Mary Sol Ferreyra, mezcla de madre, jockey y esposa

Mary Sol Ferreyra, mezcla de madre, jockey y esposa

Ferreyra fue agasajada en Palermo

Por Juan J. Martínez
Con Batty Chica, Mary Sol Ferreyra elaboró anteayer la victoria número 120 y se graduó de jockey. La yegua no es cualquiera; está al cuidado de su esposo, Arturo Varela (h.).
“El primer éxito llegó con la yegua Alborea, a la que cuidaba mi esposo, pero entonces éramos novios. Ahora tenemos dos hermosos hijos, Nicolás, de 10 años, y Emilia Micaela, de 2”, cuenta Mary Sol, que empezó a correr hace doce años.
-¿Es difícil distribuirse para cumplir con las obligaciones de ser madre, esposa y jockey?
-Cuando uno tiene verdadera vocación por lo que hace, no hay dificultades que no se puedan superar. Me levanto todos los días antes de las 6 y enseguida voy a la cancha. Monto como mínimo 20 caballos y regreso a casa a preparar el almuerzo. Por supuesto, en mi casa se habla de turf todo el día. Mientras estoy en la cancha o si corro a la tarde, mi mamá, mi cuñada o una señora que nos acompaña me dan una mano grande con los chicos.
-Corriste embarazada…
-Sí, aunque cuando ya me enteraba que esperaba un hijo, que tal vez es todo para una madre, ya habían pasado dos o tres meses. Y luego de cada nacimiento, a los 4 o 5 meses, ya estaba montando o corriendo.
-Definite en las pistas.
-Soy muy tranquila, no soy demostrativa en los triunfos o perdiendo. Soy feliz corriendo. Tengo la suerte de estar en la profesión que elegí, siguiendo los pasos de mi padre [el ex jockey Rogelio Ferreyra] y además me da plata como para vivir aceptablemente.
-¿Se te hace difícil a una mujer ser jockey?
-Yo creo que podemos darle a un ejemplar la misma seguridad que un jockey. Pero hay chicas que muchas veces, con condiciones, no llegan a trascender, porque anímicamente, cuando no ganan o corren poco, se derrumban.
-¿Te alcanza el tiempo para estar en todos lados?
-Sí. Soy compañera de mi esposo, amo y acompaño a los hijos varias horas al día y el resto las dedico al turf. Todas son actividades que me apasionan, por eso, con organización, se puede cumplir con cada uno de los deberes y derechos que nos exige la familia y la profesión.
LA NACION