18 Nov Vitamina D, en clave femenina y masculina
Por Fabiola Czubaj
En la carrera por encontrar una dosis adecuada de vitamina D como arma contra la esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune que ataca al sistema nervioso central, un equipo de médicos argentinos suma un nuevo desafío: diferenciar esa búsqueda entre hombres y mujeres.
Es que esa vitamina, a la que se le atribuye un papel en la función inmunológica o de defensa del organismo, se comporta de distinta manera en hombres y mujeres. La clave está en los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas, que prolongan el efecto protector de esa vitamina que nuestro cuerpo produce con la exposición a la luz solar.
“Ya habíamos observado en los pacientes con exacerbaciones [de la enfermedad] que los niveles de vitamina D eran más bajos que en las personas sanas y, también, que en pacientes en la etapa de remisión de la esclerosis múltiple. Pero también vimos que en ese mecanismo de exacerbación, la vitamina regulaba distintas variables, como la proliferación de los glóbulos blancos [que atacan por error la mielina, la sustancia que recubre los nervios], la cantidad de citoquinas antiinflamatorias y proinflamatorias, y la actividad de células reguladoras capaces de bloquear la enfermedad”, explicó el doctor Jorge Correale, jefe de la Sección de Neuroinmunología y Enfermedades Desmielinizantes del Fleni.
En el nuevo estudio, publicado en Journal of Immunology , el equipo de Correale fue más allá y comprobó por primera vez en seres humanos que ese mecanismo regulador inmunológico es “más eficiente” en las mujeres que en los hombres. Para eso, se concentraron en cada una de las funciones de la vitamina D una vez dentro de los glóbulos blancos.
“Como no vimos diferencias en la cantidad de vitamina circulante en la sangre de todo el grupo de pacientes estudiados, empezamos a analizar las funciones específicas y entonces sí las observamos”, agregó.
En ellas estaba más controlada la proliferación de glóbulos blancos, era más alto el nivel de sustancias (citoquinas) antiinflamatorias producidas por esas células “defensoras” y estaba más inhibida la producción de citoquinas proinflamatorias, debido a una diferencia en la forma en la que el organismo femenino metaboliza la vitamina D, que cuenta con una enzima capaz de deshacerla cuando cumple su ciclo funcional.
“En las mujeres -explicó Correale-, el nivel de esa enzima es más bajo que en los hombres, por lo que la vitamina se degrada más lentamente y permanece por más tiempo en los glóbulos blancos. Además, descubrimos que la sustancia transportadora de la vitamina, que la ayuda a ingresar en los linfocitos, está aumentada en las mujeres. Esto hace que la vitamina ingrese más rápido y en mayor cantidad a los glóbulos blancos femeninos que a los masculinos.”
El siguiente paso fue confirmar si las hormonas podían explicar ese mayor efecto protector. Para eso, el equipo tomó glóbulos blancos de hombres con esclerosis múltiple y los incubaron con vitamina D, estrógenos y progesterona. “Cuando lo hicimos con estrógenos más vitamina D, pudimos replicar lo que sucede en las mujeres”, dijo el autor. El equipo pudo identificar el receptor hormonal que permite que ese proceso ocurra.
El estudio, que el equipo presentará en la próxima reunión de la Fundación Charcot, en Roma, incluyó a 92 pacientes; 34 en la etapa de exacerbación o brotes de la enfermedad, y 58, en la de remisión.
“Si la vitamina D llega a funcionar en la esclerosis múltiple, podría extenderse a otras enfermedades autoinmunes, como el lupus o la artritis reumatoidea”, expresó Correale.
LA NACION