Mai Jia: “A veces experimento miedo o fobia al éxito”

Mai Jia: “A veces experimento miedo o fobia al éxito”

Por Eduardo D´Argenio

Las cifras hablan por sí solas: más de cinco millones de ejemplares vendidos en su país, 16 millones de seguidores en las redes sociales y más de 100 millones de lecturas onlineconvierten al escritor chino Mai Jia en un fenómeno editorial que, claro, avalado por tales números, está dispuesto a conquistar las librerías de Occidente. “Lo que me motivó a escribir fue la triste infancia que viví, caracterizada por la soledad y la sensación de abandono”, dice, casi a manera de carta de presentación, este novelista nacido hace 50 años en un pequeño pueblo de montaña próximo a la costa meridional del gigantesco país asiático. Invitado por el Instituto Confucio, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, el autor de El don (Destino/Planeta) brindó una charla para hablar de esta novela que lo catapultó a un lugar de estrella literaria en su país. En una charla exclusiva con LA NACION, Mai Jia destaca que la inspiración para escribir este libro fue su paso por el ejército chino, donde permaneció durante 17 años prestando servicios como espía, especializándose en decodificación de mensajes y criptografía. Jiang Benhu (tal su nombre real) regresó a su vida civil en 1997.

-¿Hay un paralelismo entre el sentimiento de soledad y abandono en su infancia y el aislamiento en el ejército?

-Definitivamente tiene mucho que ver, porque siempre en mis personajes aparece la soledad en su alma. También suelo ambientar mis novelas en un espacio cerrado y hermético, por lo que es evidente que tiene una relación directa con lo que sufrí de chico. Me ha marcado tanto que lo reflejo en mi obra.

-¿Cómo es el vínculo de la política con la literatura en general y en China en particular?

-En Occidente mucha gente suele identificar la literatura china con la declamación política. Yo creo que la literatura es superior y mayor que la política. Por supuesto que siempre hay obras más comprometidas políticamente, pero eso no representa la totalidad de las creaciones. Pero por mi falta de pasión política, simplemente no escribo novelas con esa temática. Prefiero explorar personajes y su mundo exterior. -¿Cómo se lleva con el éxito? -El éxito es una navaja de doble filo. Cuando era joven soñaba con triunfar. Ahora que tengo cierta fama en China, muchas veces me cansa. Mi tiempo se convierte en producto de consumo público, y no tengo suficiente tranquilidad como para sentarme a escribir. Por eso no es casual que muchas veces experimente un poco de miedo o fobia a esa sensación de éxito. Después de El don, de 2002 (que ahora se publica en 20 países, de este lado del mapa), este fanático de Borges publicó una serie de novelas en rápida sucesión: En la oscuridad, El mensaje, la trilogía Susurros en el viento y Knife Point. Todas best sellers.

-¿Perduran los prejuicios sobre un escritor exitoso?

-Como mis novelas se venden mucho, a veces están consideradas como simples best sellers, y como al mismo tiempo varias fueron llevadas al cine y a la televisión, muchos críticos banalizan un poco mi obra, no la consideran literatura seria y la califican como pasatista y popular. Mi objetivo es siempre escribir literatura seria; aunque tenga una coraza exterior con elementos atractivos de unthriller, sigue siendo seria. Cuando escucharon los comentarios elogiosos que hacían en Occidente de mis libros, los críticos de mi país replantearon sus posturas. Quizás en la literatura china falta cierta madurez, porque no se sabe bien cómo distinguir el límite entre novela de género y novela clásica.

-¿Cómo es su relación con el cine y la televisión, las nuevas tecnologías e Internet?

-Hoy la literatura ocupa un lugar marginal. Un fenómeno algo lamentable, pero, bueno, es nuestra época y no podemos ir contra la corriente ni pretender cambiar los hábitos de la gente. Por eso, si la literatura quiere recuperar su lugar, sólo tiene que aprovechar su gran ventaja, que consiste en contar una buena historia. Si sos capaz de hacer eso, luego el cine y la televisión te buscan, porque te necesitan.

-¿Cuánto hay de ficción y cuánto de autobiográfico en El don?

-Respecto de detalles y de la historia, es ficción en su totalidad. Salvo el costado psicológico, mental, el carácter del protagonista, que se parece mucho a mí. Por lo tanto, si la novela genera un efecto de verosimilitud para el lector, entonces me alegro, porque significa que he logrado mi objetivo.

-Alguna vez dijo que “en China hay muchas cosas que nadie se atreve a decir”.¿Hasta dónde se pueden saltear barreras con inteligencia o talento?

-Creo que muchas veces los obstáculos pueden agudizar la inteligencia del escritor. De todas maneras, no hay país en el que no haya temas tabú o algún grado de censura. Y cómo hacer frente a tales obstáculos es precisamente el desafío para el escritor. Normalmente, en Occidente ponen su mirada en personajes disidentes, buscando historias de prohibiciones. Da la impresión de que los escritores chinos están atados y no pueden decir nada. Sin embargo, el espacio es mucho más libre de lo que se piensa.

FUENTE: LA NACIÓN