Techies unplugged

Techies unplugged

Por Julián María Iturrería
Desconectarse en vacaciones lo relaja y lo ayuda a seguir con vida. Alberto Arébalos, de 49 años y director de Comuni-caciones de Google para América latina, puede dar fe de ello: hace un año, el estress se apersonó en forma de una inconveniente cardíaco, el susto quedó. Desde entonces, respeta a rajatabla sus tres o cuatro semanas de descanso. “Cierro mi casilla de email corporativa y la abro al mes siguiente”, afirma.
Como Arébalos, cinco líderes del sector IT contaron a IT Business cómo se desconectan durante las vacaciones. Gerentes de empresas como Yahoo, Microsoft, Mercado Libre, Google y Geelbe se caracterizan por estar a la vanguardia tecnológica en conectividad, para seguir el negocio minuto a minuto. Por eso tienen que prepararse para desenchufarse y evaluar cuidadosamente qué gadgets utilizarán y cuáles dejarán de lado para poder realmente hacer un quiebre con el mundo corporativo.
Los entrevistados coinciden en que es importante, primero, planificar con el equipo de trabajo y definir pautas de comunicación en caso de emergencia. De todas maneras, todos llevan a sus lugares de descanso su BlackBerry para mantenerse al tanto: algunos eligen chequear emails continuamente, otros sólo por las noches. También están los que, directamente, cambian la configuración del celular para no recibir correos de la empresa. Tratan de no utilizar la laptop y de vencer la tentación de entrar al Outlook corporativo.
Miami es el lugar elegido por Arébalos para pasar sus vacaciones, ya que allí tiene su casa. Elige el mes de julio para descansar. “Realmente trato de no hacer nada. Esa es la idea. Hay gente que se va de vacaciones y, entre recorridas, vuelos, trasbordos, trabaja más que en la oficina. Yo lo que busco es no tener que preocuparme por nada”, explica.
Sus preocupaciones pasan por ver cuántos libros y revistas lee en su iPad, entre otras distracciones. Y es estricto en su desconexión: “No leo e-mails cuando estoy de vacaciones. Si te vas de la oficina, te vas. Sino, es que no confías en tu equipo. Si no se nota que me fui, significa que estoy haciendo un buen trabajo. No tengo problemas con que me digan que no me extrañaron”, dice y se ríe.
Eso sí, su celular Nexus One siempre lo tiene abierto por cualquier emergencia. En cuanto a sus notebooks, cuenta que tiene dos Mac: una para cuestiones personales y otra para el trabajo. “La computadora del trabajo la dejo en la Argentina”, dice. La otra la utiliza para chequear emails personales, leer los diarios y subir fotos. No usa redes sociales.

En clave recreativa
Agustín Pallotti, CEO de Geelbe, también deja su celular siempre prendido, pero a diferencia de Arébalos chequea correos y utiliza el Messenger desde su BlackBerry. Nada de Twitter y solo un poco de Facebook, para conectarse con sus amigos. Y la notebook, solamente para ver y subir fotos.
Así se conectó en sus 10 días de vacaciones, en septiembre pasado, en los que visitó Madrid y París. Y le sacó provecho al iPad como guía de turismo, a través de mapas y aplicaciones como París Travel Guide, entre otras. “Para mí es ideal, porque necesito estar conociendo cosas nuevas todo el tiempo, mirando todo. No puedo estar quieto en un solo lugar. Necesito tener algo que me mantenga entretenido”, dice. Y agrega: “La playa me encanta, pero con dos días me sobra”.
Una de las claves para desconectarse, según Pallotti, está en definir pautas claras de trabajo con el equipo y tips sobre cómo comunicarse en caso de necesidad: si es algo grave, se llama por teléfono; si es urgente pero no tan grave, se utiliza el Messenger; si es importante pero puede esperar unas horas, un email es lo mejor.
Martín Spinetto, gerente de Comunicaciones de Microsoft, corta por lo sano. En su celular Motorola Q, elimina la sincronización con el email corporativo, para evitar tentarse. “No es fácil desconectarte. Requiere una disciplina personal. En algún momento, tuve miedo de no poder lograrlo, pero por suerte lo pude hacer”, dice.
Explica que carga con los gadgets a cuestas durante las vacaciones que pasa en Pinamar con su esposa y sus dos hijas. Pero cambia el uso que les da. “Aprendí a separar el uso de la Web para cosas personales y profesionales. No le temo a la tecnología durante las vacaciones, solo me propongo darle un uso social”, explica.
Trata de no revisar e-mails. “Tengo la disciplina de resistir la tentación de chequear el Outlook del trabajo. Lo que sí hago es entrar al Messenger o al Facebook para chatear y saber de mis amigos cercanos”, dice. Para eso utiliza su notebook Lenovo ThinkPad X60 por las noches. Los mensajes de texto que envía y recibe son solo personales.
Para relajarse utiliza el lector de libros electrónicos Kindle. Dice que lo prefiere antes que el iPad, porque no le cansa la vista. “Mido mi grado de desconexión, según la cantidad de libros que leo en mis vacaciones. Si logré leer tres, alcancé el objetivo. La lectura me desestresa”, cuenta.

La desconexión total no existe
La forma que tiene de desconectarse el director de Yahoo Argentina, Alejandro Fishman, es sacando fotos con su cámara réflex que lleva a todos lados, incluso a la playa. Pero tiene claro que su corte laboral, a diferencia de algunos de sus colegas, es moderado. “Por el cargo que ocupo, la desconexión total no existe”, explica. Dice que no cambia el setting de su Black Berry y recibe los e-mails del trabajo en su celular, pero sólo contesta los que son importantes. Y pone ciertos reparos: el teléfono se apaga a las 21 hasta el mediodía del día siguiente; se prende por la tarde y se utiliza para chequear emails al terminar el día.
No le teme a la catarata de correos. “Cuando la gente sabe que estás de vacaciones, te escribe menos, solo por cosas importantes”. Y agrega: “Respeto mucho mi tiempo, mi vida personal”. Tiene cuatro semanas de vacaciones por año, pero no se las tomas todas a la vez: “Me encantaría, pero no podría”.
Reconoce que en su descanso, siempre durante la primera quincena de febrero en la costa argentina, se va bien equipado: lleva su celular, su laptop, la cámara de fotos y un iPod Touch. Dice que no necesita Wi-Fi y que no le preocupa la conectividad de los lugares donde veranea. Se arregla con su BlackBerry para informarse y su iPod para leer.
Juan Martín de la Serna, vicepresidente de MercadoLibre Argentina, también chequea los emails del trabajo durante las vacaciones. Sigue conectado, pero desdramatiza la situación. No le molesta atender las cuestiones laborales, si es necesario. Recuerda una tarde en Punta del Este, descalzo detrás de un médano, decidiendo la compra de una compañía mexicana a través de un conference call, sin que los demás participantes supieran dónde estaba.
“Ya no nos podemos tomar dos meses de vacaciones corridos como antes. Dada nuestra época de globalización y el acceso a la tecnología diría que es muy difícil hacerlo para cualquier persona. Tampoco creo que sea algo positivo desconectarse completamente por 15 o 20 días”, dice. .

Un corte fundamental
Para seguir al tanto de la compañía hace una revisión diaria de los temas relacionados con la evolución del negocio, aunque sea superficialmente. Lleva su BlackBerry, su notebook y este año sumará un Ipad. Trata de no tenerlos encima todo el tiempo.
Pese a los avances tecnológicos que acortan distancias y el desarrollo global de los negocios, todos los entrevistados destacaron la importancia de hacer un alto en el año laboral. “El corte en la vacaciones es fundamental. No me gusta cuando la gente no se toma descanso”, dice el director de Yahoo.

Para no quemarse
Pallotti, coincide: “Conozco un montón de enfermos como yo, que creen que no se puede. El cuerpo y la mente te lo agradecen. Yo aprendí que se puede. El mundo no se va a caer por que uno no esté. Al contrario, es algo sumamente productivo para uno poder bajar un cambio”. Y agrega: “Está bueno hacer ese cambio. Yo lo pude hacer y a la compañía no le pasó nada”.
El referente del sitio de compras online lo dice con conocimiento de causa. Estuvo dos años sin tomarse vacaciones por el lanzamiento y desarrollo del emprendimiento que comenzó a mediados de 2008.
Arébalos hace una observación, respecto de los líderes del sector: “En esta industria, la gente se engancha mucho con el laburo, pero así te quemas. Terminás muerto cuando concluye el año. Tenés que saber regular el tiempo vital. Si no tenés vida fuera del trabajo, entonces, ¿para qué trabajás?”, pregunta. Cree además que el perjudicado no es solamente la persona en cuestión, sino toda la gente que la rodea.
Por su parte, Spinetto estima que la clave no está en realizar una desconexión física, apagando los equipos. “Hay que lograr desconectarse mentalmente. Yo puedo dejar la laptop en la mesa, pero si sigo pensando en el trabajo no sirve. No se trata de desconectarse sólo de Internet”, opina.
Les gustaría poder abstraerse de forma total y por más tiempo. Pero la globalización y la evolución del negocio hacen que, necesariamente, queden prendidos a sus dispositivos móviles. Por ahora, no descubrieron nuevas tecnologías que permitan desenchufarse totalmente. Es la era de la desconexión 2.0.
CRONISTA COMERCIAL