El gerente reestructurador, médico de corporaciones

El gerente reestructurador, médico de corporaciones

Por CHARLES BATCHELOR
Un papel que resulta clave en muchas recuperaciones corporativas es el del chief restructuring officer (CRO), nombre que se usa en inglés para aludir al encargado de la reestructuración de la empresa. Dubai World, Lehman Brothers y General Motors convocaron a personas ajenas a la compañía para que actuaran como CRO, mientras Nortel Networks designó para el cargo a su director de Finanzas.
CRO es una expresión relativamente nueva, pero desde hace décadas existen los llamados company doctors. Ahora, la creciente complejidad de las finanzas empresariales y una andanada de legislación nueva demandan una definición más formal de este rol, lo que llevó a creación del nuevo cargo.
Christine Elliott, CEO del Institute for Turnaround (IFT), establecido en la época del estallido de las puntocom, en 2000, dijo que la imagen de la persona que se contrataba para solucionar una crisis era más parecida a la de un lobo solitario lanzado por paracaídas, en cambio ahora, “el enfoque apunta más a la colaboración. Antes, la visión era que los otros gerentes desaparecían. Ahora, un CRO busca que la gerencia tenga más poder para poder continuar con el trabajo”.
Tradicionalmente, las compañías recurrían a los accionistas y los bancos para buscar capital, pero en las últimas décadas las fuentes de financiación se han vuelto más diversas. Los hedge funds o fondos de cobertura, y los fondos que aportan capital sin pasar por la bolsa se han convertido en inversores significativos. Además, creció la importancia del mercado de bonos. Los conflictos de interés entre los accionistas de largo plazo y los hedge funds, que buscan ganancias a más corto plazo se agudizaron. Al mismo tiempo, la profundidad de la reciente recesión implica que una variedad mucho más amplia de empresas necesite rescate.
Los duros requisitos que deben enfrentar las compañías estadounidenses que buscan la protección del Capítulo 11 de la ley de quiebras de ese país, sumado a la naturaleza litigiosa del sector empresario de EE.UU., implican que el papel de quien se ocupa del rescate corporativo tiene que estar muy bien definido. El CRO surgió como una persona nombrada a nivel del directorio, anclada en la estructura gerencial de la empresa y con responsabilidades muy claramente prescriptas.
“El CRO se concentra en la reestructuración financiera y permite que el equipo gerencial existente maneje la compañía. Le aporta credibilidad a la firma en lo que respecta al proceso por el que está pasando”, dijo Richard Boys-Stones, del área de recuperación de empresas de PwC, quien agregó que “las habilidades requeridas incluyen antecedentes en manejar proyectos complejos y fuertes capacidades para el contacto interpersonal, que le permitan unir grupos de accionistas con intereses diversos. También debe cohesionar al equipo de gerentes y restaurar la confianza”.
Históricamente, un problema grave que enfrentaba el que gestionaba la crisis y trataba de cambiar el rumbo de una compañía era que podía ser visto como alguien que permitía que una compañía operara siendo insolvente. Este riesgo aún existe, aunque ahora las leyes tienden a poner más énfasis en rescatar las compañías que en disponer inmediatamente de sus activos para pagar a los acreedores.
El riesgo de que un gestor de crisis inexperto enfrente problemas legales o arruine un rescate, preocupa a los especialistas del sector de recuperación de empresas. “Es importante contar con gente calificada. El negocio quedaría afectado por cualquiera que haga mal las cosas”, explicó Boys-Stones.
El Institute for Turnaround, que tiene alrededor de 250 miembros, se esfuerza mucho por mejorar la calidad de los controles en el sector. En la actualidad, sus miembros generalmente son profesionales del área contable o legal, y deben demostrar que participaron de reestructuraciones exitosas.
El objetivo del Instituto es lograr que la persona que se dedica a manejar la recuperación de una empresa tenga una profesión “formal, regulada y legalmente protegida”, y evitar los conflictos de intereses entre los individuos que actúan como especialistas en insolvencia y los que son gestores de recuperación. Ya sea que el instituto logre o no su objetivo, lo cierto es que no hay escasez de demanda para las habilidades de los CRO.
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