“Me gusta no seguir un parámetro”

“Me gusta no seguir un parámetro”

Por Diego Gez
Cada dos años. Exactamente ese es el período que parece dominar la línea temporal de un músico que siente el deber de publicar nuevas canciones cuando el calendario marca 24 meses, o al menos esa es la constante que mantiene para la salida de sus últimos álbumes.
Esa autoimpuesta pero agradable obligación para Mariano Castro –siempre más conocido por el pseudónimo de Dread Mar I que por su nombre de terrenal–, en 2014 lleva el nombre de En el sendero, un proyecto hecho disco que comenzó tímidamente el año pasado y que en estos días representa el sexto álbum de su carrera. En las 17 nuevas composiciones de Castro emergen temáticas donde su visión del mundo convive con amores correspondidos (y de los otros) junto a su siempre presente devoción espiritual, tópicos irrenunciables de su construcción artística.
Pero antes de eso, desde la artesanía utilizada en los demos iniciáticos hasta la grabación de “Nada” –el hit grabado y producido por Dean Fraser en los míticos estudios jamaiquinos Tuff Gong–, lo que flota en el ambiente es la previa a todo lo que hoy es una realidad pero que en su momento no lo fue tanto. “Venía de estar tocando el disco anterior (Transparente, 2012) durante 24 meses. Pero llegó un momento en que ya había hecho unos 120 shows y quería mostrar algo nuevo”, dice Mariano a Tiempo Argentino aclarando algo de su vorágine como uno de los artistas locales que más shows ofrece anualmente. Continúa: “En noviembre del año pasado hicimos un Luna Park donde no presentábamos nada nuevo, sin embargo se agotaron las entradas, y ese fue el momento en que se tocaron dos o tres canciones nuevas. Ahí nos dimos cuenta con los chicos de la banda que nos habíamos olvidado cómo hacer cosas nuevas. Este disco se fue armando de a poco con la ayuda de Matías Zapata, el tecladista de la banda. El método comenzaba así: yo tocaba la batería con MIDI o entre los dos íbamos resolviendo los instrumentos. Así armamos las maquetas de unos 20 temas de los que quedaron 17.”
–La dualidad del disco es que podés encontrar temáticas reflexivas y también esperanzadoras. ¿A priori, te planteabas la construcción de esos aspectos?
–Las canciones fueron saliendo una por una y no encontré un concepto terminado hasta que las tuve a todas. Una vez que las puse en orden le fui encontrando eso que me decís, pero no antes. Lo que me gusta es que en estos momentos estoy escuchando mucho rock indie y encuentro un poco eso, que me fui al pasado con los sintetizadores porque algunos son muy ochentosos, coros que no son tan de reggae. Esas son las cosas que me gustan, poder hacer lo que me da la gana y no seguir un parámetro. Inclusive si escucho otros discos de reggae de afuera le encuentro similitudes con este nuevo disco.
–Un efecto contemporáneo, un aire de época…
–Claro. Por ejemplo en “Nada” se nota una vigencia. A ese tema se lo di para producir a Dean Fraser, a él le gustó y los músicos jamaiquinos lo grabaron rapidísimo. Una vez que lo tuvimos recién lo incluimos junto al resto de los temas del disco y no desentonó para nada junto a lo que habíamos hecho nosotros.
–Como título, En el sendero puede tener muchas interpretaciones. ¿Cuál sería la correcta?
–Después de todo lo que pasó en mi carrera y de todas las cosas que viví, hoy me siento encaminado. Por más que aunque a veces cueste mucho, no hay nada que me pueda sacar de ahí. Entonces me siento en el sendero, siento que voy guiado. Estoy cómodo, tranquilo con la forma de pensar que tengo y con la vida, sobre todo cómo la llevo. La música es parte de mi vida, no me puedo separar de ella, no tengo opción. Siento que voy por un sendero que está ahí, que se puede encontrar.
–Apenas comienza el disco con “De qué me vas a hablar”, parece haber una carga muy fuerte desde lo discursivo. ¿Necesitabas compartir cierta mirada social?
–No está dirigido hacia alguien, pero es la bronca que me da que no reaccionen los que tienen el poder de hacerlo. Hablo de los líderes del mundo, no de los líderes de acá, porque estamos en una época donde lo único que importa es el ombligo de cada uno y no nos fijamos en el otro; el otro no tiene valor. La verdad es que lo que me pasa con las canciones sociales de este disco vienen por esa situación. Lo que más bronca me da es que estamos preocupados por nuestra economía o cómo vamos a comprarnos el mejor auto y no nos estamos preocupando por lo social para estar todos más tranquilos. Ponele que tengamos menos, está bien, pero si estamos tranquilos la vida es más llevadera. Es una época muy fuerte y antes no era tan así, porque cuando yo era chico estábamos en la calle y compartíamos el lugar donde vivíamos. Si mi vieja no me encontraba, el vecino me había visto, pero todos me conocían. Yo no digo que tengamos que volver al pasado, pero esas cuestiones que se pierden hoy nos damos cuenta el valor que tenían.
–En ese sentido el disco expone con claridad tu visión del mundo.
–Y es imposible que eso no vaya a las letras porque lo vivo en carne al viajar por todo el mundo. Llegué a ir hasta Bután, un país que queda frente a Nepal y el otro frente es el Tíbet. Y si vas a Nepal te das cuenta de que hay hambre como en la India pero no hay inseguridad. No hay luces en la calle para salir a caminar, están las luces en los locales, nadie te toca nada ni nadie te molesta. Y si vos necesitás algo te ayudan, entonces te das cuenta de que no tiene nada que ver no tener con no respetar, con no querer al otro. Y esa es la situación que más me duele. A mí me pasa todos los días que voy en un auto que me pude comprar, es el mejor auto que pude comprar con la plata que gané cantando. Cuando freno en un semáforo y vienen los pibes que te quieren limpiar el vidrio, yo no subo el vidrio, lo bajo. ¿Sabés que no les doy nunca plata? Pero me pongo a hablar con ellos y terminamos ambos con una sonrisa. Si los excluís se van a sentir como se sienten, y nadie se pone en el lugar de ellos. Necesitamos un cambio de concepto porque no toda la gente que vive en una villa son malandras que van a robar, y debe ser un 10% el que va a robar, o menos. Después es gente que se las rebusca para vivir la vida, man. ¿Es meterlos a todos en la misma bolsa y entonces somos todos iguales, todos valen lo mismo? Viajar a esos lugares que te mencionaba no me cambió la vida, pero me enseñó algo muy importante: que la gente es gente y todos tenemos errores, pero no podés estar excluyendo al otro porque es diferente o está vestido distinto. Y todo sigue con la naturaleza porque entiendo que te pueda gustar estar bajo la ducha 40 horas, pero por todas esas horas en el futuro tu nieto no va a tener agua. ¿Si en definitiva lo que buscás es bañarte, por qué no lo hacés rápido? El humano está acostumbrado a meter la mano y después fijarse lo que destruye. Tenemos que tener un cambio de concepto y no veo a nadie haciéndolo, por eso lo canto.
TIEMPO ARGENTINO

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