Etiquetado frontal: cómo elegir entre los alimentos con sellos negros

Etiquetado frontal: cómo elegir entre los alimentos con sellos negros

Pobre en variedad y calidad. Y, encima, afectada seriamente por la suba de los alimentos. Así es la dieta de los argentinos, que se traduce en que más de la mitad de la población esté excedida de peso. Y eso a su vez se traduce en más casos de diabetes, hipertensión y cáncer. Contra esas enfermedades no transmisibles busca pelear el etiquetado frontal de alimentos, que arranca este sábado. ¿Cómo elegir frente a los sellos negros en la góndola?

En Argentina, sólo uno de cada 10 hogares tiene una dieta de alta calidad. Aunque esta situación se agrava en los hogares más pobres, va más allá del nivel de ingreso: en todos los quintiles se come mal, de acuerdo a un estudio que el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) difundió en abril.

Ahora, en vistas del arranque del frontal etiquetado –que será progresivo porque muchas de las empresas alimenticias pidieron prórroga –, el CEPEA volvió a compartir los datos en el marco del lanzamiento del programa de educación alimentaria Comer mejor , junto con la y lanzaron

Los estudios de CEPEA, en base a la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares, muestran que nuestra dieta da un balance negativo. El 80% del consumo energético proviene de sólo 20 productos, y en el top 10 se encuentran la papa, el pan blanco y el pollo.

Es muy significativo, señalan los especialistas, que casi el 40% del puntaje positivo proviene de alimentos con buena densidad de nutrientes, pero muchas calorías, como las harinas, panificados, papas, carnes grasas o quesos.

Y otros datos relevantes surgen al ver cuáles son los alimentos que le aportan mayor puntaje negativo a la dieta. Casi la mitad proviene de tres alimentos: azúcar (21%), galletitas dulces (17%) y gaseosas (11%). Y el cuarto alimento es el arroz (11%), que tiene como atributos negativos el alto contenido de almidón y el casi nulo aporte de fibra.

Sellos negros en la góndola
Después de un largo debate, en octubre el Congreso votó la Ley de Etiquetado Frontal, que establece un sistema de sellos negros en el frente de los envoltorios de alimentos ultraprocesados.

El Ejecutivo la reglamentó en marzo y estableció su entrada en vigencia el 20 de agosto. No obstante, la ley permite que las empresas soliciten prórrogas de 180 días para implementar el etiquetado en sus envases. Esta prórroga debe ser autorizada por el Ministerio de Salud, por eso los octógonos negros llegarán gradualmente a las góndolas.

Ahora bien, ¿el solo sello es garantía de que se va a comer mejor?

“Argentina tiene una gran vacancia en educación alimentaria y nutricional. Estamos a pocos días de empezar y parece que no está previsto ningún programa oficial para trabajar con la gente en cómo entender el etiquetado”, señala Sergio Britos, director del CEPEA.

Esta ONG, junto con la carrera de Nutrición de la Universidad Católica Argentina y la Red Argentina de Bancos de Alimentos, lanzaron este miércoles el programa Comer mejor, que busca justamente la educación alimentaria en todos los sectores sociales y que se apoya en la llegada de Internet y las redes sociales para enseñar a los argentinos a comer mejor.

A través de sus cuentas de Facebook Somos comer mejor, de Instagram @somoscomermejor y la web www.comermejor.com.ar (que estará online en las próximas horas), un equipo de más de 20 profesionales y referentes de distintas entidades trabajó en materiales informativos que van desde cómo armar un plato saludable, tips para incorporar más alimentos ricos en nutrientes positivos y recetas de cocina preparadas por el chef Diego Gaona.

Y una de las secciones de la web está dedicada justamente al etiquetado frontal y a cómo leer las etiquetas.

Siguiendo los perfiles nutricionales de la Organización Panamericana de la Salud, el octógono negro indicará qué nutriente crítico en exceso contiene ese alimento: sodio, azúcares o grasas. También mostrará si tiene un exceso de calorías. Y las empresas no podrán resaltar en la etiqueta nutrientes positivos, como el calcio o las vitaminas.

“La estrategia es darle de manera rápida y explícita al consumidor una advertencia de los nutrientes que debemos limitar”, señala Mariana Albornoz, coordinadora de Proyectos de CEPEA, sobre ese primer alerta que hará el sello negro en la góndola.

Pero, por ejemplo, frente a dos paquetes de galletitas dulces que tienen todos los sellos, ¿cuál debería comprar?

“Además del etiquetado frontal existe el rotulado nutricional que está en la cara posterior, y allí la información nutricional es completa. Al momento de comprar un alimento, si tienen la misma cantidad de sellos, da vuelta en envase y fijate qué otros nutrientes tiene el alimento”, aconseja.

El consumidor, entonces, debe estar entrenado en leer esa letra chica que ya venía en los envases de los alimentos procesados. Sobre este punto habrá información en Comer mejor, pero los expertos del equipo dan algunos consejos prácticos para comprar.

“Hay que fijarse en el porcentaje del valor diario recomendado, expresado como %VD”, arranca Romina Pereiro, licenciada en Nutrición y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición.

Ese porcentaje de valor diario no debe verse en forma aislada en cada alimento, sino en relación a todos los consumos diarios. Una porción de papas fritas de paquete, por ejemplo, contiene el 15% de las grasas recomendadas en un día.

Ante dos alimentos iguales en cantidad de sellos, además de ver cuál tiene menos sodio, grasas o azúcares, Britos sugiere evaluar cuál tiene más nutrientes positivos como las proteínas o las fibras. “Si entraste al supermercado decidido a comprar galletitas dulces, fijate por lo menos cuál tiene más fibra”, dice.

Más lácteos y legumbres

Respecto de los yogures, un alimento que pese a ser considerado de gran valor nutricional llevará sellos, recomienda fijarse en el que tiene menos aporte de sodio a la hora de elegir cuál comprar.

Sobre los yogures particularmente, Britos apunta que su consumo es bajo y que es un alimento a incorporar ya que se está replanteando la importancia de los fermentados dentro de la dieta y que el yogur es el fermentado más habitual en nuestro patrón alimentario.

“La recomendación de nuestras guías alimentarias es consumir tres porciones diarias de lácteos. Si bien no es un mandato taxativo, tiene que ser un de leche (200 cc), una de yogur (200 cc) y una de queso (30 grs.). Pero consumimos 100 cc de leche por día por adulto, entre 25 y 27 gramos de yogur y unos 32 o 33 gramos de queso”, señala Britos.

Y agrega: “No deberíamos reemplazar el yogur o la leche que no consumimos por queso, porque tiene una cantidad de grasas o sodio más importante”.

De los alimentos que consumimos de más, los nutricionistas remarcan el exceso de alimentos feculentos (pan, harinas, arroz, papa) y de carnes rojas.

No obstante, si hablamos de brechas entre lo que comemos y lo que deberíamos comer, las verduras, las frutas, las legumbres y los cereales integrales registran la más amplia en el sentido negativo: son más que escasos en nuestra alimentación.

Para modificarlo, Comer mejor plantea producir cambios sostenibles en el tiempo. “No se nos escapa el momento difícil y la crisis económica, por lo que representa un doble desafío por el costo de los alimentos”, reconoce Patricio Kenny, director de la carrera de Nutrición de la UCA.

El monitoreo del CEPEA de las canastas de consumo muestra que desde 2018 los precios de los alimentos crecen más que la inflación y que cuando se descomponen esos indicadores, los alimentos de mejor calidad nutricional crecen por encima del índice general de los alimentos.

Además, Natascha Hinsch, directora de Proyectos de la Red Argentina de Bancos de Alimentos, aporta otro dato relevante: “El 45% de la producción de frutas y verduras se desperdicia en el camino”.

Todos los especialistas coinciden en la necesidad de políticas públicas que se sostengan en el tiempo, más allá de los gobiernos, y que apuntalen el problema de la inseguridad alimentaria y la baja calidad nutricional desde aspectos fiscales, productivos, sociales y educativos. “Nosotros como tres ONG’s queremos aportar un granito de arena”, concluyen.