El coqueteo: cómo dar el primer paso para acercarse al otro

El coqueteo: cómo dar el primer paso para acercarse al otro

Por Antonela de Alva
El arte de ejercer la seducción es enseñado a las niñas desde que son jóvenes y a los hombres cuando están ya en edad de tener novia. La necesidad de ser amados nos lleva, muchas veces, a seducir de muchas formas.
El coqueteo puede venir de una sola parte o de ambas, pero “el camino de la seducción posibilita un mayor conocimiento del otro y mejor disposición para una relación amorosa”, sostiene la licenciada Graciela Steinberg, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. El problema está cuando algo se insinúa y se entiende lo contrario.
“Si uno fuera a ser sincero debería acercarse y decirle al otro `me siento sexualmente atraído/a por vos’, pero como esto no es socialmente aceptable, se dice lo mismo sin palabras, con actitudes corporales. Es una cuestión cultural y hay códigos diferentes entre los grupos humanos del planeta”, expone Beatriz Literat, sexóloga clínica y ginecóloga de Halitus Instituto Médico.
“Es necesario sólo un rasgo particular para despertar el deseo: es el que provoca la atracción singular de esta persona hacia la otra. Puede ser la mirada, la voz, el modo de caminar”, describe Steinberg. Estos códigos físicos del coqueteo están tanto en los humanos cómo en los animales.
“Cada especie tiene lo suyo y es diferente entre hembras y machos”, asegura Literat.
En el coqueteo, se pone en primer plano el lenguaje no verbal.
Así, Marilyn Monroe aparece levantando la pierna para que Cary Grant la observe en el filme “Monkey Business”. “El coqueteo pone en marcha la imaginación, la búsqueda de estrategias para persuadir, conquistar, atraer la atención y seducir el ánimo de quien se desea”, agrega Steinberg.
Continúa Literat: “Es una manera de llamar la atención de las personas que nos atraen, desde la estética. Es la forma en la que la hembra le anuncia al macho que está lista para la fecundación.
Mientras la seducción femenina consiste en actitudes que llaman la atención del varón, como arreglarse el cabello, mirar de modo sugerente, avanzar el busto o cruzarse de piernas, los varones sacan pecho, esconden la pancita, ríen fuerte, golpean la mesa con un puño o palmean la espalda de un amigo u otras manifestaciones que le dicen a la mujer que está mirando: “Soy potente y estoy disponible, dame una señal’”.
Hay movimientos que dicen mucho, pero siempre depende de quién los haga y de cómo y quién los recibe. “Este magnetismo de encuentros y desencuentros establecen una enigmática elección y destino de una relación exitosa”, expresa Steinberg.
Siempre es importante ser sinceros desde la primera cita para evitar frustraciones futuras. Uno debe ser cómo es: la seducción sincera es parte de la vida y una herramienta importante para las relaciones que perduran años. “Al convertirse en parejas estables, la gente piensa que como la conquista ya se concretó, no hace falta seducir más al otro, pero éste es un gran error. Lleva a la desmotivación sexual y a la falta de deseo.
Este tipo de cortesías hace perdurar a las parejas”, apunta Literat.
Quizás sea como dice Ovidio en El arte de amar, y lo explica Steinberg: “Al amor se va como a la guerra: uno se prepara atuendos especiales y haciendo uso del arma que mejor domina”.
CLARIN

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