27 Jun Méndez y Romero, otra vez socios
Un año después, José Ricardo Méndez y Ernesto Romero volvieron a ser socios en el éxito en la prueba principal de las Carreras de las Estrellas. El jinete y el entrenador que en 2010 ganaron el Classic con Lingote de Oro, en el hipódromo de Palermo, ayer festejaron por obra y gracia de Star Runner, ahora en San Isidro, sobre una pista pesada que les generaba la única cuota de incertidumbre.
“Sentí que Star Runner daba algunos pasos en falso al principio, pero enseguida se acomodó y antes de entrar en la recta estaba seguro de que ganaba. Imaginé que se iba a hacer una carrera violenta, porque había varios ligeros, y así fue. Por eso lo esperé la primera mitad y sólo después lo hice correr”, contó el Corto Méndez, y enseguida agregó: “No había un lugar de la cancha óptimo para avanzar, por lo que la idea era darle libertad, que no tuviera contratiempos”.
Cuando Méndez llegó al hipódromo de San Isidro, sabía que tenía por delante varios exámenes, pero ninguno más trascendente que el Classic.
“Yo le tenía mucha confianza, porque sentía que el caballo estaba tan bien como en el Gran Premio República Argentina, pero pensaba que todas las carreras que corría en el día eran igual de importante”, sostuvo José, que así llegó a los seis triunfos en grandes premios de la serie organizados por la Fundación Equina Argentina.
El grito de “¡Dale campeón, dale campeón!” se hizo presente durante las fotos. A Star Runner se lo veía manso como una oveja. Como si no estuviera rodeado por aproximadamente veinte personas enfervorizadas. En ese instante retumbaba también otra frase de Méndez: “Este caballo tiene tanta calidad que supera todo”.
En ese grupo estaba Romero, claro. Sonreía Ernesto, sin perder el equilibrio, con su serenidad habitual. “Ahora uno disfruta de esto tan lindo, pero ya tiene que empezar a pensar en lo que viene mañana. La profesión de entrenador es así”, explicaba. De hecho, seis meses atrás, si el preparador tenía que imaginarse corriendo el Classic con alguno de sus caballos, era con Lingote de Oro.
“Son las vueltas de la vida. Aunque al patrón ya le había cuidado, ni soñaba que iban a traerme a Star Runner al stud”, confiesa, abrazado a un trofeo que además obtuvo en 2001, con Mr. Mat.
También era consciente Ernesto de las dudas que lo aquejaban antes de la partida. “Estaba preocupado por el estado de la pista. En el césped pesado puede perder el mejor, pero la verdad es que él nos demostró que podía”, finalizó el entrenador.
Correr de atrás fue una táctica acertada
Los últimos fueron los primeros en el Sprint para productos. Los que corrieron adelante no llegaron, o llegaron cansados, mejor dicho.
Benefactor y Peperoncina apelaron a la misma receta. Sin apuro al comienzo, mirando desde atrás cómo Sanbabilla. Doña Ley y French Cup, se comían la punta, y rápido de los 300 metros a la raya, para quedarse con todas las miradas cuando a los líderes comenzaron a dolerles las patas.
Peperoncina venía más atrás, incluso, que Benefactor, en el desarrollo. El caballo le ganó el tirón a la yegua y aprovechó la posición desde la que atropelló para no dejarse igualar
“Lo corrí tranquilo, dejé que se acomodara, como me lo pidió el entrenador, y en el final le pedí el resto. El disco no llegaba nunca; arriba se venían todos, pero por suerte guapeó”, dijo Jorge Ruiz Díaz, quien montó por primera vez al pupilo de El Pulpo, un caballo que hizo poco en sus primeras tres carreras, ganó bien en la cuarta y en la última perdió en pista pesada. Su éxito, entonces, fue todo un batacazo.
Peperoncina hizo una carrera excelente. Funciona en Palermo, San Isidro y La Plata la potranca de Francisco Pablo Maggio. Como para pensar que puede hacer un gran equipo con Sembra Fe, otra de las buenas que tiene el stud Arcángel.
LA NACION