar esa vibración con pensamientos positivos.
El orden cósmico. “Como es arriba es abajo; como es abajo es arriba”, sostiene el principio de correspondencia, la llamada ley del orden. El orden cósmico es el universo de Dios, y lo que ocurre en el plano superior, mental y espiritual se manifiesta también en las acciones cotidianas. Por eso, cuando la mente evoluciona con pensamientos afectuosos todo el ser crece hacia el bienestar.
Atomos positivos. “Nada es inmóvil; todo se mueve, todo vibra”, advierte el principio de vibración. El amor es lo que sostiene una vibración en armonía. Por eso todo lo bueno que hagamos nos hace más sanos y felices. Los pensamientos positivos vibran en una frecuencia alta con colores brillantes, claros, luminosos. Exhalamos átomos positivos.”
En medio de los polos. “Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades, y todas las paradojas pueden reconciliarse”, afirma el principio de polaridad. Para encontrar el equilibrio habrá que situarse en medio de los polos. Si uno se sitúa en el extremo del amor, amará tanto que se olvidará de sí mismo.
Mirar al cielo. “Todo fluye y refluye; todo tiene sus avances y retrocesos: todo sube y baja; todo se mueve como un péndulo”, enseña el principio del ritmo. Dice un antiguo texto budista zen: Acuérdense de mirar el cielo. Eso expande los límites de la mente y nos recuerda que somos una pequeña parte del universo, que está en permanente movimiento .”
Ni la suerte ni el azar. “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; el azar no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la ley”, indica Macías. Así, todo lo que pasa en nuestras vidas tiene que ver con situaciones (fuerzas) que nosotros ponemos en movimiento. Tanto alegrías como padecimientos son creados por nosotros.
Amor, arte, computadoras. “La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino”, asegura el principio de generación. Y Macías agrega: “Dios nos dio libertad y energía para que sigamos creando vida, edificios, puentes, placer, computadoras, amor, arte? ¿Qué estamos creando en estos momentos de nuestras vidas? ¿Cómo es nuestra responsabilidad como creadores?”
Se sugiere practicar las dos y elegir la que permita mejor concentración y respuesta.
LA NACION