12 Nov Lula advirtió en la cumbre del G-20 que el “mundo puede quebrar”
El presidente brasileño, Luiz Lula da Silva, dijo en Corea del Sur, donde participa en la cumbre del Grupo de los 20, que la economía mundial puede quebrar si Estados Unidos y Europa apuestan a incrementar sus exportaciones sin reactivar sus mercados internos y propuso que el dólar deje de ser la moneda de referencia global.
Si los países ricos no consumen y “quieren apostar solo a las exportaciones para salir de la crisis, el mundo puede quebrar”, declaró Lula, que llegó hoy a Seúl, donde compartió una cena junto a los otros mandatarios y su sucesora, Dilma Rousseff.
Lula, que participa de su último encuentro del G20 ya que el 31 de diciembre concluirá su mandato, concentró sus cuestionamientos en Estados Unidos y la Unión Europea, aunque también mencionó los efectos perniciosos de la subvalorización del yuan chino.
“Estados Unidos tiene una contradicción entre la necesidad de que su pueblo consuma más para ayudar al mundo al comercio mundial y la visión del gobierno de que el pueblo norteamericano no va a volver a consumir como antes”, mencionó Lula al hablar con periodistas brasileños.
“En Europa también hay contradicciones, muchos países no están consumiendo, no están incentivando el consumo, en consecuencia todo el mundo quiere ganar exportando. Si no se llega a un consenso para cambiar el actual rumbo de la economía global, volveremos a la vieja política del proteccionismo que nunca ayudó a ningún país”, observó el gobernante, quien volvió a alertar sobre la necesidad de desactivar la “guerra cambiaria”.
En las últimas semanas Lula recomendó que Estados Unidos y Europa destinen recursos públicos para estimular el consumo de sus mercados internos, al igual que lo hicieron Brasil y otros países en desarrollo.
“Nosotros hicimos nuestros deberes” y eso se constata en el hecho de que Brasil tiene 6,2 por ciento de desocupación y creó 2,2 millones de puestos de trabajo” en los últimos 12 meses, dijo Lula. “Los países emergentes no soportan asumir la responsabilidad de (garantizar) el consumo y la producción al mismo tiempo” declaró hoy el gobernante en conferencia de prensa en Seúl, informó Agencia Brasil, estatal.
“Estamos en una economía en la que unos dependen de otros y hay que tomar decisiones que tomen en cuenta los reflejos sobre los otros países. El G20 no es para que cada uno se salve, no se trata de que cada uno actúe para sí y Dios para todos, se trata de que todos actúen por todos y Dios por todos” y se tome en cuenta también a los países más pobres que no están representados en ese grupo, consignó Lula.
La creación de una canasta de monedas “puede ser un tema para un acuerdo como fue el de Bretton Woods”, la reunión realizada tras el fin de la segunda guerra mundial en que se establecieron las bases del sistema financiero actual, señaló la futura mandataria de Brasil, Dilma Rousseff.
Arranque. La quinta cumbre del G-20 arrancó hoy en Seúl con una cena de trabajo, a la que seguió una sesión plenaria, donde los líderes de los países ricos y emergentes buscan compromisos eficaces contra los desequilibrios globales.
Por la tarde, el presidente surcoreano y anfitrión de la reunión, Lee Myung-bak, recibió a los jefes de Estado que asisten a la cumbre en una ceremonia de bienvenida en el Museo Nacional de Corea, símbolo cultural del país asiático. También asistieron líderes de organizaciones internacionales, entre ellos el secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, además de la presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff.
Tras los saludos, arrancó una cena en la que los mandatarios abordaron como cuestión prioritaria el espinoso asunto de los tipos de cambio, que suscitó encendidos cruces, y sobre el que todavía no existe un acuerdo.
Estados Unidos acusa a China de mantener el yuan devaluado artificialmente para incrementar su competitividad, pero a la vez es objeto de críticas por el posible efecto sobre el dólar de su reciente plan de estímulo monetario, que incluye una inyección de 600.000 millones de dólares.
Seguramente será la cumbre más tensa de los últimos años por los desacuerdos entre los países sobre la política cambiaria y las desigualdades en el intercambio comercial mundial. Según los analistas, el resultado del encuentro será fundamental para encauzar una economía mundial que, dos años después de la quiebra de Lehman Brothers, continúa afectada por una enorme incertidumbre.