Nobel para un economista que estudió cómo medir la pobreza

Nobel para un economista que estudió cómo medir la pobreza

Por Martín Bidegaray
El británico Angus Deaton fue consagrado ayer como el ganador del premio Nobel de Economía. El economista –nacido en Escocia– es conocido por su trabajo en teoría del consumo, bienestar social e inequidad social. El Nobel lo distinguió por “su análisis de la pobreza”.
El creciente interés del mundo académico y los medios sobre los estudios de inequidad social encuentran a este egresado de Cambridge, que ahora es profesor de Princeton, en Nueva Jersey, EE.UU. como uno de sus pioneros. El platense Leonardo Gasparini fue su alumno en Desarrollo, en el Doctorado en Economía en la Universidad de Princeton en 1995. Además, Deaton fue supervisor de Gasparini en su tesis sobre economía de la distribución.
“Me parece que el premio a Deaton llega en un momento justo en Argentina, donde las mediciones de pobreza, y en general cualquier medición del desarrollo, son ninguneadas. Esto nos recuerda que medir un problema social tan importante, como el de la pobreza, lejos de ser un ejercicio trivial o inútil, es un paso central para resolverlo”, dice Gasparini, director del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS) que funciona en la Universidad Nacional de La Plata.
“En su primera conferencia después de ser galardonado, Eaton agradeció a los profesionales de los institutos de estadísticas oficiales, sus colaboradores naturales”, destaca Eduardo Levy Yeyati.
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Aunque no tuvo el éxito en ventas que alcanzó “El capital en el siglo 21” (de Thomas Picketty), Deaton publicó en 2013 “The Great Escape: Health, Wealth, and the Origins of Inequality” (El gran escape: salud, riqueza y los orígenes de la inequidad), un texto que generó múltiples elogios de sus colegas.
“La obra de Deaton va más allá de la economía y abarca áreas tan diversas como la salud, el bienestar subjetivo, las encuestas de hogares, las comparaciones internacionales de precios y los orígenes de la desigualdad entre las naciones”, lo explica Gasparini.
-¿Qué aprendiste de él?, le preguntó Clarín a su alumno argentino.
-Una de las cosas es que pese a ser un académico con tanto prestigio, jamás desatendía las pequeñas cosas cotidianas que hacen avanzar el conocimiento: leer y comentar los trabajos de sus alumnos, asistir a los seminarios, “embarrarse” y analizar los datos, y dedicar tiempo y esfuerzo a temas que en principio no parecen sofisticados o de moda para la academia.
Según Gasparini, Deaton es un “excelente profesor, claro en las explicaciones y gran motivador. Me costaba algo entender su acento escocés”, lo recuerda.
“Tenía la no tan extendida habilidad entre los economistas académicos de saber combinar la rigurosidad analítica con las intuiciones sencillas. Esa habilidad se manifiesta en sus libros, en los que combina la teoría dura con las ilustraciones prácticas”, agrega.
En la tesis de Gasparini que Eaton supervisó, trabajaron un artículo sobre desigualdad de oportunidades educativas. La idea es tratar de ir más allá de la desigualdad de ingresos, que es la que habitualmente se mide, y estimar cuánto de las disparidades en una sociedad son producto de oportunidades diferentes”, agrega el platense.
Su trabajo es referencia para “estudiar el impacto de las políticas de ingresos (como subsidios o exenciones a alimentos) en el bienestar”, según Levy Yeyati.
CLARIN

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