18 Oct Lingote de oro aniquila rivales
El Corto Méndez parecía un turista a bordo de Lingote de Oro, con tiempo suficiente para mirar el paisaje. En la montura de ese caballo con cuerpo de mole, Méndez queda bien chiquito. Casi un alfeñique. Al piloto se lo conoce como un duro. Fuerte de brazos para empujar y rápido de fusta. Ayer, tuvo un viaje de relax a lo largo de toda la recta de Palermo.
Se habían distanciado caballo y piloto. Se separaron la tarde del Gran Premio San Martín, cuando Méndez se subió en Shangai Express y fue reemplazado por Falero. Entonces, los dos perdieron.
Ahora hubo reencuentro y triunfo en el clásico Comparación (G2-2500 m), la misma prueba que juntos habían ganado en 2009.
Calidoscopio, recién llegado de Chile, lo escoltó desde cuatro cuerpos. Al resto les ganó por paliza. En el disco le sacó trece a Futbolista, veinticuatro a Basko Caribeño y uno más a Lex Quequenero. Sexto, al rato, llegó Eternal Fire, el puntero que intentó dormir la carrera desde el principio con tal de llegar al final lo más desahogado posible.
Méndez sacó a Lingote de Oro de las patas de sus rivales y en el opuesto lo galopó por media cancha. Venía de cabeza torcida. Por los 1300 metros, se cansó de tenerlo y el caballo se fue para adelante. En el palo de los 800 metros, ya se podían levantar apuestas por cuantos cuerpos ganaría.
Según el reloj de Palermo, Lingote de Oro remató los últimos 400 metros en 24 segundos; muy buen final sin que su piloto le pidiera nada de nada.
¿Correrá por segundo año el Pellegrini? ¿Su cuidador pensará en el Dardo Rocha de la Plata, con 500.000 pesos de recompensa? ¿Continuará aniquilando rivales en la pista de Palermo? En la semana, Ernesto Romero tomará decisiones.
Lo de Calidoscopio fue una derrota con honor. Ganó el segundo puesto a mitad de la recta e intentó achicar ventajas frente a un adversario muy superior.
Calidoscopio debe ser el caballo argentino que más rápido volvió a competir aquí luego de pasar por un Latinoamericano en el exterior. Y eso habla bien de su rápida recuperación.
Del resto, poco y nada para contar.
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