Aumentaron los hábitos que ponen en riesgo la salud

Aumentaron los hábitos que ponen en riesgo la salud

Por Fabiola Czubaj
Las enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares, el cáncer de mama o de pulmón, y otras graves causan el 60% de las muertes en nuestro país. Y aunque existen medidas efectivas para prevenirlas, los factores de riesgo que las producen aumentaron en los últimos cuatro años.
La obesidad, el sedentarismo, la diabetes, el exceso de sal en las comidas y la disminución del consumo de frutas y verduras (sólo uno de cada 20 argentinos come todos los días las cinco porciones recomendadas) avanzan sin pausa, según los resultados de la II Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, presentados ayer.
“Uno puede decirle a la gente qué tiene que hacer para mejorar su calidad de vida, pero si el entorno no acompaña, no es saludable, los comportamientos no cambian. Sabemos más sobre qué comer o que tenemos que movernos más para cuidar la salud, pero la realidad es que la situación empeoró respecto de 2005. Esto demuestra que debemos avanzar más en las regulaciones, como con el tabaco, en el tiquetado de los alimentos y en el uso de la sal o la eliminación de las grasas trans en la industria alimentaria”, señaló el doctor Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud.
La buena noticia es que en estos años aumentó un 10% la cantidad de personas con cobertura de salud, disminuyeron entre 2 y 3% el tabaquismo y la exposición al humo de tabaco ajeno por la implementación en municipios y provincias de los ambientes 100% libres de humo, y la población comenzó a controlarse más la presión, el colesterol y la glucemia (nivel de azúcar en sangre) en los hospitales públicos.
Por ejemplo: el 81,4% asegura que se controla la presión, comparado con el 70% hace cuatro años. En esas mediciones, 3 de cada 10 tuvieron la presión alta por lo menos una vez. En tanto, el 76,6% de los hombres mayores de 35 y de las mujeres mayores de 45 dice que “alguna vez” se controló el colesterol, un indicador importante de la salud vascular. El 30% de ellos tiene el colesterol LDL o “malo” elevado.
Sin embargo, una encuesta que da a conocer hoy la Fundación Cardiológica Argentina indica que uno de cada dos adultos no hace nada por controlar su colesterol. El 20% de las mil personas consultadas no lo hizo porque “no tenía ningún síntoma.
También aumentó la medición de la glucemia, que “describe” cómo se están comportando varias hormonas clave para la aparición de enfermedades. Una es la insulina, cuya alteración causa la diabetes, que en estos cuatro años pasó de afectar el 8,4% al 9,6% de los mayores de 18 años.
Lo que también mejoró fue el cuidado mamario en las mayores de 40 y la prevención del cáncer de cuello de útero a partir de los 18 años: mientras que la realización de la mamografía creció del 42 al 54%, la del Papanicolaou lo hizo del 51 al 64 por ciento.
“El acceso de las mujeres a esos dos controles mejoró especialmente en el noroeste y nordeste del país, las regiones donde más inconvenientes existen. Pero observamos también que la realización de las mamografías sigue siendo bastante heterogénea por la falta de mamógrafos en todas las jurisdicciones”, indicó el doctor Daniel Ferrante, coordinador de esta segunda edición del relevamiento durante la presentación de los resultados ante representantes de los ministerios de Salud provinciales y de la Organización Panamericana de la Salud.

Más sal, menos fibra
La encuesta se realizó en ocho zonas: la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, Mar del Plata-Batán y las ciudades de Rosario, Tucumán, La Plata, Córdoba, Mendoza y sus alrededores. Como hace cuatro años, el 19,2% considera que su salud general sigue siendo “mala” o “regular”.
Una combinación peligrosa de factores de riesgo generó comentarios en la sala. Es que al 2% más de consumo de sal, que ya era excesivo, se sumó 3% menos de consumo de frutas y verduras respecto de hace cuatro años, pero 4% más de obesos y 8,7% más de sedentarios, especialmente las mujeres.
“Con un 18% de obesidad en la población estamos hablando de una epidemia, que influye sin duda en la incidencia de la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres”, sostuvo Laspiur.
Tanto la diabetes, como el sedentarismo y la obesidad crecieron más en los sectores de bajos recursos que en el resto de la población. “No sólo aumentaron, sino que se ensanchó la brecha por nivel socieconómico”, agregó Ferrantes. La obesidad, por ejemplo, aumentó un 3,3% en sectores de bajos ingresos y apenas un 1% en la clase media y alta. La diabetes lo hizo en un 1,5 y 0,3%, respectivamente.
En la lista de las causas de esa tendencia, que no difiere de lo que sucede en el mundo, ayer se incluyeron los ambientes cada vez más obesogénicos, el consumo de comidas rápidas y los alimentos ultraprocesados, y el uso prolongado de las nuevas tecnologías (Internet, videojuegos, TV). Esto, más el aumento del estrés cotidiano, explicaría también por qué 1 de cada 5 argentinos tiene síntomas de ansiedad o depresión tan molestos como para que afecten su vida cotidiana.
“Hay muchos mitos sobre estas enfermedades (no transmisibles), cuando en realidad son evitables -dijo Ferrante-. Y hay estrategias costo-efectivas para lograrlo. La más importante es cambiar los hábitos.”

ALGUNAS PROPUESTAS PARA LA PREVENCION

  • Incremento de la actividad física: organizar grupos de caminata, hacer peatonales algunas calles en los barrios los fines de semana para reducir el uso del automóvil y aumentar la carga horaria de la educación física escolar.
  • Reducción de la obesidad: promover el consumo de frutas y verduras, y regular el tamaño de las porciones, los quioscos escolares, el etiquetado y las advertencias en los alimentos.
  • Disminución de la ingestión de sodio: reducir la sal en los panificados y los alimentos procesados mediante acuerdos con la industria gastronómica, cambios en el código alimentario y la campaña Menos Sal, Más Vida.
  • Incremento del consumo de frutas y verduras: ofrecer menúes de verduras a través de convenios y campañas escolares, y colocar folletos con recetas accesibles en las fruterías y verdulerías.
  • Control de la hipertensión, el colesterol y la diabetes: adecuar los servicios de atención de enfermedades crónicas, turnos programados, distribuir guías de práctica clínica, autocuidado a través de la educación.
  • Control del tabaquismo: promover municipios libres de humo, fortalecer los servicios de cesación tabáquica, sanción de leyes para ambientes 100% libres de humo, ratificar el Convenio Marco para el Control del Tabaco.

LA NACION