25 Oct Preocupa una invasión de mosquitos
Por Evangelina Himitian
Las conversaciones en exteriores se volvieron un juego de manos. O, más bien, de cachetadas autoinfligidas de los dialogantes. ¿La razón? Está clara: la invasión de mosquitos que ya comienza a sentirse en el área metropolitana, y con ella, el temor al dengue.
Sobre todo, porque las noticias que llegan desde países limítrofes disparan una alerta por la epidemia que padecen por estas horas Brasil, especialmente, y Bolivia. Esa situación impulsó a las autoridades locales a tomar mayores precauciones aquí, dado que se informó en las naciones vecinas de la aparición mayoritaria de casos de dengue tipo 4, una variante que no se dio en nuestro país.
No obstante, en la última temporada de verano se notificaron aquí 1185 casos, una cifra muy inferior a los más de 26.000 reportados durante el brote de 2009.
Los especialistas explican que la presencia de mosquitos se debe a las lluvias que se registraron en los últimos 15 días, sobre todo a causa de las temperaturas altas, sostenidas por varios días consecutivos.
La invasión de mosquitos por ahora se está sintiendo más en el conurbano y en los espacios verdes y sus zonas aledañas de la Capital.Las autoridades informaron que por estas horas, si bien no se está fumigando, se realizan tareas para combatir las larvas y evitar que la invasión sea mayor.
De todas formas, para tranquilidad de los habitantes picados, no se trata del Aedes aegypti , el mosquito transmisor del virus del dengue.
“Esto quiere decir que si llegan a Buenos Aires personas infectadas con el virus del dengue, no va a haber casos autóctonos, porque al no haber mosquitos vectores adultos, no hay transmisión de la enfermedad”, dijo a LA NACION Nicolás Schweigmann, profesor del Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y director del Grupo de Estudio de Mosquitos de la UBA.
De todas formas, no es cuestión de dejarse estar, ya que, según los especialistas, a fines de este mes comienza a haber ejemplares de Aedes aegypti y, en enero, se entra en temporada alta.
“No pasa por los productos químicos. No es cuestión de combatir, sino de prevenir”, apunta Schweigmann.
El mosquito que tiene a maltraer a los porteños es, en cambio, el Ochlerotatus albifasciatus, esto es, un mosquito silvestre que vive en los parques. Esta variedad pone huevos en el agua, que quedan allí cuando se secan los charcos y se activa cuando vuelven a formarse tras las lluvias.
“Este mosquito no tiene problemas con la temperatura, se reproduce entre los 3 y los 4 grados. Si hace calor, se acelera el ritmo evolutivo de la especie. Y si hace frío, resiste y se traslada a las casas”, apuntó Oscar Lencinas, director médico del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, afectado por el Ministerio de Salud porteño al operativo de combate del dengue.
“La gente nota más la presencia del mosquito por dos razones: porque sale más a parques y jardines y porque usa ropa más liviana, sin cubrirse los brazos”, apunta Schweigmann.
La otra variedad de mosquitos que se dedican a picar sin reparos a porteños y bonaerenses es Culex pipiens , de hábitos domiciliarios, pero que se reproduce en piletas de natación que no mantienen limpia el agua. En general, al subir la temperatura se acelera el ciclo de desarrollo de esta variedad, que, si bien no transmite el dengue, actúa como vector de la encefalitis de Saint Louis, que en 2005 afectó a unas 40 personas en Córdoba.
Prevención
Como prevención el gobierno de la ciudad explicó que aún no se está fumigando, sino que se está colocando una bacteria que ataca las larvas y que previene que eclosionen.
“Todavía no es época de fumigación”, apuntó Lencinas.
La preocupación por la aparición de mosquitos no es menor, sobre todo si se recuerda que durante los últimos dos años el dengue obligó a reforzar los cuidados.
Según dicen los especialistas, la temporada alta se espera para enero próximo; sin embargo, es clave que desde los primeros calores primaverales la gente adopte medidas en sus casas para evitar la reproducción del mosquito vector, tales como no dejar baldes y cacharros en los que se junte agua, mantener limpias las piletas de natación y no dejar neumáticos abandonados en el exterior donde puedan acumularse líquidos, entre otras.
En tanto, en las provincias del norte argentino, las más castigadas por el dengue, ya comenzaron programas de recolección de chatarra en viviendas particulares.
LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1312466