03 Oct Un caballo confidente, consejero y adivino
La relación entre Facundo Quiroga y Estanislao López fue siempre tirante. Tanto que no son pocos los historiadores que acusan al caudillo santafesino de ser el verdadero instigador de la muerte del riojano. Quiroga tenía un motivo fundamental para odiar a López: Lamadrid se había apoderado en La Rioja de su caballo, el famoso “Moro”, al que su dueño le adjudicaba poderes sobrenaturales. Una representación luciferina a la que consultaba y cuyos consejos seguía al pie de la letra. Luego de la batalla de “El Tío’, el tan mentado equino cae en manos de López. Cuando Quiroga se lo reclama, don Estanislao se niega a devolvérselo.
El general Paz, en sus “Memorias”, se ocupa de la importancia que el ‘Moro’ tenía para su dueño. Recuerda una sobremesa de oficiales en la que todos se mofaban del caballo “confidente, consejero y adivino del general Quiroga”. Picado, un antiguo oficial de éste cuenta: “Señores, digan ustedes lo que quieran, rían cuanto se les antoje, pero lo que yo puedo asegurar es que el caballo moro se indispuso terriblemente con su amo el día de la acción de La Tablada, porque no siguió el consejo que le dio de evitar la batalla ese día. Soy testigo ocular de que habiendo querido el general montar- lo el día de la batalla, no permitió que lo enfrenasen por más esfuerzos que se hicieron, siendo yo mismo uno de los que procuraron hacerlo, y todo para manifestar su irritación por el desprecio que el general hizo de sus avisos”.
A pedido de Facundo, Rosas interviene sin éxito ante el caudillo santafesino para resolver el pleito. “Puedo asegurarles, compañeros, que dobles mejores se compran a cuatro pesos donde quiera -responde López- no puede ser el decantado caballo del general Quiroga porque éste es infame en todas sus partes”. Pero no lo devolvió.
Quiroga se enfurece en la carta a Rosas del 12 de enero de 1832: “Estoy seguro de que pasarán muchos siglos de años para que salga en la República otro caballo igual, y también le protesto a usted de buena fe que no soy capaz de recibir en cambio de ese caballo el valor que contiene la República Argentina (…) Me hallo disgustado más allá de lo posible”.
(De “Los hermanos desunidos“, Pacho O´Donnell)
[Sobre Facundo Quiroga, en este blog, otra entrada: Quedó develado el misterio de los restos de Facundo Quiroga]