Paseando por Mendoza: Casas patronales de las bodegas Giol y Gargantini

Paseando por Mendoza: Casas patronales de las bodegas Giol y Gargantini

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En 1883, Gerónimo Batista Gargantini (1861-I957) llegó a Buenos Aires desde Collina d’Oro, su tierra natal en Suiza. Por esa época también arribó Giovanni Giol (1866-1936) desde Udine, Italia. El destino dio con ellos en Mendoza, donde Giol se convirtió en cuñado de Gargantini.
Giovanni trabajó como contratista de la finca El Trapiche. Gerónimo hacía chacinados. En 1895, los cuñados se asociaron para fabricar vino casero que vendían a los obreros del Ferrocarril Transandino. En 1896, compraron algunas hectáreas de tierra y formaron la bodega La Colina de Oro que produjo los populares vinos Toro y La Colina. El éxito fue descomunal. Llegaron a producir 30 millones de litros anuales de vino.
En 1910, los socios mandaron construir dos mansiones patronales, una suerte de villas toscanas, rodeadas de un amplio parque, diseñadas por el arquitecto boloñes Emanuel Mignani con un estilo liberty (la versión italiana del art nouveau). Ambas residencias fueron declaradas monumento histórico nacional en 1998; están ubicadas sobre el carril Ozamis al 900, en la localidad de Maipú.
El jardín separa la casona de Giol, construida en 1908. Pero tienen varios puntos en común. Uno de ellos es el enorme espacio dedicado a la recepción, que denota la consideración! social de sus dueños. Otro es la profusa decoración en nouveau, con guardas de formas geométricas y motivos vegetales. También se destaca la modernidad de las instalaciones de agua, electricidad y calefacción. Finalmente, las rejas dan una intencionada monumentalidad a las fachadas. Es como si la arquitectura expresara los oropeles del éxilo económico alcanzado por estos inmigrantes.
En Ozamis 914, Maipú, funciona el Museo Nacional del Vino y la Vendimia, puede ser visitado de lunes a sábados de 9 a 18, y los domingos y feriados de 10 a 14.
LA NACION