Festivales ecuestres que fusionan glamour y tradición

Festivales ecuestres que fusionan glamour y tradición

Por Florencia Arbeleche
En diversos lugares del mundo hay tradicionales festejos que, combinando glamour y tradición, le rinden culto al caballo. Aunque principalmente el atractivo de esos encuentros son las apuestas, existen eventos en los que lo importante es pertenecer a lo más exclusivo de la sociedad.
Tal vez el ejemplo más destacado sea el famoso Royal Ascot: cinco días de carreras para festejar el principio del verano inglés y bajo el auspicio de la corona británica que, además, lleva a sus caballos a competir entre animales de jeques árabes y de ricos y extravagantes nobles europeos.
El Royal Ascot es una cita obligada para todos aquellos que quieran presumir de pertenecer a ese pequeño grupo de elegidos que año tras año, con la excusa de asistir a un día en las carreras, reafirma su posición social frente al resto del mundo.
El evento más promocionado de Ascot es el famoso desfile de sombreros el Día de las Damas, fecha en que tiene lugar la Gold Cup. Durante ese día las mujeres de la alta sociedad británica aparecen ataviadas con los más extravagantes tocados.
El Royal Ascot, ubicado a pocos kilómetros del castillo de Windsor, se convirtió desde sus comienzos en 1768 en el evento deportivo relacionado con las carreras de caballos más importantes de cuantos existen en el mundo. Hay tres zonas desde donde presenciar las carreras. Pero, sin dudas, la más deseada e importante es el Royal Enclosure, ubicado sobre la misma línea de la meta, y al que cada año asisten la reina y toda su familia.
Allí se aplica el código más estricto. Para los varones son obligatorios el chaqué en color negro o gris y el sombrero. Igualmente es de extrema importancia observar atentamente las normas protocolarias a la hora de descubrirse. Tanto el gris como el negro son válidos como colores para el sombrero.
Las señoras que asistan al Royal Enclosure deben usar sombrero obligatoriamente. Asimismo, tienen prohibido enseñar los hombros y la espalda, llevar vestidos con tirantes y usar faldas por encima de la rodilla. El uso de guantes, antiguamente obligatorio, hoy sigue siendo muy frecuente entre las damas. En su momento, las señoras divorciadas no podían acceder a las carreras, pero hoy ya no es de observancia esta norma. Por eso se puede ver asiduamente al príncipe Carlos del brazo con su actual mujer, la divorciada Camilla Parker, su amante mientras estaba casado con Lady Diana.
Hay otros dos sectores para presenciar las carreras. En la General Admission Área la mayoría de los espectadores viste formalmente y el uso del chaqué y los sombreros estilo “pamelas” son recomendables. En el Silver Ring, las normas se flexibilizan y se viste de manera más casual.
A pesar de que Ascot, con el correr de los años se ha convertido en un evento social más que deportivo o de apuestas, sigue guardando su sitio en el número uno del podio internacional de carreras de caballos.

Con sello árabe
A través de los años, el Reino Unido ha sabido forjar una relación de confianza e interés mutuo con muchas coronas árabes. Tanto es así que apenas termina Ascot las fortunas más importantes y los adinerados más fanáticos mudan sus studs a Al Khalediah Arabian Horse Festival, que se realiza unos días después.
Allí, la corona árabe despliega todo su esplendor y riqueza para demostrar a Occidente la mixtura de su riqueza procedente de los pozos petroleros con la historia de la adoración por los equinos de los milenarios habitantes de esas tierras.
El homenaje al caballo árabe se realiza en el rancho Al Khalediah, en Tebrak, a 90 kilómetros de Riyadh, en el camino hacia la ciudad sagrada de Makkah, en el Reino de Arabia Saudita.
La competencia está patrocinada por la corona árabe y consta de cuatro grandes eventos. El primero de ellos es la carrera de resistencia en la que los jinetes y sus caballos deben recorrer una distancia de unos 120 kilómetros por terreno saudí, entre médanos, terrenos pedregosos y oasis para obtener la victoria.
Esa competencia abre las seis jornadas que continúan, al día siguiente, con la subasta de ejemplares por los cuales se llegan a pagar sumas fabulosas.
La carrera, tal vez el evento más esperado, se realiza al tercer día. La competencia es abierta para todos los caballos de pura raza árabe que provengan del reino de Arabia Saudita. El resto de los animales debe pasar una exhaustiva revisión por veterinarios designados por la corona.
Los seis días de eventos terminan con el show de caballos, donde los criadores hacen desfilar a sus más hermosos ejemplares.

Tradición irlandesa
La feria ecuestre es una vieja tradición irlandesa. Con por lo menos tres siglos de historia, la feria de OÍ’ Lammas, en el condado de Antrim, es el evento más importante de cuantos se celebran en esta isla. Además de las carreras de caballos, los paseos, los desfiles y la competencia de razas, los irlandeses aprovechan para resaltar su amor por los equinos celebrando a través de recitales y venta de comidas y bebidas típicas.
En el condado de Galgway se realiza otro festival de gran importancia, donde los principales criadores de caballos se dan cita con sus mejores ejemplares.
Finalmente, en Antrim tiene lugar la feria medieval de Randalstown, donde se lleva a cabo una de las exhibiciones equinas más destacadas de Irlanda que se completa con carreras de carruajes, paseos en caballo y juegos de montar.

Bailando en Andalucía
Cada año, la Real Escuela Andaluza del Arre Ecuestre de Jerez de la Frontera realiza uno de los espectáculos ecuestres más importantes del mundo: “Cómo bailan los caballos andaluces”.
El gracioso y vibrante show es la crema de la crema de las exhibiciones de animales preparados para la ocasión: el baile de los hermosos corceles, el brío de sus saltos, la coordinación con el jinete, el acompasamiento musical.
Los caballos impecablemente peinados y con monturas especiales, y los jinetes con el típico traje jerezano y sombrero de ala ancha.
La antigua tradición de hacer bailar a los caballos se oficializó recién en 1973, cuando el torero de a caballo Álvaro Domecq Romero presentó ante el rey Juan Carlos la danza de los equinos despertando el entusiasmo de las instituciones que le cedieron el palacio del Duque de Abrantes como sede de la que habría de ser luego la Real Escuela.
A partir de allí, todos los años se realiza la feria que consta de varios días en los que la atracción principal es, por supuesto, la danza.
Pero también se realizan visitas guiadas al palacio de Abrantes, a las viejas bodegas, al Museo de Carruajes y al Museo del Arte Ecuestre.

Glamour latinoamericano
En América, la colonización española impuso la adoración de los caballos en todo el continente. De Alasita a Tierra del Fuego, el uso de los equinos fue amplio y variado: desde la exposición rural en la Argentina, con su exhibición de los Caballos Criollos, hasta las partidas de Polo, los saltos o las exhibiciones de las razas más características. Entre ellas, se sitúa el caballo de Paso Peruano. Esta raza tiene su origen en los caballos introducidos por los españoles hace más de 500 años. Aquí se acomodó a las pasturas y la geografía de la zona y se convirtió en uno de los mejores caballos de silla del mundo por su andar suave y pausado.
En la actualidad, el Festival del Caballo Peruano de Paso junta a los mejores ejemplares de este animal que originalmente es una mezcla de razas árabes y españolas. Cuatrocientos años de aislamiento convirtieron a estos caballos en una raza que se caracteriza por su paso de costado, único en el mundo.
Durante el festival que se realiza en la localidad de Pachacamac, 30 kilómetros al sur de Lima, se ejecuta la danza del caballo cuya armonía y su movimiento rítmico están desarrollados sobre la base de una danza de la costa peruana denominada “Marinera”.
Hoy, el caballo de paso peruano forma parte de los festivales internacionales más importantes de equitación, donde europeos y norteamericanos se acercan a las tradiciones americanas y al estilo de monta típica del Perú.
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