Picasso encontró en la rubia Marie Thérèse Walter la musa de sus sueños

Picasso encontró en la rubia Marie Thérèse Walter la musa de sus sueños

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Cuando Picasso conoció a la rubia musa de sus sueños ella tenía poco más de quince años y él 46. Hay quienes sostienen que se cruzaron por primera vez en la estación Saint Nazare, otros en la puerta de Galerie Lafayette. Lo cierto es que la joven cambió radicalmente su pintura. Animado por la pasión el genio volvió a comenzar de nuevo como si fuera otro pintor.
El resultado es una serie de retratos bendecida por el alto coleccionismo cada vez que los cuadros salieron al ruedo de las ventas. El sueño y El espejo marcaron el ingreso del malagueño en pinacotecas que hicieron historia. Le toca el turno ahora a La lectura que será rematado el martes próximo con un estimado de 18 millones de libras esterlinas, después de una gira europea con escala en las grandes capitales como es tradición cuando una obra “calidad museo” es ofrecida en pública subasta.
Considerado de manera unánime el pintor más grande de todos los tiempos, el más fecundo e innovador, Picasso integra el ranking de los récords con dos cuadros que ilustran su capacidad, casi feroz, para saltar de un estilo a otro dispuesto a correr todos los riesgos abandonando la seguridad del éxito conocido.
El mismo artista pintó el Desnudo con hojas (el cuadro más caro del mundo) y Muchacho con pipa, un retrato del período rosa que exhibe la serenidad de la belleza en estado puro.
Marie Thérèse Walter y Picasso tuvieron una hija llamada Maya que inspiró varios de los más tiernos retratos del malagueño.

CONTACTO EN PARIS
Hay más de una versión acerca del lugar donde Marie Thérèse y Pablo se encontraron por primera vez, pero la muchacha rubia del maillot negro inspiraría una serie de retratos considerados en la cima de la producción del artista malagueño. Arriba, Marie Thérèse en la playa. A la derecha, La lectura.
LA NACION